Políticas

14/6/2001|710

Para salvar a Aerolíneas hay que echar a De la Rúa-Cavallo

El gobierno ya ha puesto en ejecución el desguace de Aerolíneas. El cabotaje quedará monopolizado por Eurnekián, quien ya controla los aeropuertos y la empresa Southern y ahora está tramitando la compra de la quebrada Lapa. El mismo grupo se quedará con la mayor parte de las rutas internacionales de Aerolíneas, pero para ello deberá asociarse a algún pulpo norteamericano, que puede ser Delta Airlines. Con esto se habrá dado un paso en la dirección de los “cielos abiertos” que reclaman el gobierno de Estados Unidos y Cavallo. El cavallista Bastos acaba de viajar a Madrid para discutir el traspaso de las rutas con la Sepi y Aznar.


¿Cómo, entonces, podemos evitar la liquidación de AA y el despido de casi 8.000 trabajadores si no es mediante una gran movilización nacional que ponga fin al gobierno que “preside” De la Rúa y maneja Cavallo?


Cavallo va por un segundo vaciamiento de la empresa, esta vez a favor de su nuevo socio. El asesor “top” de Eurnekian es Guillermo Francos, operador “top” de Acción por la República de Cavallo.


El desmantelamiento de AA en beneficio de Eurnekian y un asociado yanqui acaba de ser refrendado en la reunión que tuvieron Bush y Aznar en Madrid. Que un yanqui y un “gallego” hayan decidido “respaldar al gobierno argentino” (Clarín) es harto significativo. Es que los bancos españoles y norteamericanos se han quedado con el 90% del reciente “megacurro”. Como acaba de advertir el diario ABC, luego de plantear que “Aerolíneas Argentinas merece la quiebra”, “la situación de la Argentina no es la más propicia para amenazar. Más bien debe acreditar buen sentido y generar el crédito internacional que no le sobra” (La Nación, 8/6).


La quiebra de Aerolíneas le permitirá dejar impaga la deuda de 500 millones de dólares que tiene con el Estado argentino. El resto de su pasivo, con Repsol y los bancos españoles, es un cruce de cuentas que será arreglado por el gobierno español.


Cavallo no pudo haber sido más claro: ” Por qué” dijo, “deberíamos preocuparnos por ellos (los trabajadores de AA), si nadie dijo nada por los 140.000 obreros de la construcción que perdieron su empleo” (Clarín, 10/6). El secretario Bastos fue claro también cuando hace más de un mes planteó como única salida la quiebra de AA.


Hace menos de un mes, Ariel Basteiro, de la APA, planteaba que “un paro hoy no le sirve a nadie…(que) sería extenderle un certificado de defunción a Aerolíneas” (Clarín, 23/5). Pero ahora que las compañías de Eurnekian y las internacionales se van quedando con los pasajeros de AA y se está armando el nuevo negociado, es necesario parar toda la aeronavegación, interna e internacional, hasta que AA sea reestatizada, sus cuentas examinadas y sus deudas cobradas en los bancos y pulpos españoles que la controlan. Es absurdo seguir intimando a AA a reanudar sus servicios.


La concentración aérea es un fenómeno internacional, que expresa la saturación del mercado capitalista, o sea la crisis mundial. La australiana Quantas quiere comprar a Air New Zeland; las compañías de la India, Bangladesh, Malasia, Pakistán, China y Tailanda están buscando compradores (Financial Times, 8/6). Varig ha hecho con la uruguaya Pluna lo mismo que España con Aerolíneas (Brecha, 8/6). No es Cavallo, precisamente, quien va a resistir esta tendencia monopólica y defender una política nacional. No hay que engrupirse; a la realidad hay que mirarla tal cual es. La única salida es la huelga general y ponerle fin al gobierno de De la Rúa-Cavallo.


La “onda” nacionalista largada por la UIA, el “compre en la city” de Ibarra, los editoriales de La Nación, las homilías de los obispos, y los malabarismos de Kirchner, Felipe Solá e tanti altri; no alcanzan para salvar a Aerolíneas, porque se trata de un nacionalismo privatista y cavallista que busca reemplazar a los “gallegos” por el patriota Eurnekian, claro que como testaferro de los yanquis. Estos nacionalistas truchos vendrán luego a protestar por lo caro del servicio aéreo. La salida es la huelga general.


Fuera De la Rúa-Cavallo, por una Asamblea Constituyente soberana.