Políticas
24/4/2020
Partido de La Costa: represión y hambre
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En el Partido de La Costa se instaló desde el inicio de la cuarentena un duro sistema de control social hacia sus habitantes.
Horario comercial de 9 a 15hs, prohibición de circular fuera de la localidad sin autorización, obligación de comprar en los negocios más cercanos y las concernientes amenazas de detenciones e incautamiento de vehículos particulares , declaraciones de funcionarios municipales que anuncian la dureza e inflexibilidad de tales medidas, como si el clima represivo ayudara a derrotar los efectos del Covid-19.
La consigna “te cuido” en realidad se debe leer “te controlo”, en un distrito caracterizado por la enorme desocupación ya que la mayoría de los puestos de trabajo son temporales, ligados al turismo, y las changas están paralizadas.
La información de la situación en los hospitales se mantiene bajo siete llaves y la única voz autorizada que se trasmite es la de la intendencia, que tiene la suma del poder público.
Los conflictos se filtran igual. Los docentes han documentado la falta de entrega de alimentos en las escuelas, al punto que el Suteba (Celeste) salió a denunciar al intendente Cristian Cardozo (de su propio palo), por no garantizar los bolsones alimenticios; se han instalado gran cantidad de ollas en los barrios por iniciativa de los vecinos; el Sindicato de Camioneros (maneja la recolección de basura en varios distritos) está repartiendo bolsones que resultan insuficientes.
La convulsión social se está acumulando ya que el despliegue represivo que es lo único que la intendencia garantiza, choca con la necesidad de buscar agua potable en las canillas instaladas en el distrito o de garrafas a bajo precio que obliga a desplazarse entre localidades.
La Costa está blindada hacia el exterior y blindada en cada localidad. Esto genera una gran brutalidad: en los bolsones llegan alimentos (escasos) pero no se pueden cocinar por falta de agua y de garrafas. Las identificaciones de vecinos y los impedimentos para realizar las compras de cercanía son constantes.
No permiten tampoco ir a las farmacias que hacen descuentos por obras sociales que están en localidades diferentes al domicilio.
La cuarentena represiva y el toque de queda son el verdadero riesgo
El duro invierno costero está a la vuelta de la esquina. ¿Cuántas camas hay disponibles? ¿Cuántas de Terapia intensiva? ¿Cuántos médicos terapistas? ¿Cuántos infectólogos? ¿Cuántos neumonológos? ¿Cuántos respiradores? ¿Cuántos testeos se han hecho y cuántos tests se tienen para usar con la población? ¿Cómo van a garantizar la provisión de gas o leña a familias desocupadas que no tienen sueldos continuados luego de haber sido explotados todo el verano y que como tienen una parte blanqueada (con total complicidad de la intendencia sea antes De Jesús y ahora Cardozo) no tienen acceso a los miserables 10.000 pesos de la IFE o a alguno de los planes sociales en danza?
Nada de esto resuelve el gobierno municipal, ni el provincial, ni el nacional.
Basta de toque de queda y represión
Las medidas represivas desplegadas en La Costa solo están para impedir la organización de los trabajadores y vecinos y para tapar la desinversión en el sistema de salud, en los adultos mayores y en la población vulnerable.
Se plantea la constitución de comités populares que elaboren las necesidades de la población ante la pandemia, tanto alimenticias, como de elementos sanitarios y de higiene. El gobierno tiene que garantizar el abastecimiento de todas las necesidades populares que son la verdadera defensa contra el coronavirus. Debe poner al servicio de la atención de la salud a todos los hospitales, salas y clínicas privadas del partido, bajo control obrero, abastecidas del personal preparado, con sueldos acordes a la tarea y al riesgo y con insumos para defender la primera línea de la atención de la salud.
Los fondos tienen que salir de no pagar la deuda externa y de impuestos progresivos a las grandes fortunas, controlados por los trabajadores.