Políticas

2/5/1995|446

Pasantías: El abuso capitalista contra la juventud

“Proyecto joven” es el pomposo nombre de un régimen de promoción de las llamadas “pasantías”, que los “expertos” están ofreciendo como el último grito de “salida laboral” para los jóvenes.


Clarín (23/4) dio un ejemplo de cómo funciona este “sistema”, a partir de la experiencia de dos trabajadores, Marcelo Avallay y Luis Rizzutti. Ambos, egresados de una escuela técnica, hicieron una pasantía de 6 meses y consiguieron luego trabajo en la autopartista Eaton.


“Durante los tres meses que dura la primera etapa de capacitación perciben 4 pesos por día y durante los tres meses de pasantía 8 pesos. A esto se suman asignaciones adicionales como subsidios por hijos menores, movilidad y examen médico”, comenta al pasar el periodista de Clarín, luego de ponderar el sistema. La patronal hace luego una selección y quienes tienen el privilegio de ser tomados pasan a tener “salarios de entre 500 y 700 pesos”.


“Ingresar a una entidad como pasante implica no recibir una cobertura de obra social ni aguinaldo y le permite al empresario sostener a este personal sin hacer aportes jubilatorios ni de ningún tipo”, agrega un informe de La Prensa (26/3/95).


“De los 24 becarios de Proyecto Joven sólo tres permanecen empleados en la empresa”, dice Clarín. La Prensa, a su vez, señala que “las empresas buscan a los estudiantes para formarlos, capacitarlos de acuerdo con su perfil. Pero, a la hora de efectivizarlos, muchos prefieren tomar a un nuevo pasante”.


Es que la rotación de pasantes es un excelente negocio de las patronales, que a 80 pesos por mes o 4 pesos por día tienen una mano de obra joven a su disposición. Lejos de encontrarles una “salida laboral”, la pasantía conodena a los jóvenes a la desocupación permanente y a un empleo de 3 a 6 meses de 4 pesos por día. Por eso, La Prensa dice que hay “un boom” de pasantías y que las patronales “buscan alumnos porque así les pagan mucho menos”.


La pasantía fue instituida en febrero de 1992 por un decreto de Menem. Permite a las empresas contratar jóvenes “para capacitarlos” a cambio de “una retribución en calidad de asignación, estímulo para viáticos y gastos escolares. Las pasantías durarán un máximo de 4 años y tendrán una actividad mínima de dos horas y máxima de 8” (La Prensa, 26/3/95).


Varios jóvenes entrevistados por La Prensa dijeron que, hoy en día, las empresas sólo toman jóvenes como pasantes y “si buscás laburo por los clasificados del diario, estás muerto”.


Pero la pasantía es, además, un atentado contra los estudios de los jóvenes. Como relató a La Prensa una joven a la que le faltan 4 materias para recibirse, “cada vez que se acerca alguna fecha de examen para rendir las 4 materias que me quedan, lo pienso mucho. Me las guardo porque cada vez que voy a un lugar para buscar trabajo, lo primero que me preguntan es si soy estudiante o ya me recibí. Todos buscan alumnos porque así les pagan mucho menos”.


“Al final te conviene más ser estudiante que graduado, ya que si bien una vez que terminaste la carrera podés pretender un sueldo más alto, de la otra forma tenés trabajo seguro”. De allí que el periodista de La Prensa señale que la pasantía es “un problema serio que a veces obliga a retrasar los exámenes para conservar el puesto”.


Ni salida laboral, ni capacitación, ni tampoco estímulo al estudio. Simplemente, embrutecimiento de los jóvenes, barrera al estudio y superexplotación.


La juventud debe organizarse junto con la clase obrera para combatir la desocupación, para lo cual debe levantar las siguientes banderas:


-Cese del pago de la deuda externa y aplicación de sus fondos a un plan de obras e inversiones públicas.


-Reducción de la jornada laboral a seis horas, para crear un cuarto turno laboral en las empresas.


-Derogación de las pasantías, de la ley de empleo y de la ley de Pymes, que desconocen los derechos laborales de los trabajadores.


-Salario mínimo para jóvenes y adultos de 1.100 pesos, que es el costo de la canasta familiar.