Políticas
11/8/2017
Patricio Echegaray y el “viraje” que no fue
Del XVI Congreso del PC al kirchnerismo.
Seguir
Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista, muerto este miércoles 9 a los 69 años después de padecer una larga enfermedad, será recordado por haber encabezado el llamado “viraje a la izquierda” de esa organización, proclamado en su XVI Congreso, celebrado en 1986. Echegaray lideraba la Federación Juvenil Comunista –todavía numerosa e influyente en aquel entonces– y saltaría de allí a la secretaría general del partido, cargo que ocupó por las siguientes tres décadas.
El XVI Congreso del PC amalgamó, de manera contradictoria, una notable radicalización de su base militante –especialmente, de su juventud– con tesis políticas profundamente democratizantes. El “viraje” consistió en la reivindicación de la “democracia”, de la Unidad Popular chilena y del Frente Amplio de Uruguay y la exploración de alianzas con sectores de la izquierda peronista y no peronista. Una década antes, el PC había apoyado, sucesivamente, al gobierno de Isabel y López Rega, a la dictadura militar de Videla y a la candidatura de Ítalo Luder –y más atrás, a la Unión Democrática y a Frondizi. Fue interpretado, por propios y extraños, como un giro a la izquierda.
Las tesis políticas del “viraje” –concentradas en el informe del hasta entonces secretario general, Athos Fava– combinaron la autocrítica “por haber sobrestimado a la burguesía y subestimado a la izquierda” con el compromiso de la “defensa de la democracia hasta el final” (“Frente y acción de masas por la patria liberada y el socialismo”, 4/11/86). Soplaban los nuevos tiempos del deshielo gorbachoviano. Prácticamente toda la dirección encabezada por Athos Fava sería relevada por la generación de Echegaray.
Según Echegaray, a pesar de los horrores de la dictadura local, los jóvenes de “la Fede” estaban animados por el contexto de la revolución centroamericana. Especialmente, por el ascenso de la insurgencia sandinista en Nicaragua. Pero la política de la generación “renovadora” de Echegaray fue la de apoyar al grupo Contadora, impulsado por los gobiernos burgueses latinoamericanos –incluso del alfonsinismo y del castrismo–, que llevaría al hundimiento de la revolución nicaragüense. Dos décadas más tarde, Echegaray también colaboraría con el desarme de las FARC.
La alianza con el MAS de Nahuel Moreno y la constitución de Izquierda Unida, en 1987, no alteraría esta línea política democratizante, todo lo contrario. El programa de IU fue el de la “redistribución de la riqueza” y “la justicia social”. Esa alianza también exploraría el acercamiento a la “izquierda peronista” –la cual terminaría, en un 99%, integrada al cafierismo y el menemismo. El PC, conducido por Echegaray, participaría en lo sucesivo del Frente del Sur y del Frente Grande, con Pino Solanas y Chacho Álvarez; conocería una reedición de IU a principio de la década del 2000 –que llevaría a Echegaray a ocupar una banca en la legislatura porteña– y, finalmente, al Frente para la Victoria y a su actual semi-disolución en el kirchnerismo. En el ínterin, el PC sufrió crisis y escisiones que fueron diezmando sus fuerzas –su secretario de organización, Jorge Pereyra, fundaría el Partido Comunista-Congreso Extraordinario; el grupo Barcesat-Mosquera, a mediados de los 90, se fue con Chacho Álvarez y la Alianza; el banquero Carlos Heller fundó su propio partido; el también otrora dirigente de la FJC, Martín Sabattella, formaría su propio grupo y se encaramaría a la intendencia de Morón. Con Heller y Sabbatella, Echegaray se reencontraría, finalmente, bajo el paraguas de los K.
El “viraje” izquierdista del XVI Congreso le daría al PC una sobrevida política impensada, cuando era un partido virtualmente acabado. Pero sus límites políticos y programáticos resultaron insalvables. El PC conducido por Echegaray terminó convertido en un apéndice de los gobiernos nacionalistas burgueses del continente. Sus filas, otrora numerosas, y su influencia entre la juventud y los intelectuales antes notables, quedaron reducidas a una expresión residual.
Echegaray nació en San Juan en 1946 y comenzó a militar en su adolescencia. Su última participación electoral fue en 2015. Entonces figuró en el puesto 19 de la lista de diputados del Frente para la Victoria, acompañando la boleta presidencial de Daniel Scioli.
Los sucesores de Echegaray no gozarán del aura de aquel XVI Congreso, último estertor de una corriente política que las próximas generaciones sólo conocerán por los libros de historia.