Políticas

23/12/2018

Pedraza ha muerto preso, Mariano vive en cada lucha obrera y socialista

La muerte de Pedraza en cautiverio, aunque fuera en la domiciliaria de su lujoso piso malhabido de Palermo Chico, da cuenta del resultado de una enorme lucha popular que rodeó a la iniciativa de sus compañeros del Partido Obrero. Es un caso único, en el que arrancamos la condena no sólo al autor material directo del disparo que tronchó la joven vida revolucionaria de Mariano Ferreyra, sino a toda una patota y a dos autores intelectuales, José Pedraza, secretario general de la UF y a su adjunto, Juan Carlos Fernández.


Con penas menores resultaron condenados policías que garantizaron el territorio liberado del crimen y de la huida de los asesinos. Allí la Justicia de clase cortó el hilo que llevaba hasta Aníbal Fernández, responsable de las fuerzas de seguridad en el gobierno de Cristina Kirchner. La presidenta había llamado un año antes a “seguir el ejemplo del sindicalismo que construye”, una clara invocación del sindicalismo empresarial de la UF ligada a la privatización y el negociado ferroviario, haciéndose él mismo patrón de los obreros del Belgrano Cargas y titular de las falsas cooperativas tercerizadas. Esas que habilitaron el negociado y la superexplotación de los compañeros que compartieron las últimas horas de lucha junto a Mariano.


El “sindicalismo que construye” está a su vez en claro antagonismo al sindicalismo que lucha, al sindicalismo clasista que batalla por las conquistas de la clase obrera. Que se trató de una visión estratégica del kirchnerismo lo demuestra que años después del crimen de Mariano, CFK incluía en su Código Civil la consagración de la tercerización, un fenómeno que bajo su gobierno llegó a los 600 mil trabajadores explotados bajo esta modalidad. También bajo su gobierno, Florencio Randazzo se transformó en su “ministro estrella” con la nueva ley ferroviaria, un instrumento legal de última generación privatista, según el elogio de Sturzenegger y Pinedo. La ley habilitó que formaciones privadas de carga puedan transitar los rieles tendidos por el Estado, para completar el corredor sojero, único objetivo ferroviario de la etapa que, no obstante, se devoró la crisis del gobierno kirchnerista y ahora la del macrista. El Partido Obrero enfrentó desde el parlamento esta ley, con un proyecto de nacionalización integral bajo control obrero, denunciando a Randazzo y a Cristina, en conjunto con el clasismo ferroviario y enarbolando las banderas revolucionarias de Mariano Ferreyra.


La cárcel de Pedraza (demasiado, junto a la de Zanola y Venegas, según palabras de Moyano, hoy socio del sindicalismo kirchnerista) cuestionó el edificio entero de la burocracia sindical. Su conexión íntima con el poder, con los clubes y las barrabravas, con los negocios patronales, con la policía y también con la Justicia. En la banquina de la formidable lucha quedó el operativo de impunidad mediante un sorteo amañado por parte de una Justicia que sigue siendo instrumento del poder y de la clase social que lo detenta. Los carpetazos del macrismo, para disciplinar la burocracia a los extremos más aberrantes de la ofensiva patronal flexibilizadora en curso, no hacen ni cosquillas en el cuerpo de la burocracia sindical. Mientras que la cárcel de Pedraza asestó un golpe en su plexo.


Por eso hoy Mariano vive en el clasismo ferroviario y en cada reagrupamiento antiburocrático. En el Belgrano Norte, el ferrocarril que paró de inmediato ante su crimen, que hoy ha vuelto a protagonizar una autoconvocatoria que frenó provisionalmente 29 despidos, en el marco del ajuste y la aplicación del convenio flexible que firmaron los herederos de Pedraza, Sergio Sasia y su opositor interno Mario Rodríguez. El mismo que encabezó oportunamente un paro por la libertad de Pedraza. Las banderas y el nombre de Mariano flamearon en las últimas elecciones de cuerpo de delegados, no sólo en la Lista Gris-Mariano Ferreyra –la agrupación clasista a cuyo lado luchaba Mariano con los militantes del Partido y del Polo Obrero. Flamearon en las multicolor de todos los ferrocarriles y entre los activistas de Lista Negra del Sarmiento. Entre todos los que se reclaman de la lucha contra la burocracia. Porque la lucha obrera y socialista de Mariano se opone por el vértice al derrotero del convenio flexible, la persecución patronal, los cierres de ramales, los despidos encubiertos y directos que hoy sufre el gremio ferroviario, como la permanente entrega de su paritaria sin lucha, ni convocatoria u organización de los trabajadores.


Pedraza vive en Macri, en el FMI, en los gobernadores del ajuste que se asocian a las burocracias de todo pelaje para aplicar el plan de guerra. Mariano vive en cada lucha de la clase obrera. Vive en la juventud de la UJS que acaba de recuperar su lugar en la FUBA que él integró, entre los que lucharon contra la Unicaba y ahora contra los cierres de los nocturnos, como en la lucha de la juventud de cada centro de estudiantes secundarios y universitarios de todo el país. Vive en la juventud que salió a la lucha por al aborto legal que él defendió como programa, junto a la emancipación total de la mujer y la juventud de toda opresión.


Pedraza ha muerto. Mariano vive. Hasta la victoria de su lucha obrera y socialista.