Políticas

17/5/2023

PJ Bonaerense: un “congreso” sin definiciones de fondo

Sin la presencia de Kicillof, Máximo Kirchner tuvo que abrir el juego.

Máximo Kirchner.

El sábado se reunió el congreso del PJ bonaerense en La Matanza, la llamada “capital nacional del peronismo”, una denominación cada vez más cuestionada por la caída del peronismo y del Frente de Todos en la consideración popular e incluso por la penetración de la izquierda revolucionaria en el municipio más populoso de la provincia de Buenos Aires (en el 2021 por primera vez ingresaron dos concejales del Frente de Izquierda). Los medios oficialistas calificaron al Congreso como una demostración de fuerzas de su presidente, Máximo Kirchner, por la presencia de 561 congresales de todas las líneas internas del peronismo de la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, Kicillof no habría sido invitado aunque sí estuvo la vicegobernadora Verónica Magario. La ausencia del gobernador agitó nuevos interrogantes en la interna del Frente de Todos en el suelo bonaerense, y sobre los enfrentamientos entre Máximo y Axel Kicillof. El hijo de la vicepresidenta fue el único orador y el Congreso se redujo, en lo esencial, a la conformación de una “mesa chica” integrada por cinco miembros de cada sector interno que tendrán la “lapicera” a la hora de conformar las alianzas electorales en la provincia, las secciones electorales y los municipios. Si bien el líder de La Cámpora le bajó el precio a las Paso en el peronismo, a las que definió como un “instrumento válido según quien lo toque” – en consonancia con Sergio Massa, quien salió al cruce de Alberto Fernández y envió una delegación al congreso pejotista- tampoco estas quedaron desestimadas.

En este impasse, el congreso del peronismo provincial tampoco definió un candidato de “unidad” a pesar de las insistencias de Axel Kicillof, lanzado de lleno a la campaña reeleccionista. En el tintero quedó también la posibilidad de un adelantamiento electoral o separación de la elección provincial de la nacional (post primarias) con la que viene especulando Kicillof, ya sea como un elemento de presión para su candidatura de consenso en la provincia o como realidad impuesta si se derrumba el peronismo en la elección nacional de agosto. Por ahora el lanzamiento de la candidatura de Sergio Massa -apoyada tanto por el gobernador como por Máximo Kirchner- sigue postergada y perforada por la inflación del 32% en el primer cuatrimestre y el 10% al que podría trepar en el mes de mayo. Es el FMI y son la crisis económica y sus consecuencias (un 45% de pobreza en el conurbano) el corrosivo de los armados políticos en el Frente de Todos.

A diferencia de las legislativas del 2021, el “presidente” del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, tuvo que abrir el juego. En los casi dos años transcurridos, la crisis política pegó un salto gigantesco que ha llevado al kirchnerismo a considerar la elección provincial como un eventual retiro estratégico. La llamada “mesa chica” es un intento por compatibilizar distintas fuerzas internas, quedando esta integrada por la vicegobernadora Magario en representación del gobierno provincial; Martín Insaurralde, por la “liga de intendentes”; el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que reporta a Alberto Fernández; la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, dirigente del Movimiento Evita, y el propio Máximo. Una licuación del poder directo del líder de La Cámpora al frente del peronismo bonaerense.

En el congreso del sábado pasado sobrevoló el temor del kirchnerismo a que prospere judicialmente la impugnación presentada en su momento por el actual intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, lo que obligaría a barajar y dar de nuevo. El llamado “congreso de unidad” postergó el momento de una disputa abierta -cierre de listas en todos los ámbitos-, particularmente en La Matanza, donde Fernando Espinoza (anfitrión del Congreso) enfrenta el desafío de una eventual lista del Movimiento Evita que impulsa Emilio Pérsico con Patricia Cubría de candidata. La representación colegiada elegida da una idea de la fragmentación del peronismo.

La ministra de Desarrollo Social tampoco estuvo presente en el cónclave pejotista, luego de amenazar con llevar el reclamo de las Paso al propio congreso convocado por Máximo Kirchner. La inminencia de una movilización de decenas de miles de piqueteros contra el hambre y el ajuste sigue devaluando a Victoria Tolosa Paz y sus aspiraciones a competir por la gobernación bonaerense. Tampoco Gabriel Katopodis, uno de los cinco “negociadores” designados por el congreso, pateó el tablero a pesar de la polémica pública entre Alberto Fernández y su ministro de economía sobre las Paso. En síntesis, el congreso del PJ postergó definiciones en un escenario de enorme crisis social y económica que tiene como epicentro a la provincia de Buenos Aires. En el tapete quedaron sin definirse cuestiones claves como si habrá candidato único o no a la gobernación y si las elecciones bonaerenses se desdoblarán o no.

La suerte del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires está atada a la resolución de la crisis política del peronismo. Por ahora Máximo Kirchner tuvo que repartir las cartas para conservar su lugar al Frente del PJ bonaerense en una suerte de “feudalización en proceso”. La crisis del peronismo es un reflejo de su agotamiento y sigue siendo el elemento más dinámico de la situación política, y por lo tanto una enorme oportunidad para que el Frente de Izquierda Unidad avance en la principal provincia del país. Un congreso del FIT-U, abierto a los luchadores, sería una gran herramienta para potenciar esta lucha política contra el nacionalismo burgués y todos los políticos capitalistas, para llevarla al corazón de las barriadas del Gran Buenos Aires y a todo el escenario bonaerense.

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