Políticas

17/9/2021

Plan Manzur: ¿un ajustador proaborto clandestino para “relanzar” al gobierno?

Martín Correa, del FIT-U, denunció que su gestión llevó a la pobreza entre los índices más altos del país.

La propuesta (concretada) de Cristina Kirchner, manifestada en su carta pública, de colocar al gobernador tucumano Juan Manzur como jefe de Gabinete de la Nación, en reemplazo de Santiago Cafiero, pone en cuestión el supuesto giro en la política de ajuste que llevó a la derrota electoral del gobierno y en la entrega ante el FMI.

Manzur, quien supo hacer su carrera escalando desde el interior del aparato del PJ con sus inicios en la gestión matancera de Alberto Balestrini, fue uno de los funcionarios, y actual gobernador, más ricos en un país con casi la mitad de la población en la pobreza.

Martín Correa, dirigente del Partido Obrero y el FIT-U en Tucumán, ofreció una radiografía de la gestión del gobernador en la provincia, señalando que cuenta con  “uno de los mayores índices de pobreza del país, tasas de desocupación del 15%, deserción escolar, salud y educación destruidas”.

Con vínculos sobrados con los laboratorios privados y con el cuestionado empresario “nacional y popular”, Hugo Sigman, Manzur se “destacó” por su gestión al frente del Ministerio de Salud de Cristina, entre 2009 y 2015, con la misma impronta proaborto clandestino que lo llevó a declarar a Tucumán como provincia “provida”, siendo miembro conocido del reaccionario grupo Opus Dei.

Relanzando el ajuste

La propuesta de Cristina de su exministro es llamativa, cuando no los caracterizaba la mejor relación. Hace solo poco más de dos meses, la vicepresidenta insinuaba que Manzur había sido el único funcionario oficial de “zafar” del procesamiento por las licitaciones truchas en la compra de los materiales para del Plan Qunita.

El intento de incorporación de Manzur sería un refuerzo de la relación gobierno con los gobernadores tras la derrota electoral, con la salvedad que el propio gobernador tucumano tiene una interna con su vice, Jaldo, a quien se rehúsa a dejarle el poder.

Manzur llegó a la gobernación de la provincia ungido por el exgobernador José Alperovich, de quien también fue ministro de Salud y vicegobernador, y a quien sirvió en respaldar ante la denuncia por abuso sexual realizada por su sobrina y exempleada. Más tarde, la lucha por la gobernación trenzó a ambos personajes en una disputa interna.

El gobernador tucumano es reconocido por sus vínculos con los capitales privados de la salud, como es el caso del empresario Hugo Sigman. Cuando Cristina hace renunciar a su ministra Graciela Ocaña por la crisis en el manejo de la Gripe A, e incorpora a Manzur en su gabinete –como lo señala en la carta-, este pactó con el empresario Sigman la transferencia de tecnología a cambio del monopolio de la compra de vacunas contra la Gripe A por 10 años. En contraprestación, Sigman financió la campaña de Manzur a la gobernación en 2019.

Manzur fue uno de los “militantes” del voto positivo de la reforma jubilatoria del macrismo, que en 2017 fue impuesta con una dura represión contra jubilados y trabajadores y que representó una escalada en el ataque y la confiscación a los jubilados. También es un hombre que declaró que el país necesita “una relación madura con el FMI”, en términos de reivindicar el diálogo el capital financiero y el sometimien una agenda “común”.

Antiderechos

Además de declarar a Tucumán como provincia “provida”, en 2018 su bloque propuso un proyecto en la Legislatura de la provincia que intentaba prohibir el derecho a la interrupción del embarazo en caso de violación, cosa que no prosperó.

En 2019, el gobierno de Manzur tuvo la responsabilidad de obligar a una niña de 11 años a parir contra su voluntad, dando cuenta dela consecuencias nefastas de su política sanitaria.

Pero tampoco demostró ser muy “provida”. Bajo su gestión como ministro de Salud de Tucumán entre 2003 y 2007 llamó la atención por lograr bajar los índices de mortalidad infantil, no con políticas públicas sino adulterando los informes de las muertes, como denunció la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (Deis), en su momento.

Colocar a Manzur como jefe de Gabinete no pasa la prueba de un supuesto giro “populista” del gobierno. Más bien parece un reloteo del gobierno para afianzar la posición de los gobernadores, desplazando a un hombre de confianza de Alberto Fernández. No hay rechazo al ajuste del FMI, ni giro contra la pobreza de la mano de las alternativas que discute el oficialismo para salir de la crisis en la que se encuentran inmersos.

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