Políticas
19/3/2025
¿Por qué las petroleras más grandes se van de Vaca Muerta?
¿Qué hay detrás de este proceso?
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Vaca Muerta.
Las desinversiones en Vaca Muerta, bajo el formato de venta de áreas de parte de las grandes multinacionales, ya es una cadena que registra anuncios cada día. Obviamente, las ventas tienen como contrapartida la existencia de compradores de las áreas vendidas e interesados para las que están en oferta.
Un proceso de estas características, nada menos que en Vaca Muerta, mueve a preguntarse qué significado tiene. Es una tendencia general que involucra a grandes empresas hidrocarburíferas líderes a escala global. No es poca cosa.
Algunas conclusiones indicativas ya se pueden extraer. Es lo que trataremos de reflejar en este artículo.
El caso de Harbour Energy
A fines del año pasado, la empresa con sede en Alemania, Wintershall Dea, vendió su participación en las áreas Aguada Pichana Este y San Roque a Harbour Energy con sede en Londres. Pero para analizar esta venta no se puede obviar que esta empresa londinense, a fines del año 2023 (un año antes de comprar las áreas de Vaca Muerta) ya había adquirido a Wintershall Dea por 11.200 millones de dólares.
Pero Wintershall a nivel global era propiedad de BASF (líder mundial de industrias químicas) y Letter One (un grupo de inversores privados), las que recibieron como parte de la transacción ¡acciones en Harbour Energy, la compradora! O sea que en realidad la filial argentina vendió a su poseedora global. Una venta típica de la “ingeniería de tramoyas” de divisas.
El caso de Exxon
La empresa hidrocarburífera más grande del planeta, vendió sus activos en Vaca Muerta a Pluspetrol por unos 1.700 millones de dólares. Exxon se deshizo nada menos que de siete áreas en Vaca Muerta. Se va para apostar a su producción en Guyana donde por sí sola ya extrae un volumen que es una vez y media lo que produce todo Vaca Muerta. Y por qué no, hay que considerar que apuesta a la producción en EEUU (adquirió Pioneer Resources hace un tiempo en la friolera de U$S 60.000 millones). Otra que considera la escala nacional como pigmea
La empresa Pluspetrol es una hidrocarburífera que formalmente es de la familia Rodriguez/Rey, pero tiene sede en Holanda y está controlada por “sociedades de Luxemburgo que operan desde el paraíso fiscal de Islas Cook” (Prensa Obrera, 24/5/2024).
Exxon, tiene una capitalización bursátil de casi 500.000 millones de dólares, ante la cual Pluspetrol es un pigmeo, que se caracteriza por los frecuentes conflictos laborales acá y en Perú.
En este caso, se va una hidrocarburífera de escala mundial, y es reemplazada por una empresa que en comparación con la que vendió, no le llega ni a los tobillos.
Por supuesto, Pluspetrol no tiene la espalda financiera de Exxon, ni las conexiones internacionales, ni la influencia planetaria. O sea, Pluspetrol tiene menos herramientas para enfrentar crisis en los precios y bancar inversiones. Por lo pronto, no termina de secarse la tinta del contrato de venta, que ya Pluspetrol pone en venta su área Loma Jarillosa Este en Vaca Muerta.
El caso Petronas
Después que durante años se anunció un proyecto conjunto de YPF S.A. con Petronas para construir una planta de GNL para exportar, la hidrocarburífera malaya se rajó del proyecto. En aquel momento quedó claro que una hidrocarburífera de escala mundial conoce las tendencias de los mercados globales y se mueve en consecuencia (o los fuerza en consecuencia), y que para la dimensión del negocio de GNL de nuestro país se trataba de algo incierto y de pequeña escala.
Tras más de dos años de sostener el proyecto conjunto con YPF S.A., “abruptamente” Petronas se retiró del mismo. Desde la confirmación de la ubicación de la planta de GNL en Río Negro, con una inversión de U$S 30.000 millones, hasta la confirmación que se retiraba del proyecto, transcurrieron apenas 45 días.
Ahora se conoce que también se desprendería de la mitad de su participación en el área La Amarga Chica que comparte con YPF S.A.. Esto apenas días después de inaugurar una planta de tratamiento conjunta en dicha área. La Amarga Chica es la tercera en producción de Shale Oil en Vaca Muerta, es decir, es un área “top”, no marginal.
El caso Equinor
La razones del retiro de Equinor los explicó Max Medina, gerente de activos de Equinor en Vaca Muerta. Dijo en Houston el año pasado que la empresa necesitaba “contar con mayores incentivos” y en forma “rápida” para sostener su producción (en ese momento de 60.000 barriles por día en Vaca Muerta) y para ampliar ese volumen.
De esta forma Equinor vende su participación del 35% en el área Bandurria Sur, la cuarta en volúmenes de producción de Shale Oil. Un proyecto que cuenta con los “incentivos” del RIGI y del Decreto 929/2013 del gobierno de CFK que le permite exportar el 20% de su producción petrolera y de gas sin retenciones y, además, disponer libremente de las divisas obtenidas.
El caso YPF S.A.
La empresa “de bandera” se deshizo de sus áreas convencionales para concentrarse en Vaca Muerta en los hidrocarburos No Convencionales y, dentro de estos, solo en el petróleo. No le pone fichas al gas, a pesar que hasta hace poco batía el parche de la planta de GNL con Petronas y luego lo hizo con Shell (otra que vende su negocio de refinación y venta de combustibles en el país).
Aunque su presidente sigue sosteniendo las potenciales ventas de GNL a la India o Europa, lo cierto es que YPF S.A. se terminó sumando al proyecto original de PAE con Golar para alquilar un barco licuefactor.
Este direccionamiento de las prioridades de YPF S.A. ha llevado a algunos, con un dejo de entusiasmo de patrioterismo, que Vaca Muerta se argentiniza, pero esto es una falacia.
En primer lugar porque YPF S.A. está dirigida por Techint y los fondos de inversión. Y en segundo lugar porque así sea YPF S.A. el principal productor de hidrocarburos en Vaca Muerta y el que más inversión ha realizado (dentro de la huelga de inversiones), no está en condiciones de reemplazar a las multinacionales que ya se han ido y las que se están yendo.
El caso Figueroa
En el acto de venta de Exxon a Pluspetrol en diciembre de 2024 estuvo presente el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, en representación de la pequeña porción que la Sociedad del Estado Gas y Petróleo del Neuquén tenía en algunas áreas. La provincia se llevó por bendecir la transacción unos U$S 100 millones. Pero queda en evidencia que aquello de que “Neuquén es propietaria de los hidrocarburos” es un cuento. La decisión de vender de la multinacional con sede en EE.UU pasó por encima de cualquier opinión del gobierno neuquino. Y las palabras del gobernador en la ocasión son un lamento: “si bien Exxon Mobil va a invertir en otros lugares, nosotros creemos que con el GNL también lo vamos a invitar a sumarse al proyecto”. Que espere sentado.
Tres meses después, a Exxon se sumaron otras multinacionales, y Exxon (no sabemos si lo invitaron) está ausente tanto del oleoducto Vaca Muerta Sur, como de cualquier proyecto de GNL.
El riesgo, la clave
Las expectativas de los gobiernos en Vaca Muerta como sostén de un superávit energético que provoque el ingreso de ingentes cantidades de divisas, está cuestionado por este pasaje de manos que vive la cuenca hidrocarburífera No Convencional neuquina. Ese pasaje de manos está motivado en que, en comparación con otras inversiones, por ejemplo Guyana, estas últimas conllevan menores riesgos económicos, de rentabilidad y políticos que Vaca Muerta. Es todo un dato.
Y no está en debate si los recursos bajo tierra de Vaca Muerta existen o no. La potencialidad está ampliamente comprobada. Pero en tanto extraerlos y luego comercializarlos está en la picota, se manifiestan los riesgos del cual se cubren con “ingeniería institucional” las grandes empresas hidrocarburíferas.
La diversificación del riesgo en Vaca Muerta que adopta la forma de empresas asentadas en ventas y adquisiciones especulativas, facilita deshacerse de los activos en caso de una crisis de precios en el barril, una cuestión que mencionan algunos CEOs de las vendedoras.
El Brent (precio de referencia para el barril de Vaca Muerta), está asociado a los avatares del Mar del Norte en Europa. Por primera en su corta vida de producción No Convencional (diez años) Vaca Muerta es zona de riesgo para la renta de las empresas hidrocarburíferas, agravado ese riesgo por la falta de inversiones en infraestructura que garanticen un salto de calidad en el negocio.
En este sentido, está absolutamente claro que las condiciones laborales y los salarios de las y los obreros petroleros son los que están en el máximo riesgo en primer lugar. De hecho, la Uocra denuncia que por terminación de diversas obras en los yacimientos, 2.000 obreros cesan sus tareas en estos días y no se inician otras obras en Vaca Muerta para reinsertarlos laboralmente. El 31 de marzo vence la paritaria del sindicato petrolero, habrá que negociar por un nuevo período hasta el 31 de marzo de 2026.
No hay salida que supere la nacionalización bajo control obrero de toda la industria energética del país.
