Políticas

13/5/1999|626

Por qué Menem está en bancarrota

Tanto Cavallo como Roque Fernández se ufanaron de que, a diferencia de lo que ocurría hasta el ‘89, ellos presentaban en fecha los Presupuestos de cada año, o sea que el Congreso los podía votar antes de que entraran en vigencia. Decían que este método les daba previsibilidad a los gastos del Gobierno.


Pero a Cavallo, el desborde (y, por lo tanto, el incumplimiento) de las previsiones del Presupuesto de 1995 —el déficit fiscal había trepado a más de 6.000 millones de pesos— lo tiró del gobierno. Es que cuando intentó recortar el salario familiar —en total unos 1.700 millones— la reacción obrera y popular no paró hasta su renuncia.


Roque Fernández parece seguir los pasos de su antecesor, porque, aunque envió el Presupuesto de 1999 en fecha y el Parlamento lo aprobó en diciembre de 1998, era una pura ficción.


La bancarrota


Roque Fernández previó un déficit de 2.650 millones de pesos; luego acordó con el FMI llevarlo a 2.950 millones. En abril, volvió a acordar con el FMI subirlo a 4.950 millones. Los últimos cálculos dicen, sin embargo, que superará fácilmente los 6.000 millones. El déficit ya acumulado entre enero y abril suma más de 2.100 millones.


Pero éste no es todo el déficit porque “el Gobierno está cubriendo muchos gastos o deudas con títulos públicos que no se contabilizan a través del Tesoro y que incrementan la deuda. Además están los rojos provinciales y municipales. Por eso, se estima que el déficit total consolidado rondaría los 10.000 millones de pesos”(Clarín, 8/5).


En verdad, 10.000 millones de pesos es el déficit anual permanente que tuvo el menemismo desde 1990 en adelante. Por eso es una pura hipocresía la insistencia del gobierno y la Alianza en que “el equilibrio fiscal es una conquista de todos los argentinos que debe ser preservada”. Entre 1990 y 1998, la deuda pública pasó de 50.000 millones a 120.000 millones, lo que significa que tuvo que financiar un déficit de 70.000 mil millones en nueve años. El menemismo se encuentra ahora en la bancarrota, porque ya no puede financiarse con privatizaciones y porque la deuda pública, que ya es alta, está resultando muy cara.


Cómo se formó este déficit no es ningún misterio. Solamente por la rebaja de los aportes patronales, el gobierno les transfirió a los patrones 15.000 millones de pesos desde 1994. A su vez, las AFJP se llevaron 15.000 millones que antes recaudaba el Estado. Sólo en las últimas semanas, a la patronales automotrices el gobierno les dio 230 millones en subsidios por el Plan Canje y las eximió del pago de 120 millones de multas debidas al incumplimiento del régimen automotriz.


A esto hay que agregar los intereses de la deuda, de 10.000 millones por año. Por ejemplo, en abril, el Tesoro pagó intereses por 578 millones, lo que es un 65% del déficit de 881 millones de ese mes.


Ataque general


Pero el gobierno de los banqueros quiere seguir con el pago de estos intereses y con el subsidio a la clase capitalista, por ejemplo, con nuevas rebajas de aportes patronales. Es por esto que Menem lanzó el recorte de gastos que afecta a la educación, la salud, a los jubilados y a las provincias (que también bajarán sueldos y recortarán la educación y la salud). Pero, al mismo tiempo, autorizó a aumentar en 535 millones el pago de los intereses de la deuda.


Todo esto tiene el aval de la Alianza. Aunque José Luis Machinea, “el casi seguro ministro de Economía si De la Rúa gana las elecciones presidenciales”, dijo que “cortar 300 millones de Educación no parece razonable”,planteó hacer otros cortes, pero no los intereses de la deuda, y propuso seguir avanzando “en la rebaja de los impuestos al trabajo” (aportes patronales) (Clarín, 8/5). Machinea reclamó “eliminar impuestos brutos y sellos en las provincias y reemplazarlos con un IVA provincial”. Esto significa que los trabajadores deberán pagar más impuestos al consumo con lo que serán ellos los que pagarán, aparte de la deuda y de los subsidios, más dinero para educación y salud, en lo que sería una arancelización indirecta de estos servicios.


“La Alianza critica los gastos que hace el gobierno”, dice Clarín, 8/5, pero sólo se refiere a la caja chica, como los viajes de Menem o la remodelación de la Casa Rosada. Pero la Alianza está de acuerdo en que se sigan bajando los aportes patronales y que se le saquen impuestos a los capitalistas y se trasladen al consumo, y en que se paguen los intereses de la deuda.


El gobierno está económica y financieramente en quiebra (por lo tanto, políticamente). Por eso, lo ronda el fantasma de los últimos días del gobierno de Alfonsín.


Ante este cuadro de bancarrota económica y política del menemismo, el PO plantea:


  • Huelga general hasta que se anule el recorte del Presupuesto.
  • Romper con el FMI
  • Restablecimiento de los aportes patronales
  • Aumento de los Presupuestos para Educación y Salud.
  • Jubilación mínima de 500 pesos.
  • Anulación de la jubilación privada. Confiscación de los 15.000 millones que tienen las AFJP.
  • Rebaja del IVA. Impuestos a los capitalistas.
  • No pago de la deuda.
  • Fuera Menem.