Políticas

26/7/2023|1673

EDITORIAL

Por qué votar a Solano-Ripoll

La izquierda que les duele a los dueños del poder.

Foto: Fede Imas

Las próximas dos semanas estarán marcadas para nuestra militancia en la campaña por conquistar el voto para la izquierda que les duele a los dueños del poder. Mientras las candidaturas patronales se concentran en atacar a los trabajadores que reclaman por sus derechos, nuestra lista hace campaña en las puertas de las fábricas en defensa del salario y las jubilaciones. Mientras el gobierno pacta medidas de ajuste y Massa se sienta con la Sociedad Rural, las listas del Frente de Izquierda con Gabriel Solano, Néstor Pitrola, Vanina Biasi y Romina Del Plá recorren los barrios populares que organizamos todos los días contra el hambre y la miseria. Por eso, en muchos informes se nota que el voto a la izquierda está presente y que peleamos la referencia del Frente de Izquierda para nuestra lista, combativa e independiente de todos los sectores patronales.

En la población se va abriendo paso el debate sobre qué hacer con el voto en las Paso. Se trata de una población hastiada y golpeada por el ajuste, el deterioro salarial, la falta de perspectivas y los fracasos políticos de quienes nos vienen gobernando. Como ya lo mostraron las cifras de las elecciones provinciales, no son pocos los que eligen la abstención o el voto en blanco para expresar esta disconformidad, que es un dato dominante no solo en todas las encuestas de opinión, sino, por ejemplo, en el aumento del consumo de antidepresivos. La democracia le tira por la cabeza a la ciudadanía un enorme aparato de propaganda para persuadirla de la necesidad de convalidar, bajo la etiqueta del “mal menor”, al régimen responsable de las carencias y miserias que, por ejemplo, llevan a que casi el 60% de los menores de 16 años esté bajo la línea de pobreza. O de que los salarios por convenio en gran parte de los gremios no lleguen a la mitad de la canasta familiar. Pero ni el voto ni la abstención abre ninguna perspectiva, menos aún el voto al fascistoide de Milei, solo el voto a la izquierda puede reforzar la lucha en defensa de todos los reclamos populares.

La campaña de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio ha reforzado este impasse. La población irá a votar en medio de un recrudecimiento inflacionario, que es responsabilidad de Sergio Massa, quien a dos semanas de la veda, cerró un acuerdo con el FMI que está llevando a que peguen un salto todos los precios de los alimentos y, en general, de todos los artículos, empezando por los de primera necesidad. Los nuevos impuestos a la importación afectan el nivel de precios de la economía en su conjunto. Las primeras estimaciones hablan de un salto de la carestía de hasta un 13%. El aumento en el dólar con que se retribuye al maíz, además de implicar un fuerte costo para el Banco Central, produce este efecto sobre toda la cadena de producción alimentaria. Se trata ni más ni menos que de la devaluación que pide el Fondo, “administrada” con métodos kirchneristas de intervención en la economía. Ya no hay ni “plan platita”, hay plan de ajuste.

Estas medidas de crisis de Massa ayudan a mostrar que lo de Grabois es una farsa, porque comparte con el ministro Massa toda la boleta y llama a votarlo en octubre. Inclusive comparten la presencia de la responsable del ajuste contra los más empobrecidos, Victoria Tolosa Paz, o de Mariano Arcioni, el gobernador que viene de desatar las puebladas antimineras en Chubut. Lejos de “condicionar” a Massa, el voto a Grabois cumple la tarea reaccionaria de contener, apoyando al peronismo del ajuste de un sector popular que está discutiendo votar a la izquierda. Si la izquierda aparece confundida con el gobierno responsable de este marasmo, beneficia a Bullrich o Larreta. Grabois, al borde del cinismo, da cátedra sobre los “tres niveles” de gestión en seguridad, mientras comparte listas con Berni. Da lecciones sobre cómo negociar con el Fondo mientras reivindica a Kicillof, cuyas negociaciones con el Club de París o Repsol hundieron por generaciones a la Argentina con deudas impagables.

Del otro lado han armado un concurso de extorsiones contra el pueblo más pobre que reclama por sus derechos. Desde Moritán hasta Bullrich, pasando por el tándem Larreta-Morales, han decidido apuntar a las movilizaciones populares, los paros docentes o las luchas contra el hambre por la debacle que vive el país. Sentados, al igual que Massa, en los sillones de la Rural con los empresarios que se benefician del alza de precios y el hambre popular, disparan spots pidiendo “orden”, que sería reprimir las movilizaciones populares mientras se da vía libre a los capitalistas para seguir saqueando el país. Bien mirada, la campaña de la derecha tiene un objetivo concreto, que es eludir su responsabilidad de clase en el hundimiento del país, enfrentando a pobres contra pobres. Responsabilizando a los desocupados de la pobreza o a los docentes de la debacle educativa. O a los niños pobres, a quienes piden criminalizar, por la ola de inseguridad.

La interna de la izquierda

La interna del Frente de Izquierda está metida de lleno en el debate de esta situación política. Por eso es un golpe a la militancia del Frente de Izquierda que Bregman rechace el debate con Solano y se lo plantee a Grabois, en unas Paso donde lo que está en juego es el perfil y la estrategia del FIT-U. Es, de nuevo, la línea de “tender puentes” con el electorado kirchnerista, de parte de una fuerza que salió a defender a Cristina Kirchner frente a los fallos judiciales por corrupción. El escenario electoral acentúa la importancia de esta discrepancia, porque la candidatura de Grabois, que atrae el voto kirchnerista, refuerza la necesidad de que la izquierda construya en base a un programa propio de independencia política y no especulando con atraer votantes del kirchnerismo sobre la base de adaptarse a sus posiciones.

La magnitud del ataque al movimiento piquetero o al sindicalismo combativo en la campaña es directamente proporcional a los nuevos golpes que pretenden darles a los trabajadores luego de las elecciones. ¿Cómo vamos a plantarnos para enfrentar esta ofensiva? Obviamente, se refuerza la necesidad de una izquierda que no sea un armado meramente electoral, que organice los barrios y los lugares de trabajo para poner en pie una perspectiva de poder. Justamente esto es lo que se discute en la interna del Frente de Izquierda. El Partido Obrero propuso, ya desde 2021, un congreso del Frente de Izquierda, abierto a todas las organizaciones de lucha, una propuesta que fue rechazada por el PTS con el argumento reaccionario de que las y los compañeros que luchan en los barrios “no son socialistas”. En ausencia de un congreso, convocamos, junto con los compañeros del MST, un plenario donde nuestra lista fue votada por más de 20.000 compañeras y compañeros en Plaza Congreso.

La izquierda tiene que debatir cómo reforzar esta perspectiva, no vale decir que solamente discutimos con la derecha para eludir el problema. No vamos a enfrentar a una derecha rabiosamente antipiquetera dándole la espalda, como lo hace el PTS, al sector más golpeado de la población que lucha en los barrios. No vamos a poder enfrentar una derecha antisindical si rompemos las listas de frente único, como lo hizo el partido de Bregman y Del Caño cuando se presentó contra la Lista Negra del Sutna. Los problemas de fondo que plantea esta interna son claves para toda la próxima etapa.

La rebelión de Jujuy fue otro laboratorio de las estrategias de la izquierda. Como señaló Gabriel Solano, el PTS colocó a la cabeza de listas municipales, por ejemplo, en La Quiaca, a gente que no tiene ni tuvo nada que ver con el movimiento de lucha contra la reforma, para evitar el protagonismo de los más de 300 compañeros del Polo Obrero que se cargaron al hombro la lucha contra Morales en uno de los cortes más emblemáticos del Jujeñazo. Ahora, estos compañeros integran la lista Unidad de Luchadores y la Izquierda, que encabezan Sebastián Copello y Betina Rivero en Jujuy.

En Santa Fe, la lista de Carla Deiana superó en las provinciales a la encabezada por Octavio Crivaro, sobre la base de organizar los barrios más golpeados de Rosario y de toda la provincia, copados por el narcoestado. Por eso, en todo el país, una buena elección de la izquierda que les duele a los dueños del poder es un buen dato para todos los trabajadores. Porque va a reforzar la organización para defender los salarios, los derechos laborales, las jubilaciones y enfrentar lo que se viene.

Vamos a conquistar el voto en los barrios, los lugares de trabajo y estudio, por esta perspectiva.

Llamamos a defender con miles de fiscales la votación de la izquierda que se planta.

https://prensaobrera.com/movimiento-piquetero/almuerzo-con-lxs-candidatxs-piqueterxs