Políticas

5/9/2017

Por un Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda

Para intervenir en la lucha política


 


El viernes 18 de agosto, en la Mesa del Frente de Izquierda y los Trabajadores, presentamos la iniciativa de que el FIT sea convocante de un Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda. Al otro día de la movilización del 22 de agosto, en el balance de la movilización cegetista, Prensa Obrera hizo pública la propuesta.


 


La propuesta se fundamenta en la necesidad de que el activismo obrero participe activamente de la campaña electoral, ya que ninguna vanguardia obrera puede formarse bajo el principio de la neutralidad política entre los partidos burgueses y la izquierda que se reclama obrera y socialista.


 


Junto con ello señalamos que un Congreso de este tipo sería adecuado para explotar la crisis de la burocracia sindical que, luego de la fracasada movilización del 22, ha ingresado en un nuevo terreno de colaboración con el macrismo.


 


Por otro lado, una iniciativa de este tipo brindará una referencia política antagónica a la demagogia antiajuste del kirchnerismo, mostrando que el FIT se apoya en el accionar independiente de la clase obrera para derrotar el ajuste, mientras Cristina y el resto del PJ buscan disputar el favor de la burguesía para ser ellos quienes lo apliquen en sus términos.


 


Los fundamentos para la iniciativa expuestos en la reunión, cobran más vigencia aún en los días transcurridos. Esto como consecuencia del default de la burocracia sindical y también por el nuevo escenario de la ofensiva represiva y la lucha por la aparición con vida de Santiago Maldonado.


 


Pejotismo y burocracia sindical


 


Para satisfacción del gobierno de Macri, las distintas alas del peronismo y la burocracia sindical, incluido especialmente el kirchnerismo, han sacado de la agenda política la reacción del movimiento obrero ante el ajuste en marcha y ante el que se prepara para después de octubre.


 


No hay ni habrá paro nacional. Al contrario, la propia Cristina Kirchner se inclina hacia la pejotización de su campaña electoral y hace un guiño al conjunto de la burocracia sindical como recurso político que tiene la contrapartida de la tregua y la asociación a la política de gobernabilidad del ajuste que permitió al macrismo todos los ataques sufridos hasta hoy por los trabajadores. Massa y Randazzo articulan a su vez con distintos sectores de la burocracia sindical. De conjunto, forman parte de las fuerzas que aseguraron las 84 leyes del ajuste en el parlamento hasta el presente.


 


La movilización del 22 de agosto fue raquítica, fracturada y vaciada en los días previos. Sin asambleas fabriles ni plenarios de delegados previos, sin cese de tareas, la movilización no fue canal del activismo y menos aún de las bases del movimiento obrero.


 


La dirección sindical del triunvirato estuvo de espaldas a todas las luchas del período: las ocupaciones de fábrica como AGR y Pepsico, las huelgas docentes por el salario, las huelgas contra los despidos como Ingredion o Ingenio La Esperanza, las extendidas huelgas, acampes y manifestaciones del pueblo trabajador de Santa Cruz, al igual que las grandes movilizaciones y cortes de los movimientos de trabajadores precarizados y desocupados, como la realizada frente al Ministerio de Trabajo ante el Consejo del Salario Mínimo.


 


Ahora, la burocracia sindical aporta a la tregua para que se sigan desenvolviendo los ataques al movimiento obrero y se procese el debate electoral en los ejes planteados por las centrales patronales y el gobierno: Reforma Laboral, Reforma Jubilatoria y Reforma Impositiva, en lo que constituirá la segunda y más profunda fase del ajuste, descargando sobre el pueblo trabajador las consecuencias del fracaso de la política de endeudamiento, ajuste y tarifazo.


 


Ofensiva antiobrera


 


La política en curso forma parte de una ofensiva continental contra los derechos de los trabajadores para incrementar la tasa de explotación mediante la precarización y flexibilidad laboral, convenios a la baja y por empresa, extensión de jornada, pasantías, rebaja de aportes sociales, tras las paritarias a la baja por segundo año consecutivo.


 


La adaptación de la burocracia sindical a la ofensiva patronal y oficial no ha sido gratuita. Condenó al aislamiento a numerosas luchas obreras pero, por otro lado siguen los desplazamientos del activismo hacia la izquierda y las conquistas sindicales del clasismo, como lo prueban las recientes elecciones en el Suteba y la conquista del Sute de la docencia mendocina.


 


La columna independiente que integramos las fuerzas del clasismo y el Frente de Izquierda el 22, junto a los obreros de Pepsico en lucha, al Sutna en lucha por su paritaria, a la Unión Ferroviaria de Oeste, los Sutebas opositores, AGD-UBA, Ademys, Sitraic  y todo el sindicalismo combativo y clasista, entró cantando paro y plan de lucha, marcando una perspectiva política estratégica: la intervención de los trabajadores en la crisis para quebrar el ajuste. Senadores y diputados del FIT están y estarán al servicio de esa estratégica política.


 


La CTA formó parte del operativo de la burocracia sindical, adaptada en sus dos variantes al derrotero de la CGT. El kirchnerismo sindical es antagónico a una intervención independiente del movimiento obrero, como es vertebralmente antagónico a la independencia política de clase.


 


Hacer frente al ajuste


 


El Congreso del Movimiento Obrero y la Izquierda, constituye una oportunidad de debatir una gran movilización de la izquierda y el clasismo contra las reformas antiobreras en curso para la primera semana de octubre: por la ocupación de las fábricas que cierran, por paritarias sin techo y un salario equivalente a la canasta familiar, por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, por el 82% móvil a partir de reponer los aportes patronales que rebajaron Menem y Cavallo.


 


También por el cese de la represión, por la aparición con vida de Santiago Maldonado y la derogación de todas las leyes represivas, de la ley antiterrorista y el Proyecto X, por el fuera Bullrich y Noceti, por el juicio político a la Corte del 2×1.


 


Lo ideal es que el Congreso se realice en un estadio adecuado el próximo 30 de setiembre y constituya un hecho político que coloque a la izquierda obrera y socialista del FIT como referencia y canal del activismo luchador para motorizar las luchas contra el ajuste, antes y después de octubre. Y asociar la lucha por la expulsión de la burocracia sindical y por una nueva dirección del movimiento obrero a la construcción de la alternativa política de los trabajadores por su propio gobierno.


 


La consigna central del encuentro tiene que recoger este planteo político: Al ajuste le hacemos frente con la izquierda y los trabajadores.