Por un gran Encuentro Nacional de Mujeres

Carta abierta del Plenario de Trabajadoras

"CartaLa versión femenina del gobierno K honra su política de acuerdos con el Vaticano con un ataque sin tregua a los derechos de las mujeres. Una enumeración rápida: la confirmación de la ilegalidad del aborto, una ministra de Salud que lo coloca en el orden de la "política criminal"; el freno o el veto de la reglamentación de los abortos no punibles y la suspensión total de la distribución de anticonceptivos. Un ministro de Educación que "acordó" contenidos para la ley de educación sexual que son elogiados por La Nación (sólo critica que se indique que los preservativos son indispensables para evitar la transmisión del HIV).

El gobierno nacional no está solo: la Corte confirmó la condena a Romina Tejerina, Scioli se comprometió a adaptar la política de derechos reproductivos provincial a la exigencia eclesiástica, el Congreso aprobó una ley contra el tráfico de personas que deja impunes a tratantes y proxenetas; los jueces absuelven a esclavistas y rufianes, golpeadores y violadores, en nombre de pautas culturales ancestrales. Una mujer es asesinada cada dos días, en el 70 por ciento de los casos por su pareja o ex pareja, que queda impune. La violencia doméstica pone al rojo las estadísticas, en los pocos lugares donde se llevan estadísticas. El aumento de los alimentos, los magros salarios, la inflación, los desalojos sumergen en la pobreza a millones de personas. Y las mujeres somos las primeras empobrecidas, desocupadas y precarizadas.

¿Podemos defendernos de esta política?

Las mujeres hemos probado nuestra fuerza y voluntad de lucha. Somos las que, encolumnadas en el movimiento piquetero, enfrentamos el hambre, la desocupación, las violaciones, el paco y el gatillo fácil en los barrios. Las docentes que paramos en defensa de la educación y por un salario igual a la canasta familiar. Las que denunciamos la responsabilidad gubernamental en la tragedia de Romina Tejerina. Las que obligamos a colocar la legalidad del aborto en la agenda política. Las que denunciamos la complicidad estatal con violadores, asesinos y golpeadores. Las que luchamos contra la trata. Podemos defendernos. Pero necesitamos organizarnos, decidir acciones en común, convertirnos en un factor de decisión independiente de los gobiernos que implementan estas políticas y de la Curia que las inspira.

En agosto es el Encuentro Nacional de Mujeres. Las condiciones objetivas no son favorables: para muchas, Neuquén queda muy lejos; el pasaje es caro; tenemos poco tiempo para juntar dinero. Pero es imperioso que viajemos miles a la cita anual del movimiento de mujeres: es nuestra oportunidad nacional de debatir masivamente. El Plenario de Trabajadoras convoca a redoblar esfuerzos para superar los obstáculos y a organizar nutridos contingentes de luchadoras provincia por provincia, de modo que el Encuentro Nacional de Mujeres exprese todos los matices políticos del movimiento.

En Neuquén, un debate faccional ha retrasado el trabajo de la Comisión Organizadora por un Encuentro masivo. Hay sectores que impulsan un encuentro meramente testimonial, que no avance en definiciones políticas. También hay grupos sectarios que pretenden un Encuentro Nacional de Mujeres que entre en el corsé de sus prejuicios pseudo-ideológicos.

El Plenario de Trabajadoras cree que hay que fortalecer esta Comisión Organizadora y llama a las organizaciones de mujeres y a las luchadoras a hacerlo, privilegiando la defensa del Encuentro Nacional de Mujeres por encima de las divergencias o los intereses de facción. Para nosotras, el único límite surge del carácter de nuestras reivindicaciones, que se oponen a los gobiernos de turno y al oscurantismo.

¿Alguien pone en duda que un Encuentro Nacional de Mujeres minoritario, del signo que fuere, significaría un duro retroceso para el movimiento? La Carta Abierta del Plenario de Trabajadoras, dirigida a las mujeres de todo el país, rechaza las exclusiones y convoca a todas a trabajar rápidamente para garantizar un gran Encuentro. Hemos sabido defender al Encuentro de múltiples intentos de destruirlo, tanto de parte del clero como de los gobiernos. Hay un campo común para quienes ponemos como prioridad su defensa, indisolublemente unida a la defensa de nuestros derechos. Que cada una tome su lugar y organicemos un gran Encuentro.

Olga Cristóbal