Políticas

16/6/2020

Por un plan de guerra contra el Covid-19

La curva de contagios se sigue acelerando. Alarmantes proyecciones en CABA y PBA

En términos sanitarios, la marcha actual de la pandemia tiende al agravamiento y a una saturación del sistema de salud. El objetivo declarado por el gobierno de aplanar la curva, o bajar el índice de contagiosidad a fin de no colapsar los recursos de atención médica, está en vías de fracaso. Los números que enorgullecían a los funcionarios en las primeras semanas de la expansión de la enfermedad, se han disparado llegando a más de 1.500 casos diarios, cifra que debe multiplicarse por ocho o por diez dados los límites del número de testeos. A ese aumento de casos, que se concentran en un 90% en Capital y Gran Buenos Aires (Amba), corresponde un incremento proporcional de pacientes sintomáticos en sus distintas variantes, leves, moderados y graves y las respectivas internaciones y ocupación de camas. El tiempo de duplicación de casos ha descendido a 16,8 días en CABA y a 13 días en PBA. La tasa de reproducción (R0) que indica cuántas personas contagia cada infectado pasó de 1,08 a 1,12; significa que 1 persona contagia a más de una. Hasta que no descienda a 1 o menos de 1, la curva se empina sistemáticamente. Las “flexibilizaciones” de la cuarentena la han empeorado. Está dando positivos el 41% de los testeados para un ideal de 10% (OMS) si se realizaran mas rastreos, detecciones y testeos con lo que aparecerían muchos más infectados. No hay un informe del plan Detectar de rastreo de casos en Amba en términos de cuántos barrios se pretende abarcar, en cuánto tiempo y su incidencia actual en la mitigación de la epidemia.


Mal pronóstico


Esta dinámica, de mantenerse, llevaría, según proyecciones, a una saturación del sistema de salud en cinco semanas en CABA y veinte días más en la provincia de Buenos Aires (PBA). Un estudio del investigador del Conicet de Córdoba, Rodrigo Quiroga, pronostica que con el tiempo de duplicación actual de internados en terapia intensiva, la “última cama” se ocuparía el 22 de julio en CABA (otras estimaciones plantean el 29). Toma como dato 1.409 camas de terapia en CABA, entre públicas y privadas, con una disponibilidad del 60% y un promedio de 20 días de ocupación. Para provincia de Buenos Aires con 1.319 camas disponibles -el 45% de las 2.931 que existen- la saturación se produciría el 18 de agosto (Clarín, 12/6). Se plantearía entonces un cuadro como el de Chile. El ministro Ginés González García dijo el 30 de mayo, ratificando informes de Carla Vizzotti, que las hipótesis sobre el agotamiento de camas críticas “son macanas”. En Resistencia, Chaco, el 80% de las camas de terapia está ocupado (declaración del intendente Gustavo Martínez a Cadena 3) por lo que retroceden a fase 1 de aislamiento.


El secreto de las camas de terapia


Hay varios datos de estos estudios que se obtienen indirectamente porque las cifras reales de disponibilidad de camas de terapia son imprecisas. Los investigadores no pudieron obtener, por ejemplo, ni del Ministerio de Salud de CABA ni del de Nación, el número de camas de terapia del ámbito privado. Un dato que guardan para sí las prepagas que obtienen de las áreas críticas su mayor facturación. Por respetar ese criterio comercial, la gobernación de Kicillof estableció una ayuda de 400 millones de pesos mensuales y un aumento especial del valor módulo por el uso de las terapias privadas, desviando fondos del Ioma, la obra social de los docentes y empleados de la Provincia. Y a eso llama “integración del sistema de salud público y privado” (Ámbito, 10/6). Cinismo. Otro dato difícil de obtener es la distribución de las terapias por regiones y, fundamental, la cantidad de personal idóneo necesario para manejarlas. Trabajadores de hospitales de CABA han denunciado que algunos agregados de camas de terapia del último período en hospitales no cuentan con personal que las atiendan.


El mito de la “reforma sanitaria”


La desinformación y el sigilo sobre datos básicos es siempre sospechoso, dificulta la formulación de pronósticos y medidas acordes y pone en duda los reiterados informes oficiales sobre la “fantástica mejora de la capacidad sanitaria” lograda en los meses que “se le ganó a la pandemia”. El cuadro es más bien de improvisación, desfinanciamiento y llegada tarde a medidas sanitarias básicas como el rastreo de casos en terreno. El reciente informe de las Asambleas de Residentes y Concurrentes es contundente: el 83% de los efectores donde se atiende Covid-19 no cuenta con los insumos de bioseguridad necesarios; en el 51% de los hospitales y centros de salud no se aplica protocolos para el aislamiento del personal, en el 50% falta espacio físico para aislar pacientes sospechosos


Abriendo paraguas


Aun con el margen de error que tuvieran, los pronósticos de saturación del sistema de Salud no han sido desmentidos. El ministro de Salud de CABA, Fernán Quirós, dijo que a esas estimaciones había que ajustarlas tomando en cuenta los datos que surjan del operativo Detectar que se está aplicando y que si las cifras de nuevos casos se mantienen alrededor de 500 diarios, sería por ahora manejable. Pero no dice cuál es el límite de tolerancia del sistema y cómo alejarse de él. Sobre la base de esas especulaciones Larreta se opone a retroceder de la apertura. En Provincia, en cambio, el ministro Daniel Gollán declaró que si se abría la cuarentena veríamos cadáveres apilándose. Y su jefe de asesores, Enio García, dijo que Provincia ya tiene el 40% de sus camas de terapia ocupado: “si no fortalecemos el aislamiento en 30 o 40 días se pueden terminar las camas de terapia intensiva” (Tiempo, 14/6). Un pronóstico ominoso.



A confesión de parte…


Todos están pidiendo pista. La declaraciones de Ginés Gónzalez García en una conferencia con periodistas científicos son más que reveladoras: “tal vez tendríamos que haber empezado un poco antes con el rastreo” … “la única medida contundente hasta ahora es el aislamiento” … “tendría que haber insistido más en la organización, no solo entre lo público y lo privado, también con las organizaciones populares”. Más adelante agregó, sobre la situación en Provincia, que el problema en el conurbano “es que esa zona tiene muchos menos recursos para hacer los procedimientos del Detectar. El desafío es la formidable logística que hay que tener para hacer los aislamientos” (La Nación, 13/6). Tremendo, está revelando que corren desde atrás: no se están invirtiendo los recursos necesarios para aumentar la detección y para aislar a los infectados. Y esto lo dicen funcionarios –porteños y bonaerenses- de gobiernos que están pagando miles de millones de dólares de una deuda fraudulenta, restados a la salud y a la vida de decenas de miles de ciudadanos.


Pues entonces quién lo tiene


También habla de fracaso la guerra de acusaciones de unos y otros. Los porteños señalando que los casos crecen más en Provincia, los bonaerenses replicando que esos contagios se producen en zonas lindantes con la Capital y que la apertura de comercios y la autorización a los “runners” fue un desatino de Larreta. Sin asumir por su lado que en la provincia de Buenos Aires autorizaron la apertura de la mayoría de las industrias, con su correspondiente aumento de gente en la calle y medios de transporte. Estos choques de camarillas políticas impotentes ante semejante drama, marchan a dirimirse en una cumbre de valoración y “ajuste” de la cuarentena. Pero este elenco no tiene las condiciones políticas -Larreta ya dice que no retrocederá– por su subordinación al dictado de las cámaras empresarias y al pago de la deuda. Limitaciones insalvables.



Plan de guerra al Covid-19


No es momento de arrepentimientos hipócritas, las confesiones “personales” de Ginés hablan de la subordinación de oficialistas y opositores a la medicina privada y a las cámaras empresarias. Hay que girar 180 grados y lanzar un plan de guerra contra el Covid–19 con todas las medidas y todo el financiamiento necesarios. El punto de partida es la centralización de los sistemas de salud bajo un comando único, disponiendo y administrando la totalidad de los recursos y las camas de internación tanto públicas como privadas o de obras sociales. Es inaceptable que prime el interés empresarial de los Belocopitt.


Ese comando debe multiplicar por miles los equipos de rastreo de casos, contactos y testeos y ampliar lo necesario los alojamientos para aislamiento, disponiendo de las miles de propiedades de las iglesias, clubes y hoteles. Con confort y equipamiento sanitario eficiente. Duplicación inmediata del presupuesto de salud para jerarquización de los trabajadores de la medicina, eliminando el pluriempleo, para insumos suficientes y de calidad de bioseguridad. Protocolos sanitarios para hospitales, empresas y medios de trasporte, bajo control de los trabajadores de cada lugar, únicos que pueden impedir las trampas patronales que burlan las reglas para mantener la producción.



Un pilar de la política sanitaria, suspensión del pago la deuda externa


Para financiar el combate al virus se necesitan fondos. No hay cuarentena con hambre ni plan sanitario sin financiamiento. Subsidio de 30.000 pesos para todo el que no esté recibiendo un sueldo o mantenga cerrado un pequeño comercio y no a la gran patronal de Clarín, Techint y McDonald. Prohibición efectiva de despidos y rebajas salariales (Anulación del pacto UIA–CGT–Gobierno). Asistencia masiva alimentaria, sanitaria y habitacional para las villas y barrios pobres bajo control de los propios vecinos organizados. Fuera el ejército de las barriadas. Los fondos necesarios están más que a mano: suspensión del pago de la deuda externa e impuestos extraordinarios a las grandes fortunas para recaudar ya 15.000 millones de dólares. Apoyo al proyecto presentado por el FIT–U.


Que intervengan los trabajadores


Ante la impotencia confesa de los Larreta, Kicillof y Fernández que se disputan los favores del gran capital, que sean los trabajadores desde sus asambleas y organizaciones los que tomen en sus manos el combate al Covid-19. Finalmente fueron los docentes los que impusieron su cuarentena. Los obreros del neumático y los choferes de UTA, sus protocolos. Y los mineros de Andacollo la defensa de sus puestos de trabajo. Ese es el camino.