Por una bancada obrera
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El triunfo de Kirchner no nos puede ocultar, a quienes vivimos en Santa Cruz, que gran parte de su campaña invocando las bondades de la situación provincial estuvo basada en falsedades, bien vendidas en los medios nacionales de difusión.
El reciente anuncio de que se otorgará un premio de 400 pesos, repartido entre julio y agosto, justo antes de las elecciones, nos demuestra que no hay aumento de salarios , congelados desde hace más de once años y con asignaciones familiares más bajas y reducciones salariales desde el 2001.
Los catorce millones que implica el pago de esos “premios”, surgen exactamente del dinero que nos vienen descontando desde el 2001, o sea que los pagamos los propios trabajadores, y además es discriminatorio contra los contratados.
La desocupación en Santa Cruz está apenas disimulada por la cantidad impresionante de planes de empleo y contratos precarios, que por su peso porcentual en nuestra población ocultan la realidad de una provincia estancada.
La mina de carbón está paralizada y las promesas de inversión de Duhalde nunca se concretaron.
El incremento de algunas actividades productivas como el pescado o el petróleo, no se ha traducido en puestos de trabajo bien remunerados, sino en empleo precario, cooperativizado o tercerizado, casi siempre superexplotado.
La existencia de cuantiosos fondos en el exterior, mientras se somete al pueblo a salarios de miseria, es una muestra cabal del carácter de clase del nuevo Presidente. La aplicación de sistemas de flexibilización y disciplinamiento laboral como e l presentismo, nos muestran con claridad a un gobernante conservador y autoritario, lo más parecido a un patrón de estancia.
Ante esta realidad provincial que padecemos hace años y que aparece como “congelada” por el control político del clan gobernante, los trabajadores de Santa Cruz hemos resistido de múltiples maneras, con las huelgas mineras, los piquetes de los desocupados y las movilizaciones y cacerolazos contra el ajuste provincial.
La Ucr, el Frepaso y el Mofesa han capitulado y carecen de principios. En algunas circunstancias excepcionales coquetearon con los reclamos, pero en las instancias decisivas les dieron la espalda, siendo funcionales a las sucesivas reelecciones del clan Kirchner, al que casi todos los dirigentes votaron en primera vuelt a o iban a votar en la segunda.
Los desocupados, que conquistaron puestos de trabajo con sus luchas y movilizaciones en la zona norte, pero también en Gallegos; los activistas docentes, que han venido sosteniendo un gremio independiente del poder; los mineros, que han salvado varias veces su fuente de trabajo por medio de la lucha; los caceroleros, que se movilizaron contra las medidas de ajuste y contra la represión de Kirchner, y miles de trabajadores que mascullan su bronca por la miseria, por estar atados a los famosos “planes” o a contratos interminables; todos nosotros debemos unirnos para construir nuestra propia alternativa política, para llevar al triunfo la lucha por las reivindicaciones locales y parciales. Debemos disputar el poder, con el objetivo de reorganizar la provincia en beneficio de los trabajadores.
• Aumento salarial y de las prestaciones sociales del 100%.
• Por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario.
• Por asambleas en todas las organizaciones del pueblo y por un Congreso de Bases de los sindicatos.
• Romper con el FMI.
• Repudiar la deuda externa usuraria.
• Nacionalizar los bancos y Afjp bajo control de los trabajadores.
• Abolir el secreto comercial y abrir las cuentas de las corporaciones capitalistas.
• Por un gobierno de los trabajadores y por la unidad de América Latina sobre bases socialistas.