Porque protesta Francisco Macri
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Francisco Macri, una de las figuras ‘estelares’ del encuentro de grandes explotadores argentinos que acaba de celebrarse en Bariloche, ganó los titulares de todos los diarios cuando acusó al gobierno menemista de carecer de “una política industrial y comercial activa” y reclamó, en un lenguaje grandilocuente, defender el “perfil industrial” del país, “identificando los sectores prioritarios para el interés nacional”. Parecía hablar como un Terragno o un ‘Chacho´ Alvarez.
¿Por qué protesta Macri, uno de los principales beneficiarios de las privatizaciones y del ‘generoso’ “régimen automotriz” establecido por Cavallo? Gracias a las ‘reservas de mercado´ establecidas por ese régimen especial, las terminales pudieron triplicar su producción en los últimos cinco años y gracias a la ‘flexibilidad laboral´ este aumento les significó enormes super beneficios.
El arrebato ‘industrialista’ y ‘nacionalista’ de Macri fue unánimemente interpretado como un intento de presión sobre el gobierno para modificar el acuerdo automotriz establecido con Brasil … Es que, aunque Brasil flexibilizó el cupo de importaciones de autos provenientes de la Argentina, las terminales brasileñas fueron autorizadas a importar maquinarias, equipos, piezas y autopartes pagando aranceles de apenas el 2%, muy por debajo de los que pagan las terminales radicadas en la Argentina. Asimismo, autoriza a las terminales a importar automotores, con un arancel preferencial, por un valor equivalente a las inversiones y exportaciones que realicen, lo que beneficia a los pulpos establecidos en ambos países e internacionalmente, pero no a Sevel, que sólo está radicada en la Argentina desde la disolución de su sociedad con Fiat. El ‘régimen automotriz’ brasileño fue impuesto por las grandes terminales imperialistas y es por este motivo que fue finalmente aceptado por el gobierno menemista.
El ‘intercambio compensado’ entre las terminales de la Argentina y Brasil cierra el mercado brasileño a Sevel y Ciadea, que carecen de plantas en ese país. Un acuerdo temporario les permitió a estas últimas colocar 60.000 unidades por año en Brasil sin necesidad de ´compensación’ hasta 1999, pero “los cambios en los elencos ministeriales que se sucedieron en los principales socios del Mercosur esterilizaron el acuerdo y ahora Macri achaca a Guadagni (secretario de Industria) haber aceptado una reducción en el número de unidades que podrían ser exportadas libremente a Brasil por Sevel y Ciadea” (El Cronista, 25/10). En esta disputa comercial radica ‘el interés nacional’, según Macri.
La preocupación de Macri, sin embargo, no se limita a su exclusión del mercado brasileño, sino también del argentino. Sucede que la industria automotriz argentina ya cuenta con una capacidad excedente del 30%, a la que hay que agregar la de las plantas que todavía no han comenzado a producir: Fiat y Chrysler (en Córdoba), General Motors (en Rosario), Toyota en Zárate. En total, se calcula que en apenas tres años la capacidad de producción argentina podría alcanzar a 800.000 unidades anuales, el doble de la actual. Se trata de una cifra por completo ‘indigerible’… más aún cuando la sobreproducción mundial supera las 10.000.000 de unidades por año.
“Está claro que Macri – sostiene Juan Alemann (La Razón, 28/10)- con una fábrica que no es de las más modernas y habiendo perdido su marca líder, Fiat, tiene un problema”, por “su posición de debilidad frente a terminales como General Motors, Ford, Volkswagen y Fiat” (El Cronista, 25/10).
La ‘protesta’ de Macri en Bariloche pone en evidencia su indisimulable retroceso industrial e, incluso, en otras ramas, a las que ingresó para ‘diversificarse’, pues ha debido poner en venta su participación en las distribuidoras del gas del Centro y de Cuyo, y acaba de desprenderse de sus plantaciones y de la planta procesadora de limón que tenía en Tucumán, en favor del grupo Bemberg.
La ‘caída de la casa Macri’ es una nueva evidencia del retroceso estratégico que ha sufrido la burguesía nacional, a pesar de los subsidios y ‘oportunidades’ que le dio el menemo-cavallismo.