Políticas
22/5/2024
¿Prohibir el divorcio? Milei quiere madres y esposas sumisas
Francisco Sánchez, el secretario de culto se pronunció contra el derecho al aborto, el matrimonio igualitario y hasta del divorcio.
Seguir
Francisco Sánchez
Francisco Sánchez, el secretario de Culto de Milei, realizó declaraciones contra el aborto legal, el matrimonio igualitario y hasta contra la ley del divorcio. Estos dichos defendiendo dogmas oscurantistas ya son un clásico de los funcionarios de Milei, es la expresión de un gobierno misógino y homoodiante que, lejos de promover cualquier tipo de libertad, se vale del poder del Estado para imponer el oscurantismo contra las conquistas de las mujeres, la comunidad LGTBIQ+ y disolver todo derecho a decidir.
Para intentar justificar sus declaraciones, Sánchez aseguró que los hijos de parejas separadas formalmente tienen más problemas de ansiedad y peor rendimiento en la escuela, sin citar ningún informe ni autor. Asimismo, sostuvo que la Ley del Aborto avala “la matanza de criaturas” y atenta contra el crecimiento demográfico, en un momento en que es necesario “repoblar la Argentina”.
Los dichos del secretario de Culto tienen el objetivo de impulsar como política las doctrinas clericales más conservadoras en pos de estrechar alianzas con la iglesia y reforzar el ascendiente reaccionario de estas instituciones sobre la sociedad para avanzar en sus planes antiobreros. Esto quedó claro cuando afirmó: “en la Argentina hay plena libertad de culto y, si hay un rasgo que caracteriza a los cultos, sobre todo a los mayoritarios, es ser conservadores de las cosas que forman parte de sus tradiciones, dogmas, y que no admiten estos cambios violentos que muchas veces el progresismo quiere impulsar a aceptar como si fueran cosas naturales”.
Para Sánchez lo natural es que las personas no puedan decidir con quien transitar su vida, independientemente del sexo que fuera, separarse o que las mujeres decidan si quieren parir o no. A tal punto esto no es natural que el Estado tiene que intervenir directamente atacando al movimiento de mujeres y diversidades sexuales y financiando a estas instituciones retrógradas, como con el subsidio a las iglesias y a los colegios confesionales (demostrando que el “plan motosierra” solo tiene como destinatario el gasto social) y arremeter contra todas las conquistas en ese sentido.
Si a Sánchez le preocupara el rendimiento escolar lucharía por terminar con el ajuste educativo que mantiene hoy en emergencia a al conjunto de la educación pública, golpeando fuertemente los salarios docentes y las condiciones de aprendizaje, y que pauperiza aún más la precaria infraestructura edilicia. Si a Sánchez le preocupara la tasa de natalidad se ocuparía de garantizar las condiciones para que las mujeres o personas gestantes que quieren maternar puedan hacerlo, con salarios que puedan afrontar el costo económico de la crianza, estabilidad laboral y los derechos y licencias necesarios.
Pero al gobierno no le interesa realmente revertir estos problemas sociales, al contrario, descarga el ajuste sobre las principales esferas públicas y sobre los bolsillos de la población mientras recicla instrumentos de dominación propios de regímenes sociales precedentes -como el dogma religioso- para acentuar la explotación de la clase trabajadora.
Hay que desenvolver una lucha consecuente por defender todas las conquistas civiles, de las mujeres y la comunidad LGTBIQ+, por la separación de las iglesias del Estado y para terminar con esa influencia retrógrada.