Políticas

26/10/2017|1479

Provincia: medio millón de votos al FIT

Identikit de un salto político


Los 445 mil votos a senador y los 492 mil a diputados para el Frente de Izquierda en la provincia de Buenos Aires constituyen un salto del 40% respecto de las Paso en ambas categorías. Es la mayor elección que hayamos tenido en la provincia. Sacamos a senador, un cargo no expectable, 44 mil votos más que a diputados en la elección anterior de 2015 y 90 mil votos más que en la categoría Presidente de aquella elección. Quedamos a centésimas del PJ de Florencio Randazzo, 4,75% contra 5,31% en senadores y superamos su lista en diputados con 5,33% a 5,21%.


Nuestra elección se aprecia en su dimensión política si tenemos en cuenta el vasto operativo de polarización de la maquinaria oficial y el kirchnerismo, uno con la gobernación, el otro con 50 intendencias. Hubo tres fuerzas que aumentaron el caudal respecto de agosto: Cambiemos, Unidad Ciudadana y el FIT.


 


El gobierno se alzó con una victoria clara a partir del apoyo macizo de toda la clase capitalista. Explotó a fondo el desfile de De Vido y compañía por los tribunales y repartió profusamente dinero en obra pública y en créditos con destino de vivienda en los distritos más difíciles. Lo primero, con deuda, y lo segundo, transfiriendo el riesgo inflacionario y cambiario a las familias. Pero, por sobre todo, explotando una crisis del peronismo bonaerense que, simplemente, se ha agravado.


 


El PJ fue un desquicio, cruzado por cortes de boleta que llegaron a los más reputados kirchneristas como los intendentes de Avellaneda y Berazategui y al núcleo íntimo de Massa en Tigre y San Fernando. Cristina emerge con votos, pero por abajo tiene a los barones que mirarán la caja y los vientos nacionales de un PJ que es socio estratégico del conjunto de la burguesía. Será rehén de su propia estrategia de peronización o condenada a un nuevo “frepasito”. Si apreciamos su despegue del chavismo en plena campaña, apunta a lo primero. Claro que Macri, con su inmediato llamado a un pacto de unidad nacional, la pondrá a prueba de entrada.


Otro capítulo de la crisis del peronismo es el Evita, que no pudo traducir en votos los enormes dineros asistenciales que recibe y sus devoluciones. como el quórum a la ley de ART.


 


La elección del Frente de Izquierda


 


Primer dato de la elección, una homogeneidad en el voto que implica la adhesión a una perspectiva política de conjunto. Las especulaciones y maniobras sobre cortes de boletas con Cristina Kirchner (ver nota aparte), fueron desmentidas por el resultado.


 


El voto es también relativamente homogéneo en punto a la enorme extensión de la provincia,  lo que ha permitido consagrar a Romina Del Plá como diputada nacional junto a Nicolás Del Caño. Pasamos la Paso con listas locales en 85 distritos (el PO en casi todos ellos y liderando las listas en 56).


 


En el conurbano y las grandes concentraciones la elección superó el promedio, con un pico del 6,93% en Vicente López. Con el dato destacado de que Guillermo Kane, consagrado legislador por la Tercera Sección (fue diputado rotativo en el mandato 2013), le gana al "Chino" Navarro, que de ese modo queda afuera de la legislatura. Se trata de una victoria en una sección electoral con enorme concentración de la clase obrera.


 


En general, le ganamos el conurbano a la lista de Randazzo, que obtiene trabajosamente el cuarto lugar a Senador con focos de influencia como la Intendencia de Bolívar, donde obtuvo casi el 20%.Esta victoria contra el aparato del PJ en grandes distritos obreros resalta la elección del FIT.


 


Obtuvimos fuertes elecciones en otros centros urbanos como Bahía (6,36%), La Plata (6,89%) y Mar del Plata (5,80%). En esta última duplicamos los votos, ante una intendencia hiperderechista y represiva. Pero, al mismo tiempo, se repitió una notable novedad para la izquierda bonaerense: elecciones elevadas en distritos agrarios, con picos de más del 7% en concejales en Puan o Ayacucho. En Pergamino casi duplicamos las Paso, dimos un enorme salto en Azul y así de corrido. El PO lo tradujo en forma militante con más de mil fiscales del interior bonaerense.


 


La campaña política del PO


 


Cristina vino abiertamente por los votos del FIT, lo proclamó a cuatro vientos, pero al mismo tiempo peronizó su discurso y dio todo tipo de garantías a la burguesía de que no rompería la unidad del peronismo. Del mismo modo, tendió múltiples puentes con la burocracia sindical, logró el apoyo explícito de Daer, se calzó el gorro de la Uocra en Racing y volvió a la teoría del “enfrentamiento entre militantes” para referirse al crimen de Mariano Ferreyra.


Desde la conferencia de prensa donde relanzamos la campaña, el PO no dejó lugar a dudas. Caracterizamos ese derrotero y definimos:  “que se olviden de venir por nuestros votos, vamos por los de ellos”. Y desenvolvimos toda la campaña en lucha política con el kirchnerismo. Refutamos la idea de que “el 65% votó contra el ajuste”, lo que significaba convalidar a las distintas alas del peronismo como “antiajuste”, cuando son su garantía federal, parlamentaria y sindical. Resaltamos que el peronismo priorizará negociar las cajas de los gobernadores y del unicato sindical para entregar a la clase obrera al conjunto de la ofensiva planteada, de tarifazos y reforma laboral.


Fue una campaña electoral de lucha de clases, definidamente socialista. Desde los albores de las Paso pusimos la campaña “al servicio de las luchas”, lo que nos valió el ataque decidido de Clarín en ocasión de la gran movilización del Polo Obrero, la CSC-PO y otras organizaciones ante el Consejo del Salario Mínimo. Profundizamos esa orientación durante toda la campaña: las huelgas y piquetes santacruceños, Pepsico, la huelga de los choferes cordobeses, la movilización de sindicatos combativos del 12 de octubre contra la reforma laboral y, durante 78 días ininterrumpidos hasta las vísperas mismas de la elección, en la lucha por la aparición con vida y justicia por Santiago Maldonado, planteando el fuera Bullrich y Noceti y la responsabilidad del Estado.


 


El Plenario Sindical de Lanús, que reunió miles de dirigentes, delegados y activistas obreros en apoyo al FIT, fue un espaldarazo al voto en las concentraciones fabriles que fueron objeto de la campaña “casa por casa y fábrica por fábrica”, la consigna de acción del PO bonaerense. Pero Lanús fue mucho más que eso, porque puso en la campaña la denuncia del pacto Macri-CGT y preparó al activo combativo para la lucha que vendrá contra la reforma laboral. Esto, en un cuadro dominado por la contención de la burocracia sindical que no esperó la elección para sentarse a entregar los convenios y negociar el Plan Universal de Salud y otras iniciativas estratégicas de la burguesía contra el movimiento obrero. La burocracia fue una pieza del triunfo macrista en el orden nacional. Y Lanús salió a marcar ese derrotero 20 días antes de la elección, cuando Cristina los convalidaba y reforzaba su orientación de desmovilización obrera ejecutada desde el levantamiento de la acción del 7 de agosto y el carnereaje kirchnerista a toda lucha. En ese punto, mientras Cristina logró que un ala del FIT (ver nota ) le brindara una reunión demagógica con las obreras de Pepsico, la Coordinadora Sindical Clasista ofreció Lanús a sus activistas y en la asamblea de Pepsico en lucha ganó la posición de participar en la marcha del 12 de octubre.


 


Las consignas “en defensa de los trabajadores, siempre”, “juntos con los trabajadores, las mujeres y la juventud” y “al ajuste le hacemos frente con la izquierda y los trabajadores” ganaron un lugar central por peso propio. Fueron clave para una campaña cuyo liderazgo político fue ejercido por el PO, en el marco de las listas comunes que priorizaron una estrategia de frente único de clase por encima del faccionalismo y de la tendencia al “frente antimacrista” que constituye un indisimulado puente con el kirchnerismo. 


 


Nuestra campaña y sus consignas transicionales, colocaron en todo momento a los trabajadores como alternativa de poder,  en la lucha por su propio gobierno.