La dirección del PTS ha salido a dar una versión peculiar sobre la ausencia de sus diputados en la votación que facilitó la aprobación del financiamiento a la policía aeroportuaria de Eurnekian. En una nota titulada El PO y un relato faccioso ofrecen dos estrategias distintas para encubrir que votaron conscientemente a pedido del gobierno: la primera es aducir ignorancia respecto de la importancia del voto (“desconocíamos el resultado final de la votación” o “esa ausencia temporal debió ser en otro momento”) y la otra es involucrar al PO en esa maniobra (“el PTS actuó en permanente colaboración con el PO, de principio a fin”). Vamos por partes.

Tal como afirma Guillo Pistonesi en su nota, la sesión de Diputados del martes pasado estuvo cargada de presiones de parte de la burguesía en general, y del gobierno en particular. Nada de esto debería sorprendernos. El lobby es permanente en el Congreso y, en este caso, el gobierno estaba pendiente de poder conseguir en la votación en particular (artículo por artículo) lo que ya se había garantizado en la votación en general: el aval del parlamento para llevar adelante el ajuste por las vías acordadas entre Massa y el FMI. Lo que está en discusión, entonces, no es si existieron o no presiones sino la permeabilidad a esas presiones.

En su artículo, Pistonesi señala que ya se había rechazado el apoyo a que el Ejecutivo modificara las retenciones a su antojo –para pagarle al Fondo- y que se había ratificado el voto contrario a que se incluya al Poder Judicial al pago de ganancias, sin distinción entre trabajadores y jueces. Pero haber actuado correctamente en la votación en general y en la mayoría de los artículos no justifica en absoluto lo que ocurrió después.

En medio de la votación del articulado tanto Germán Martínez, jefe del bloque oficialista, como Paula Penacca, referente de La Cámpora en la Cámara, se levantaron para insistir personalmente a los diputados del FIT que se abstuvieran en el artículo referido a la tasa con destino a la policía aeroportuaria.

En lugar de sostener una conducta propia de revolucionarios, el PTS decidió de manera unilateral, consciente y deliberada levantar a dos de sus diputados sabiendo que eso permitiría la aprobación. El artículo se aprobó por un voto y, aunque saquen notas sobre la vagancia de Milei, es necesario llamar la atención sobre su propia responsabilidad en la aprobación de un artículo tan nefasto.

El debate y la acción común a lo largo de la sesión no impidieron tener una conducta diferente frente a este artículo en particular, que se procesó de manera pérfida ya que la diputada de ellos que sí votó lo hizo en contra.

No estamos frente a una “patraña”, como sugiere Pistonesi, sino a una delimitación política que es imprescindible porque, como hemos dicho tantas veces, la independencia política respecto de todas las variantes de la burguesía es un capital del FIT-U; el punto de apoyo para una correcta intervención frente a esta crisis, que nos permitirá potenciar nuestro desarrollo en la lucha de clases y, como parece ser la única preocupación del PTS, también en las elecciones.

Del Caño y Vilca no se ausentaron al mismo tiempo por un error, sino a pedido del gobierno y con la venia de la dirección de su partido. Hacerse el distraído con eso es rechazar un debate frontal y esconder políticas divergentes dentro del Frente de Izquierda, un método contrario a toda construcción revolucionaria.

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