Políticas

28/2/2002|743

Qué debaten las asambleas populares

En las Asambleas Populares hay varios debates que tienen un gran interés político y práctico y que merecen una reflexión.


 


Asamblea Constituyente


La Asamblea Interbarrial aprobó por unanimidad la consigna de Asamblea Constituyente. A partir de ese momento el debate sobre el alcance de esta consigna está lejos de cerrarse. La consigna de Asamblea Constituyente permite plantear el problema del poder y la lucha por el poder en las condiciones concretas de la presente situación.


Pero, ¿quién convoca a la Asamblea Constituyente?, se preguntan en las asambleas. La respuesta es muy sencilla: la convocatoria estará en manos de quien luche por ella. Es decir que si las asambleas populares luchan por la Constituyente y derriban a los gobiernos capitalistas incapaces de realizarla, van a ser ellas las que tengan la misión de convocarla.


Luchando por la Constituyente *lo que equivale, insistimos, a la única forma de luchar por el poder en las actuales condiciones*, las propias asambleas populares o piqueteras se convierten en una herramienta de poder de los explotados. Los que plantean que el poder pase ya a las asambleas populares, sin que tengan que luchar por el poder para la Constituyente, es decir sin acreditar autoridad nacional, organización y fuerza, no hacen más que propagandismo.


La otra inquietud es si algún político o partido enemigo es capaz de convocar a la constituyente. La pregunta expresa el interés por evitar una expropiación del movimiento popular. Pero la Asamblea Constituyente soberana plantea el derrocamiento del actual gobierno, en primer lugar, y debe abarcar a todos los poderes del estado nacional, provincial y municipal. Los políticos patronales no hablan de Constituyente soberana, porque lo que quieren evitar es precisamente el derrocamiento del régimen.


La cooptación del Estado


En la Capital Federal sigue el gobierno ¡de la Alianza! Una de sus características es aliarse al ARI, al Frenapo, a la CTA y a los bancos públicos y cooperativos para tratar de cooptar a los movimientos populares.


En la Capital, han comenzado a actuar los CGP (Centros de Gestión y Participación). En la Asamblea de Anchorena y Córdoba los responsables de los CGP fueron repudiados de entrada. Entonces empezaron a ofrecer el sonido para las asambleas, material para organizar microemprendimientos y planes Trabajar. En la Asamblea hay un fuerte debate sobre qué hacer. Para responder a esta pregunta hay que entender que los CGP son parte del Estado opresor y hambreador. Hay que exigirles planes laborales; hay que exigirles bolsones de comida, suspensión de los desalojos y todos los reclamos populares, pero bajo control de las asambleas. Planteamos la disolución de los CGP y la organización de los barrios por las Asambleas Populares.


En Ayacucho y Rivadavia, el CGP también ofreció sus instalaciones. ¿Hay que aceptar el sonido del CGP, sus instalaciones? No, hay que plantear la disolución de los CGP y la entrega de todos sus bienes a las Asambleas Populares.


La acción de los CGP está fogoneada por el Frenapo, que busca dividir a las asambleas en comisiones con la finalidad de regimentarlas y quitarles su carácter de órganos de lucha y de acción. Cuando el Frenapo finalmente es derrotado arma asambleas aparte, donde van sus partidarios, en general escasos.


Actuar


La regla general es que las asambleas se desarrollan en los casos en que actúan, en que son un canal de lucha. Cuando esto no sucede y se transforman en un lugar de puro debate o de lucha de aparato, las asambleas se debilitan y pierden su relación con los vecinos del barrio. El peligro en muchos casos es que para combatir la acción de funcionarios gubernamentales o del Frenapo, el activismo radicaliza verbalmente a la asamblea sin tener en cuenta la evolución de la mayoría. Por eso, el activismo debe preparar sus intervenciones y no improvisar.


La asamblea popular es, fundamentalmente, un instrumento de lucha de las masas. Sólo así puede ganar a la mayoría de los explotados y convertirse en una alternativa de poder.