Políticas

3/6/2021

¿Qué hay detrás de la reunión de Kicillof con Martín Guzmán?

Más deuda externa en tiempos de default provincial , pandemia y elecciones.

Kicillof concurrió de visitante al Palacio de Hacienda para reunirse con Martín Guzmán, en lo que se parece mucho a una “retirada táctica” del kirchnerismo. El lapsus de Alberto Fernández, hablando de la “vacunación en campaña, digo en pandemia” confirma los apremios electorales del peronismo en plena crisis social y pico de la segunda ola. La “vuelta al pago” de Kicillof está lejos de cerrar la crisis política en el Frente de Todos, por el contrario, aviva las disputas y los enfrentamientos con los intendentes bonaerenses y el aparato pejotista por las candidaturas.

Cristina y Kicillof pactan esta tregua con Alberto Fernández y Guzmán preocupados, también, por los heridos del peronismo (y exkirchneristas) que se alinean o amenazan con alinearse con Randazzo, entre éstos el exintendente marplatense Gustavo Pulti, pasado a la “vereda del medio”, y la potencial incorporación de los “rebeldes” Menéndez y Gray al “randazzismo”, que mantienen la conducción del PJ provincial hasta las elecciones legislativas.

Aficionado a las frases grandilocuentes, Kicillof fue más lejos afirmando que “hacía tiempo que no había una conexión tan fuerte entre Nación y Provincia”. Esto, a pesar de que Alberto Fernández reivindicó el tarifazo del gas como un triunfo propio, mojándole la oreja al gobernador y a la Cámpora. El romance de ocasión incluyó un hilo de tuits de Martín Guzmán calificando a la provincia como el corazón productivo del país. Poco le duró a las huestes del Instituto Patria la “ofensiva contra el aumento de las tarifas” y los cuestionamientos a la forma como el gobierno nacional está “negociando” con el FMI. El “encuentro” con Guzmán preanuncia la inminente capitulación de Kicillof frente a los bonistas de la provincia, que exigen un pago de “buena voluntad” para continuar la ronda de tratativas por el canje de deuda.

La mayoría de los medios de prensa, oficialistas y “hegemónicos”, destacaron que el cónclave apuntó a saldar la escalada de choques y tensiones al interior de la coalición de gobierno. Esto es innegable, sobre todo a la luz de las encuestas que dan cuenta de un escenario abierto y la caída de imagen del presidente y el gobernador. Sin embargo, es una visión parcial: Axel Kicillof, en nombre de Cristina Kirchner, fue a pedir autorización para contraer nuevos empréstitos en el “mercado internacional”. Más deuda externa. .

Crecen las presiones de los intendentes peronistas y de Juntos por el Cambio por un incremento del Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) en 3.000 millones de pesos extras y por el giro de un Fondo Covid 2, todo destinado a financiar las respectivas campañas electorales. La “reconciliación” de Kicillof con el “albertismo” es producto de las urgencias electorales, pero también de la crítica situación financiera que atraviesa a la provincia de Buenos Aires, sometida a la extorsión de los fondos buitres del “Comité de Acreedores” que vienen rechazando todas las ofertas de canje de los títulos de la deuda externa bajo tenencia extranjera. Kicillof reclamó fondos para “infraestructura” y “financiamiento”: es decir, que se abra la billetera para la campaña electoral en la estratégica provincia de Buenos Aires.

El 4 de junio vence otra postergación del “canje” de la deuda bonaerense y el gobierno del Frente de Todos ya anunció públicamente mayores concesiones a los buitres, que se suman a la eliminación de toda quita de capital, al recorte de los plazos de pago y reconocimiento de mejores precios de los cupones. Pasado más de un año desde la oferta original presentada, Kicillof va para atrás como el cangrejo y se prepara para tirar la toalla ante los “acreedores”. No hay “deuda sustentable” ni “modelo soberano” en una provincia quebrada, por eso el kirchnerismo pide la escupidera a Guzmán y va a la zaga de los condicionamientos del FMI.

El “exilio” transitorio de Sergio Berni, enviado de “licencia” a un hospital de Santa Cruz, es parte de este reacomodamiento del kirchnerismo. El “pesado “Berni se fue al mazo hasta que pase la tormenta. Para Alberto Fernández, el ministro de “seguridad” y capo de la Bonaerense, colmó el vaso con el ataque frontal a la ministra Sabina Frederic, pero lo que está en juego es el despliegue territorial de once mil gendarmes y efectivos nacionales para marcarle la cancha a Kicillof, Máximo y Cristina. .

Los satélites “izquierdistas” que justifican su disolución en el Frente de Todos en nombre de una “radicalización” del kirchnerismo deberán digerir nuevos sapos, incluida una eventual candidatura de Daniel Scioli. Las burocracias sindicales de las CTA´s volverán a adaptarse con nuevas crisis en su interior. La preparación de la campaña electoral, en esta catástrofe social y sanitaria, va unida a una delimitación sistemática con el nacionalismo burgués y el kirchnerismo que gobiernan la provincia pactando con Juntos por el Cambio y ajustando a los trabajadores.

Un Congreso del Frente de Izquierda Unidad es la antítesis y -por eso una “novedad política”- a los enjuagues y roscas del peronismo y la derecha, pero también, y fundamentalmente, un punto de reagrupamiento programático, organizativo, de lucha y movilización por la conquista del voto de los luchadores obreros y populares. Todo indica que la “reconciliación” será el anticipo de nuevos choques y de un giro a la derecha del kirchnerismo.