Políticas

5/8/2019

¿“Que las bases decidan” si votan a Alberto?

Sobre las declaraciones de Altamira en Crónica TV

En un reciente programa de Crónica TV, Jorge Altamira fue consultado insistentemente sobre la posición a adoptar en un eventual ballotage entre Alberto Fernández y Mauricio Macri. La respuesta que terminó formulando ante este interrogante debe llamarnos la atención.


Si bien en primer término Altamira manifestó que lo importante en esta elección es “la proyección y el fortalecimiento de la izquierda”, y cuestionó a las dos listas como agentes del ajuste, ante la presión que ejerció el resto de los panelistas para que fije una posición explícita sobre qué plantearía de cara a una segunda vuelta contestó: “Yo lo que voy a sugerir es que la izquierda convoque a todos los que la han votado, haga una asamblea general y decidamos la conducta. Esa asamblea quizás no lo vote a ninguno de los dos”.


La formulación expresa una cesión ante la presión del kirchnerismo. Que existe una presión sobre la izquierda es innegable, como correlato de la extorsión que ejerce sobre los trabajadores la polarización trucha en la que los dos polos alertan que si gana el otro las consecuencias las paga el pueblo, mientras ambos comparten lo esencial de un programa fondomonetarista y antiobrero. Quien mejor lo definió fue el propio Alberto Fernández, cuando en una cena de campaña con empresarios Pyme los instó a que reclamen el voto de sus empleados advirtiendo que de seguir Macri en el gobierno se vienen más despidos y cierres de empresas.


Esa extorsión es utilizada por los K para disputar el voto de la izquierda, en nombre de que lo principal sería sacarse de encima a Macri. En amplios sectores del movimiento obrero, piquetero, estudiantil, de la mujer, está presente la lucha política contra esa presión, por defender un voto que refuerce la lucha contra el ajuste y las reformas reaccionarias.


Más aun teniendo en cuenta esta situación, la “sugerencia” de convocar al electorado del FIT a una asamblea que decida qué posición adoptar frente a un eventual ballotage es, además de impracticable, inaceptable. Significaría que los partidos del Frente de Izquierda renuncian a plantear a su propio electorado una posición política definida, bajo la vieja artimaña de ‘que las bases decidan’. Esto, con el agravante de que el sujeto que decidiría en esta ocasión serían los electores –por definición un espectro más permeable a la extorsión que implica un ballotage- y ni siquiera la militancia de los partidos del FIT.


Alertamos sobre lo inadecuado de este planteo, que sería para la izquierda ceder ante la presión del kirchnerismo y el callejón sin salida del supuesto “mal menor”. Si efectivamente lo que está en juego para la clase obrera es el fortalecimiento y la proyección de la izquierda, entonces ésta debe librar una lucha política frontal contra la extorsión electoral entre los dos polos fondomonetaristas. Es exactamente eso lo que valoró el XXVI Congreso del Partido Obrero, al adoptar las consignas “Fuera el régimen del FMI”, “Que la crisis la paguen los capitalistas”, “Por una salida de los trabajadores y la izquierda”, que permiten atacar esa polarización contra los trabajadores, en lugar de un “Fuera Macri” que nos hubiera dejado a merced del lado K de la mentada grieta.


El Partido Obrero combate esa presión del nacionalismo burgués con una vigorosa campaña en apoyo al Frente de Izquierda – Unidad, como la única lista que lucha para que la crisis no la paguen los trabajadores. Se trata de una conquista política de la izquierda revolucionaria, que ha agrupado a casi la totalidad de la izquierda en un campo de independencia de clase, en oposición al fraude del frente antimacrista pregonado por los K (con los colaboradores del ajuste macrista). La militancia del PO se preparó con sus mejores armas para esta batalla política de primer orden, contra la presión desmoralizante de ceder a la extorsión del mal menor.