Políticas
18/8/2021
Deuda pública
¿Qué refleja el gráfico exhibido por Macri sobre la deuda?
Nos gobiernan y gobernaron pagadores y endeudadores seriales.
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Mauricio Macri, en una reciente entrevista con Joaquín Morales Solá, mostró un gráfico que ilustraba la incidencia de la deuda pública en el PBI desde 2004 hasta 2019. Si bien su objetivo era desmentir el discurso kirchnerista sobre el supuesto “desendeudamiento” durante su mandato, logró además autoincriminarse, ya que los datos reflejan una política de endeudamiento y rescate de la deuda sostenida bajo los distintos gobiernos.
El gráfico arrojó que el peso de la deuda pública, durante ese período, nunca fue inferior al 38,9% del PBI. Durante la década kirchnerista la deuda pública pasó de 178 mil millones de dólares en 2003 a 244 mil millones de dólares en 2015, la cual llegó a 323 mil millones de dólares hacia el final del gobierno de Macri y fue incrementada en lo que va de la gestión de Alberto Fernández alcanzando los 343 mil millones de dólares. Como se ve, el endeudamiento del país es una política de Estado.
Entre 2003 y 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner, se desembolsaron 60 mil millones de dólares provenientes de las reservas del Banco Central para pagar deuda externa -entre los cuales se encuentran los 10 mil millones de dólares destinados al FMI- vaciando así las arcas públicas para complacer a los usureros internacionales. A partir de 2008, ya con Cristina Kirchner al frente del gobierno, se empezaron a canjear los títulos de deuda en manos de terceros por nuevas deudas contraídas con el Banco Central, por el equivalente a 160 mil millones de dólares. Es decir, no hubo un desendeudamiento, solo que el Tesoro canceló deuda con privados contrayendo duda con el BCRA, reduciendo así, su patrimonio en divisas.
Mauricio Macri, ya en 2016, se endeudó en moneda extranjera por 13.700 millones de dólares para pagarle a los Fondos Buitres. Entre 2017 y 2018, entre colocación de bonos en el exterior e ingreso de capitales especulativos para participar en la bicicleta financiera que ofrecía el Banco Central con sus altas tasas de interés, la deuda aumentó en 100 mil millones de dólares. Durante su gobierno se fugaron 88 mil millones de dólares, los cuales fueron financiados mediante el préstamo del FMI de 44 mil millones de dólares.
Alberto Fernández, por su parte, canceló bonos en el 2020 por 250 millones de dólares, y, en lo que va del 2021 lleva gastados $312.455 millones en vencimientos de deuda. A su vez, para sostener una precaria pax cambiaria y preservar las reservas en pos de utilizarlas en el pago al FMI, y, al mismo tiempo, financiar el déficit fiscal, el gobierno lleva emitido bonos del Tesoro por el 30.000 millones de dólares. Entonces, la deuda en pesos en la actualidad alcanza los 85.527 millones de dólares, de los cuales, 43.191 millones de dólares son de bonos indexados a la inflación, y, por lo tanto, no se licuan a través de la devaluación. A esto hay que sumarle los $1,4 billones que abonó el BCRA desde comienzos del 2020 hasta julio 2021 en conceptos de intereses por Leliqs y Pases, acumulando una deuda de $4 billones.
Al día de hoy, asistimos a un monto de deuda en moneda extranjera equivalente a 257.978 millones de dólares, “en la cual se incluye 45.520 millones de dólares que se le debe al FMI, las letras del Banco Central (53.379 millones de dólares) y los bonos emitidos por el Tesoro (106.965 millones de dólares)” (La Nación, 16/8). Evidentemente, el saqueo del ahorro nacional no cesa.
Lo que quedó claro con los gráficos presentados por Macri es que pasan los años, pasan los gobiernos y la política en torno a la deuda es la misma. Los partidos políticos patronales -tanto los “nacionales y populares” como la derecha- rescatan una hipoteca impagable sin investigar su legitimidad, reestructuran vencimientos a intereses usurarios y toman deuda para cancelar vieja deuda. La historia sin fin, que tiene como correlato un aumento en los índices de pobreza y un ajuste generalizado hacia las mayorías.
Los trabajadores debemos terminar con este saqueo por medio del repudio de la deuda usuraria, la ruptura con el FMI y la nacionalización de la banca bajo control obrero, a fin de que los recursos nacionales estén dirigidos a al desarrollo del país y a la satisfacción de las necesidades sociales. Desde el Frente de Izquierda Unidad defendemos este planteo como punto de partida de un plan de salida a la crisis en beneficio de las mayorías.
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