Políticas

8/10/1998|603

Que se repartan las horas de trabajo

Todo el país está siendo asolado, de nuevo, por una ola de despidos y de suspensiones. No hay una sola industria que se salve. El gobierno oculta esta realidad con el macanazo de que ‘el mundo’ nos ‘diferencia’ de otros países en crisis. Sin embargo, no se salvan ni los “planes Trabajar”, ni los gastos de salud, no hablemos de la educación. Al financiamiento educativo se lo pasan de mano en mano como a un gran bonete, mientras el gobierno apela a todos los recursos para continuar con el pago de la deuda a los capitalistas usureros. Ahora ha empezado a meter la mano en las AFJP. De este modo, la confiscación ‘privada’ (del obrero) continúa financiando el déficit ‘público’ del Estado con los banqueros.


Pero existe una alternativa a las suspensiones y a los despidos. Que se repartan las horas de trabajo que corresponden a la menor producción, sin tocar el salario de bolsillo que se paga en la actualidad. Es claro que la crisis la tienen que pagar las patronales, no los obreros. En esto consiste el asunto.


Algunas empresas que suspenden dicen que lo hacen pagando el 75% del salario, lo cual es falso. Se refieren al básico, que es el 50% del total; no cuentan naturalmente los premios, que es a lo que han reducido el salario. De esta manera, el 75% se transforma en un 37%, de sueldos que no pasan de los 600 ó 700 pesos. O sea, poco más de 200 pesos por mes.


Pero la suspensión es la antesala del despido. Del directo cuando se trata de un contratado, del más o menos próximo, cuando se trata de un estable. Es que esta crisis va para largo. Los patrones no se privarán por ello de los palos del golf o del country; pero nosotros nos vamos a privar de todo.


Ninguna central sindical hace nada, o sea tampoco el MTA o la CTA, aunque esta última se jacte de ser la verdadera. La burocracia de la CGT está renegociando la recién sancionada ley laboral, probablemente para incluir un fondo de despidos que le disminuirá las indemnizaciones que deben pagar los patrones. Piensa que con esto suscitará un poco más de piedad de parte de los explotadores.


Pero, como está dicho, hay una salida. Que se paralicen todas las suspensiones y despidos y que se repartan las horas de trabajo.


Que todos los desocupados sean incorporados al reparto y, mientras ello ocurre, que reciban un subsidio de 500 pesos.


Hay una salida. Hay una salida. Sólo se trata de imponerla. Por medio de la movilización en todas sus formas y características.


Compañero: metéte en la cabeza que no es verdad que estamos condenados a la miseria, incluso si el capitalismo nos condena a ella. Hay una salida inmediata: que se repartan las horas de trabajo, sin tocar los salarios.


HAY UNA SALIDA.