Políticas

1/2/1990|293

Qué significa la unidad socialista de Alemania

El pasado jueves 11 de enero millares de personas desfilaron en Berlín este para oponerse a la reconstrucción de los servicios de seguridad, luego del embate desatado por las masas contra el aparato de espionaje policíaco conocido por la sigla STASI. Lo realmente interesante de estos sucesos es que el corresponsal de Le Monde (13.1) en aquella ciudad dice que la burocracia alemana oriental pretendía que los nuevos servicios de informaciones se estructurarán de acuerdo al modelo que existe en Alemania Occidental.

Lo que surge de aquí es que los trabajadores que desmantelaron el aparato represivo de la burocracia no quieren tampoco el aparato represivo que impera en la Alemania capitalista. Esto significa algo tan simple como contundente: para las masas que se movilizan en Berlín oriental la unidad de Alemania no debe significar la asimilación del Estado este - alemán al Estado alemán occidental. Tal asimilación impondría al aparato represivo que hoy el pueblo está rechazando con su movilización.

¿Qué significa entonces la unidad alemana?

Pues significa la deliberación democrática común de los alemanes del este como del oeste acerca de la característica que quieren darle a un Estado común. Significa la autodeterminación de Alemania en su conjunto. Este derecho a la libre deliberación sobre la unidad nacional solo es posible por medio de una revolución proletaria. La revolución proletaria, a su vez, sólo es posible si la vanguardia de la clase obrera alemana levanta la bandera de la unidad libre y democrática transformándola así en socialista.

Para cualquiera que siga la información corriente debe haber quedado claro que nadie, absolutamente nadie, aboga por la unidad alemana en términos consecuentes, es decir, mediante la autodeterminación. Para la derecha que habla de “reunificación”, se trata de asimilar el estado este - alemán al occidental con el 90% de los burócratas incluidos. Para los gobiernos imperialistas, incluido el alemán, la unidad debería ser dejada de lado en favor de una “confederación”, la cual tendría la ventaja de acelerar la colonización financiera de la parte oriental sin tener que desmantelar el aparato estatal burocrático que mantiene el orden contra las masas. Este esquema tendría la enorme ventaja de unir las superaestructuras políticas opresoras de ambas Alemanias e impedir al mismo tiempo la unidad del proletariado alemán en un cuadro estatal único. Para los países de la OTAN y para la URSS la “unidad” debería estar condicionada por los intereses de las potencias ocupantes de Alemania, que aún mantienen esa condición 45 años después de terminada la guerra. El planteo de la libre autodeterminación de Alemania significa, en cambio, la expulsión de las potencias ocupantes. Washington, Londres y Moscú reclaman también que una unidad alemana sólo tenga lugar en el marco de la unidad europea, lo cual significa dejarla para las calendas griegas y darle a las potencias imperialistas y a la burocracia un derecho de supervisión y de intervención en Alemania para garantizar que esa unidad no se salga de cauce.

Como se ve de todo esto, el imperialismo y la burocracia rusa le temen como a la peste a la unidad alemana, entendida ésta de la única forma admisible: mediante la autodeterminación democrática del conjunto del pueblo alemán. La lucha consecuente por la unidad libre de Alemania supera los marcos de las actuales relaciones estatales internacionales, y plantea por eso la revolución socialista en Alemania y en Europa.

Gorbachov fue perfectamente claro en recientes declaraciones de prensa, luego de recibir al primer ministro germano - oriental, Modrow: “Es necesario actuar con responsabilidad y no procurar la solución a este importante problema (la unidad alemana) en las calles” (Washington Post, 31.1). Pero la unidad democrática y libre es precisamente el predominio de la calle sobre el gabinete, y la revolución lo es todavía más. El burócrata ruso ha confesado simplemente la compatibilidad entre la consigna dé la unidad libre, de la libre autodeterminación, y la revolución proletaria.

Debe quedar claro que la pretensión de mantener dos estados alemanes separados es utópica y reaccionaria. El socialismo no puede construirse en un solo país, menos aún en 1/4 de país. Alemania oriental es ya en buena parte una semi-colonia financiera del Imperialismo y lo será aún más en el futuro.

Un reciente proyecto de programa del PC alemán oriental establece el reconocimiento de la propiedad privada y extranjera, la eliminación del monopolio del comercio exterior y la abolición de la planificación. La ministra de economía, luego destituida por distracción de fondos, señaló a un representante de la corporación germano occidental Veba Ag, que no se pretende “una economía socialista de mercado” sino lisa y llanamente “una economía de mercado” (International Herald Tribune, 15.1).

Solo la lucha por la unidad libremente establecida de Alemania puede darle un golpe decisivo al capitalismo alemán y mundial. Es inviable y utópica la revolución socialista en el este para luego llevarla al oeste: la revolución proletaria solo puede ser planteada a la escala de la nación alemana. Las tesis mandelianas y morenistas en sentido contrario constituyen una defensa encubierta del aparato “socialista” estatal (burocrático, opresor) del sector oriental.

La cuestión de la unidad ha transformado a Alemania en un polvorín, esto porque el derrumbe del stalinismo del este y la irrupción de las masas desborda la capacidad de control de los estados existentes y pone en discusión el carácter de los regímenes sociales y políticos en toda Europa.

Ningún sector de la izquierda alemana tiene una posición revolucionaria sobre la unidad de Alemania, y este es sin duda el gran talón de Aquiles del proletariado alemán. La socialdemocracia germana es una correa de transmisión de las posiciones del imperialismo y se apresta a incorporar a los stalinistas que desertan del PC alemano - oriental. La clave de la revolución europea está de nuevo en Alemania.


 

Cadena humana en homenaje a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht

El domingo 21 de enero fue una jornada sin precedentes en Berlín “Decenas de miles de personas, dice el Internacional Herald Tribune (15.1) concurrieron a los mítines que tuvieron lugar en TODO Berlín y formaron una cadena humana que abarcó a los sectores oriental y occidental de la ciudad”.

¿El motivo? Homenajear a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, los dos revolucionarios alemanes, asesinados en 1919 por los esbirros del gobierno socialdemócrata. Rosa y Karl siguen presentes en la memoria colectiva y su programa hace un trabajo de topo en el subconciente de las masas.

Hubo durante la jornada actos convocados por el PC (que la denigró toda la vida), por otras organizaciones de izquierda (que desconocen su pensamiento y acción) y por la socialdemocracia (que le quitó la vida) y en todos hubo, según la información, “decenas de miles de personas”.

Lo que estos nietos de Rosa Luxemburgo necesitan ahora es asimilar a fondo el programa de la revolucionaria. El programa de la revolución socialista alemana y de la revolución socialista mundial.