Políticas

6/6/1995|450

Quiebra de las provincias, bancarrota del Estado

¡Setenta mil empleados públicos provinciales des­pedidos! Esto es lo que, se­gún La Nación (5/6), anuncian los gobiernos provinciales (“urgidos a recortar gastos”) para los próximos meses. El hundimiento generalizado de las provincias es una medida la agudeza de la crisis que enfrenta el “plan” Cavallo y da la pro­fundidad de loa ataquen que prepara la burguesía contra loa trabajadores.


“Hay al menos de quince provincias -informaba Ámbito Financiero (24/4)— que no pueden pagar sueldos en fecha ni cumplir con sus proveed orea”. El pago del aguinaldo tampoco está garantizado y varios go­bernadores va han anuncia­do su intención de hacerlo en cuota». El no pago de haberes y jubilaciones ha llevado a una rebelión popular genera­lizada. En Bariloche, por citar un caso, los docentes ocupa­ron durante cuarenta y cinco día» al Concejo Deliberante impidiendo incluso el ingreso de loa concejales al edificio.


En la mayoría de las pro­vincias, ha dejado de funcio­nar la educación pública y también una parte de la pri­vada, la salud pública y hasta la justicia. En Río Negro es inminente la pérdida del año escolar. En Tucumán y Catamarca, loa tribunales provin­ciales no funcionan por falta de presupuesto; en Córdoba, tampoco funcionan por la fal­ta de pago de los sueldos a los judiciales; en Río Negro, se han debido dictar “ferias ju­diciales extraordinarias” para evitar la acumulación de juicios. El colapso fiscal se ha extendido a los municipios, ya que las provincias han dejado de girarles los fondos de la coparticipación.


La envergadura de las cri­sis plantea objetivamente el descabezamiento de varios gobiernos provinciales: Angeloz ha debido negar en varias oportunidades que piense re­nunciar anticipadamente y Mostré, su sucesor, se ha lla­mado a silencio porque, dice, no quiere protagonizar “un golpe de Estado”. En Rio Negro, el PJ ha reclamado la asunción anticipada de! suce­sor de Massaccesi.


El hundimiento de las fi­nanzas provinciales es la con­secuencia de la caída sistemá­tica de la recaudación impositi­va, de la transferencia de la educación y de los subsidios a las oligarquías locales. Un as­pecto fundamental de este co­lapso fiscal es el hundimiento de los bancos estatales que guardan en sus carteras loa créditos incobrables a los grandes capitalistas locales y a los propios Estados provinciales


Frente a la quiebra de las provincias, el gran capital exi­ge el remate de sus bancos y las empresas provinciales, cuyas pérdidas Herían cubiertas por préstamos de! Banco Mun­dial, es decir, por mayor deuda externa. La lucha que se ha desatado por el botín de los grandes bancos provinciales —en particu­lar los de Córdoba y Mendo­za— es aguda Cavallo, por ejemplo, pretende que el Banco de Córdoba vaya a parar a un grupo afín que integra la Fundación Medi­terránea. Es también una de las condiciones funda­mentales del préstamo por 250 millones de dólares que un conjunto de bancos na­cionales y extranjeros aca­ba de otorgar a Córdoba, (El Cronista, 30/5). El rionegrino Massaccesi se apura por vender el 49% de las acciones del Banco y entregar el control gerencial de ERSE, la empresa energética provincial.


Sin embargo, aunque Co­rrientes, Entre Ríos y San Juan ya han vendido entre el 50 y el 90% de los paquetes accionarios de sus bancos pro­vinciales, igualmente se en­cuentran entre los “casos graves” de incumplimiento del pago de salarios, jubilaciones y proveedores (Ámbito Financiero, 24/4) El mejor “ejemplo” del callejón sin salida de la “solución” cavalliana es La Rioja: después de haber liquidado el banco provincial y de haber privatizado las empresas de obras sanitarias y de energía eléctrica, apenas puede cubrir el 16% de sus gastos con recursos propios…


El colapso de las finanzas públicas provinciales ha arrastrado a la “iniciativa privada”: la construcción está en un agudo retroceso, lo mismo que el comercio: la venta de materiales de construcción cayó más del 50% y las minoristas en más de un 60%, según reporta el Rio Negro (3/5), una situación que se reproduce en la mayoría de las provincias. Entre los más de sesenta bancos próximos a desaparecer, la mayoría son del interior, e incluso de la propia provincia de Buenos Aires: el sudoeste bonaerense, dice La Nación, vive una crisis “agudísima” como consecuencia de la quiebra del Banco de Coronel Dorrego. La desaparición del crédito ha golpeado violentamente a los fruticultores del valle del Rio Negro, a los viñateros cuyanos, a los algodoneros y yerbateros chaqueños y a los productores azucareros de Tucumán. “La crisis bancaria afectará los precios de la caña de azúcar”, anuncia Ámbito Financiero (30/5), una perspectiva que se repite con todos los cultivos regionales. Si a todo esto se le agrega la crisis industrial – que ha llevado a las automotrices y autopartistas cordo­besas a suspender sistemáticamente a sus obreros y a las metalúrgicas fueguinas al despido en masa y al cierre de plantas— y el retroceso del turismo, el cuadro de conjun­to de todo el Interior es el de una profunda depresión eco­nómica.


Hasta las elecciones, Cavallo había girado a las provin­cias más de 200 millones de dólares de adelantos de la coparticipación “para serenar los ánimos hasta mayo (Ámbito Financiero, 24/4). Pa­sadas las elecciones, Cavallo anunció que no habrá más adelantos y, además, exigió a las provincias la inmediata devolución de los fondos adelanta­dos. La “dureza” de Cavallo, según El Cronista, (30/5), responde a las “urgencias” de la Tesorería, que en los próximos treinta días deberá pagar 2.700 millones de dólares de intereses y amortizaciones de la deuda externa e interna.