Quiebra de las provincias, bancarrota del Estado
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¡Setenta mil empleados públicos provinciales despedidos! Esto es lo que, según La Nación (5/6), anuncian los gobiernos provinciales (“urgidos a recortar gastos”) para los próximos meses. El hundimiento generalizado de las provincias es una medida la agudeza de la crisis que enfrenta el “plan” Cavallo y da la profundidad de loa ataquen que prepara la burguesía contra loa trabajadores.
“Hay al menos de quince provincias -informaba Ámbito Financiero (24/4)— que no pueden pagar sueldos en fecha ni cumplir con sus proveed orea”. El pago del aguinaldo tampoco está garantizado y varios gobernadores va han anunciado su intención de hacerlo en cuota». El no pago de haberes y jubilaciones ha llevado a una rebelión popular generalizada. En Bariloche, por citar un caso, los docentes ocuparon durante cuarenta y cinco día» al Concejo Deliberante impidiendo incluso el ingreso de loa concejales al edificio.
En la mayoría de las provincias, ha dejado de funcionar la educación pública y también una parte de la privada, la salud pública y hasta la justicia. En Río Negro es inminente la pérdida del año escolar. En Tucumán y Catamarca, loa tribunales provinciales no funcionan por falta de presupuesto; en Córdoba, tampoco funcionan por la falta de pago de los sueldos a los judiciales; en Río Negro, se han debido dictar “ferias judiciales extraordinarias” para evitar la acumulación de juicios. El colapso fiscal se ha extendido a los municipios, ya que las provincias han dejado de girarles los fondos de la coparticipación.
La envergadura de las crisis plantea objetivamente el descabezamiento de varios gobiernos provinciales: Angeloz ha debido negar en varias oportunidades que piense renunciar anticipadamente y Mostré, su sucesor, se ha llamado a silencio porque, dice, no quiere protagonizar “un golpe de Estado”. En Rio Negro, el PJ ha reclamado la asunción anticipada de! sucesor de Massaccesi.
El hundimiento de las finanzas provinciales es la consecuencia de la caída sistemática de la recaudación impositiva, de la transferencia de la educación y de los subsidios a las oligarquías locales. Un aspecto fundamental de este colapso fiscal es el hundimiento de los bancos estatales que guardan en sus carteras loa créditos incobrables a los grandes capitalistas locales y a los propios Estados provinciales
Frente a la quiebra de las provincias, el gran capital exige el remate de sus bancos y las empresas provinciales, cuyas pérdidas Herían cubiertas por préstamos de! Banco Mundial, es decir, por mayor deuda externa. La lucha que se ha desatado por el botín de los grandes bancos provinciales —en particular los de Córdoba y Mendoza— es aguda Cavallo, por ejemplo, pretende que el Banco de Córdoba vaya a parar a un grupo afín que integra la Fundación Mediterránea. Es también una de las condiciones fundamentales del préstamo por 250 millones de dólares que un conjunto de bancos nacionales y extranjeros acaba de otorgar a Córdoba, (El Cronista, 30/5). El rionegrino Massaccesi se apura por vender el 49% de las acciones del Banco y entregar el control gerencial de ERSE, la empresa energética provincial.
Sin embargo, aunque Corrientes, Entre Ríos y San Juan ya han vendido entre el 50 y el 90% de los paquetes accionarios de sus bancos provinciales, igualmente se encuentran entre los “casos graves” de incumplimiento del pago de salarios, jubilaciones y proveedores (Ámbito Financiero, 24/4) El mejor “ejemplo” del callejón sin salida de la “solución” cavalliana es La Rioja: después de haber liquidado el banco provincial y de haber privatizado las empresas de obras sanitarias y de energía eléctrica, apenas puede cubrir el 16% de sus gastos con recursos propios…
El colapso de las finanzas públicas provinciales ha arrastrado a la “iniciativa privada”: la construcción está en un agudo retroceso, lo mismo que el comercio: la venta de materiales de construcción cayó más del 50% y las minoristas en más de un 60%, según reporta el Rio Negro (3/5), una situación que se reproduce en la mayoría de las provincias. Entre los más de sesenta bancos próximos a desaparecer, la mayoría son del interior, e incluso de la propia provincia de Buenos Aires: el sudoeste bonaerense, dice La Nación, vive una crisis “agudísima” como consecuencia de la quiebra del Banco de Coronel Dorrego. La desaparición del crédito ha golpeado violentamente a los fruticultores del valle del Rio Negro, a los viñateros cuyanos, a los algodoneros y yerbateros chaqueños y a los productores azucareros de Tucumán. “La crisis bancaria afectará los precios de la caña de azúcar”, anuncia Ámbito Financiero (30/5), una perspectiva que se repite con todos los cultivos regionales. Si a todo esto se le agrega la crisis industrial – que ha llevado a las automotrices y autopartistas cordobesas a suspender sistemáticamente a sus obreros y a las metalúrgicas fueguinas al despido en masa y al cierre de plantas— y el retroceso del turismo, el cuadro de conjunto de todo el Interior es el de una profunda depresión económica.
Hasta las elecciones, Cavallo había girado a las provincias más de 200 millones de dólares de adelantos de la coparticipación “para serenar los ánimos hasta mayo (Ámbito Financiero, 24/4). Pasadas las elecciones, Cavallo anunció que no habrá más adelantos y, además, exigió a las provincias la inmediata devolución de los fondos adelantados. La “dureza” de Cavallo, según El Cronista, (30/5), responde a las “urgencias” de la Tesorería, que en los próximos treinta días deberá pagar 2.700 millones de dólares de intereses y amortizaciones de la deuda externa e interna.