Políticas

15/1/2024

¿Quién es y qué propone el ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral de Neuquén?

Su planteo ante los planes sociales y el trabajo de la juventud.

Los jóvenes hacen filas interminables para conseguir un empleo.

Lucas Castelli, el ministro de Trabajo y Desarrollo Laboral de Neuquén, fue hasta el año 2019 del PRO, y, en tal sentido, fue delegado del Ministerio de Trabajo de la Nación designado por Mauricio Macri. En 2021, ya como diputado provincial, se separó de Juntos por el Cambio para armar un bloque unipersonal en la Legislatura argumentando que “no lo identifican los mismos valores” que al resto del bloque macrista. Dos años más tarde, en el 2023, con su partido Avanzar, se sumó al frente del actual gobernador, Rolando Figueroa.

En cuatro años cambió tres veces de corriente política. Siempre apostando a ganador, lo cual le ha permitido ocupar puestos públicos por años. A pesar de haber estado viviendo a costilla del Estado durante todo este tiempo, ahora, como ministro del gabinete del actual gobierno provincial, se sube al carro de los liberfachos y propone un plan para que hacer desaparecer los programas sociales, reemplazándolos por “un incentivo en la empleabilidad”, es decir, la tercerización o privatización de los planes.

La ley Nº3.360

Resulta que, durante su período como diputado provincial, Lucas Castelli presentó un proyecto que luego se votó como ley Nº3.360, denominada “Programa de Acompañamiento al Empleo y Emprendedurismo Joven”. Dicha ley en su artículo 5º plantea lo que hoy es la viga maestra de los anuncios del ministro: “Celebrar convenios de cooperación con organismos públicos o privados, municipales, provinciales, nacionales o internacionales; sindicatos y organizaciones de la sociedad civil para capacitar y formar a las personas jóvenes”. En pocas palabras, el Estado firmará convenios con “sindicatos y organizaciones de la sociedad civil”, es decir, la burocracia sindical y las empresas, “para capacitar y formar a las personas jóvenes”.

El Capítulo II  de la ley tiene nueve artículos, de los cuales ocho versan sobre los beneficios del “crédito fiscal” para las patronales en el pago de las “contribuciones a la seguridad social”. El Capítulo III, otorga un beneficio por un año de exención del pago del impuesto de Ingresos Brutos para quienes se inscriban como monotributistas. Es el guiso recalentado de la remanida legislación que desde el menemismo coloca a merced del reclamo patronal de mano de obra barata fuera de convenio o de cooperativas de autoexplotación que actúan como tercerizadas. Un fórmula que, lejos de mitigar el desempleo, llevó la pobreza y la precariedad laboral a récords históricos.

Se trata, como lo explica el ministro en un reciente reportaje, de la “intermediación laboral por parte del Estado. Tanto con el sector privado, con los sindicatos, con las organizaciones civiles” (LMN, 14/01). Como el mismo ministro lo reconoce, “entre el 75 y el 80 por ciento de los programas sociales otorgados, 22 mil son jóvenes de entre 18 y 25 años” (ídem). Precisamente, la franja que está en condiciones de ingresar al mercado laboral, y que, según el ministro, no lo hace porque no están capacitados.

La realidad es todo lo contrario. Es la franja joven de la población la que, por no conseguir un empleo bajo convenio, debe trabajar fuera de convenio, sin registración, porque está claro que con planes de $7.000 por mes no se vive ni un día ni como indigente. Según el Indec, en Neuquén una familia necesitó $674.350 para no ser pobre y $319.597 para no ser indigente en diciembre de 2023. Es decir, $10.653 pesos diarios para….¡No ser indigente!.

Mercado laboral real

Fuera del relato que el ministro toma como premisa de sus planteos, la realidad neuquina indica lo contrario. Esta semana, Red Solidaria, una organización que asiste a personas vulnerables, ha dicho que “Las calles de Neuquén están estalladas de gente en situación de calle”(LMN, 13/1).
Además, los datos estadísticos oficiales indican que en la provincia se producen 10.500 nacimientos anuales. Esa cantidad, más las personas que arriban de otras provincias, incorporan a su debido tiempo cada año unos 15.000 jóvenes al mercado laboral. Con lo cual, las cifras del ministro deben leerse al revés: los 22.000 jóvenes que reciben un plan son apenas una mínima fracción de la juventud que no tiene acceso ni a los estudios ni al empleo formalizado, pero que tampoco recibe una asistencia estatal.

El diario Río Negro del 13 de junio de 2023 reflejaba en un titular sobre “largas filas en Educación para cubrir puestos de porteros en Neuquén”. Se trataba de una oferta para cubrir cargos temporarios y la inmensa mayoría estaba integrada por jóvenes que “formaron fila desde la madrugada y atravesaron la helada que cayó estos dos días con frazadas y mates”. No se trata entonces de que los jóvenes no buscan un trabajo, ni que no tengan capacitación para algún tipo de tareas u oficio, de lo que se trata es que no hay ofertas laborales bajo convenio.

Con lo cual, el planteo del ministro de “hacer el camino de los planes sociales al empleo” es un eufemismo para terminar con los planes sin que finalmente se abran nuevos empleos. Lo cual implica más desocupación y rebaja de la ayuda social al nivel de barbarie. Un primer paso de la respuesta de parte de esa juventud trabajadora, hoy en la precariedad o la desocupación, la tendrá el ministro el próximo 24 de enero.

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