Toda la prensa capitalista armó un escándalo mayor con los “pollos podridos” de Mazzorín. Lo que no dijeron es porqué se pudrieron los pollos, quien los mandó pudrirse y quienes se benefician con toda esta podredumbre.

A mediados de 1988, el gobierno decidió importar pollos para hacer frente a aumentos de los precios de la carne vacuna. Se importaron 5.000 toneladas y se ordenaron nuevos pedidos de compra.

La oligarquía (vacuna o avícola) pegó el grito en el cielo porque esas importaciones regulaban los precios que, aun así, siguieron subiendo. Alfonsín receptó el reclamo de los oligarcas. "No quiero oír nunca más hablar de vedas de carne” sostuvo Alfonsín. según un cable de N.A. (27/6) en alusión a un proyecto de reemplazar parcialmente el consumo de vacunos por aves. “De tal modo —prosigue la información— la política de stocks de intervención para morigerar los precios internos empezó con un mal Intento, por cuanto entonces ya se habla concretado la compra de las primeras 8.000 toneladas de pollo y se había ordenado el resto”.

No fue Mazzorín. ni Sourrouille, sino Alfonsín quien dejó pudrir los pollos en los frigoríficos, y es por eso que la importación “nunca incidió en el mercado interno”.

El gobierno mandó a pudrir los pollos para permitir la suba de los beneficios de la oligarquía vacuna y avícola, del mismo modo que ahora se niega a reimplantar los impuestos a la exportación para que los precios de la carne y de los alimentos se vayan a las nubes.