“Creemos necesaria una decidida y firme acción del Estado”, reclamó Alvarez Gaiani, titular de la Unión Industrial Argentina, contra las organizaciones piqueteras.

Mientras comían lomo al vino tinto en una conferencia de la UIA, la burguesía despotricó por la “inseguridad” que generan las protestas piqueteras, las cuales se tornan “violentas” y traban el “normal desarrollo de las actividades productivas”. El argumento parece copiado de las solicitadas que las cámaras patronales publicaban en los diarios a comienzos del ’76.

Estas declaraciones dejan en claro que el origen de la campaña antipiquetera no está en las dificultades que generarían los cortes, sino en el reclamo patronal de trasformar el plan Jefes y Jefas en un subsidio a sus empresas, y por otro lado en la necesidad liquidar la independencia de clase que representan las organizaciones piqueteras y su creciente autoridad sobre los sectores de ocupados que salen a pelear por el salario.

La burguesía “festeja” los 20 años de democracia con el Código Penal en la mano, contra las luchas populares.

La clase obrera piquetera expresará sus conclusiones de 20 años de régimen democratizante reventando la Plaza de Mayo por salario y trabajo, contra el pago de la deuda externa, por un gobierno de trabajadores.