Naciones Unidas
Reagan y Pinochet votan por Caputo
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El canciller argentino, Dante Caputo, fue elegido presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, “un cargo que conlleva mucha pompa, pero escasa influencia real en la política internacional" (Clarín, 21/9), luego de derrotar por un amplio margen a su única oponente, la embajadora de Barbados, Nita Barrows.
Caputo llegó a la presidencia de la ONU gracias al "voto favorable de todas las potencias imperialistas (a excepción de Gran Bretaña), del bloque soviético, de China y de los países de Asia y África. “Los Estados Unidos no habían comprometido su vote con ninguna de las dos partes — para evitar un disgusto, de los británicos, quienes sostenían la candidatura de la embajadora de Barbados — pero según fuentes confiables, su representante ante la ONU recibió Instrucciones de apoyar la candidatura de Caputo” (La Nación, 21/9).
Las Naciones Unidas son una cueva de bandidos imperialistas, donde éstos y la burocracia soviética imponen “diplomáticamente” sus “soluciones” a los pueblos oprimidos del mundo. ¿Qué significado tiene la conquista de la presidencia de este antro por el canciller argentino, a la que ha sido llevado de la mano por los imperialistas y la burocracia del Kremlin?
El presidente Alfonsín se apresuró a contestar esta pregunta. En un telegrama dirigido a Caputo, le expresa que su designación es “un claro reconocimiento de la política exterior del gobierno democrático argentino”. Como señala Clarín (21/9) “hace poco más de un lustro —es decir después de la guerra de Malvinas—a la Argentina le resultaba no sólo Impensable obtener un cargo como el que ayer concedió a Caputo la comunidad internacional, sino que su historia reciente ponía en duda su pertenencia al sector civilizado de aquella sociedad global”.
En pocas palabras, el “Oscar” para Caputo es el reconocimiento del imperialismo y la burocracia moscovita a los esfuerzos de la diplomacia argentina por reintegrar a nuestro país al redil imperialista, luego de la crisis militar en Malvinas.
En estos seis años, el gobierno alfonsinista jugó un papel decisivo en el salvataje del sistema financiero internacional, no sólo al pagar obedientemente la deuda externa sino también al ceder a cada una de las exigencias del FM1 y del Banco Mundial (privatizaciones, planes de ajuste, capitalización de la deuda, devaluación, “apertura* de la economía, etc.)
En los últimos tiempos, Alfonsín y Caputo, secundados por la “oposición Justicialista”, tomaron la bandera de la defensa de la estabilidad del Cono Sur, es decir, la defensa de las dictaduras de Pinochet y Stroessner. Ajuicio de algunos observadores, el apoyo del gobierno argentino a Pinochet —no olvidemos que en nuestro país están detenidos cinco militantes antipinochetistas—fue uno de los factores fundamentales que impulsaron la elección de Caputo. “Así se podrá escuchar la inferencia de supuestos cambios en la política exterior (verbigracia los que se perciben en el vínculo bilateral con el Chile de Augusto Pinochet) (fueron) producidos para satisfacer las aspiraciones personales de Caputo (de llegar a la presidencia de la Asamblea General de la ONU) (Clarín, 21/9).