Rebelión obrera en China

Una enorme rebelión obrera en la siderúrgica estatal de Tonghua, en la provincia de Jilin (nordeste de China), impidió la privatización de la empresa, después de tres días de manifestaciones, en el curso de los cuales los obreros golpearon hasta la muerte a Chen Guojun, el gerente enviado a privatizar la planta.

Tonghua es una enorme acería que produce 7 millones de toneladas anuales. En 2005, el grupo privado Jianlong, uno de los mayores de China, se convirtió en accionista minoritario; fueron despedidos 20.000 obreros (de una plantilla de 50.000). En julio, el gobierno provincial y la Jianlong anunciaron la completa privatización de la empresa. Inmediatamente, comenzaron las manifestaciones, que incluyeron a los trabajadores en actividad y a los despedidos en la primera etapa de la privatización. Cuando el gerente Chen anunció que sólo quedarían 5.000 de los 30.000 obreros, los trabajadores lo sacaron a empujones de su oficina y lo golpearon hasta la muerte. Fuera de la planta, decenas de miles de trabajadores impidieron que las ambulancias llegaran a socorrerlo.

Aunque el gobierno provincial había desplegado varios miles de policías antimotines, los gendarmes no intervinieron ante la enorme masa de obreros que los enfrentaba.

Inmediatamente después de los incidentes, el gobierno anunció la “suspensión definitiva” de la privatización de Tonghua. La noticia fue celebrada con fuegos artificiales por los obreros, que al día siguiente volvieron a trabajar.

A la extrema tensión social provocada por las privatizaciones, se suman los más de veinte millones de trabajadores migrantes desocupados, que perdieron sus empleos en las empresas de la costa y deben volver a sus pueblos de origen, sin empleo ni posibilidades de encontrarlo. Finalmente, crecen los conflictos en las empresas privadas de la costa.

Un reciente informe pinta el siguiente cuadro: “Los trabajadores chinos están saliendo a las calles en números siempre crecientes. Exasperados por los abusos de los gerentes (…) están montando huelgas, piquetes, bloqueos de  rutas y manifestaciones para reclamar el pago de salarios atrasados, mejores condiciones de trabajo e, incluso, el derecho a establecer sus propias organizaciones sindicales”…

“(Estos conflictos) muestran tres tendencias. La primera, los trabajadores toman las cosas en sus propias manos (…) dejando de lado a los largamente inefectivos sindicatos oficiales, los obreros fuerzan a los gobiernos locales a interceder en su favor (…) en muchos casos, los trabajadores tienen éxito. La segunda, las huelgas encienden otras protestas en la misma región, industria o subsidiarias. La tercera, las reivindicaciones de los obreros se vuelven más amplias y sofisticadas (…) previamente, se referían al pago de salarios atrasados o el no pago de horas extras; en los últimos dos años, los conflictos se centraron en el reclamo de mejores salarios y condiciones de trabajo y (…) contra los contratos de trabajo temporario…” (Un nuevo informe sobre la situación del movimiento de los trabajadores en China, CLB, 9/7).

Luis Oviedo