Políticas

17/4/2024|1690

EDITORIAL

Rebelión universitaria

La lucha educativa

El plan de ahogo presupuestario y disolución del sistema de universidades públicas que puso en pie el gobierno de Javier Milei requiere ser enfrentado con una lucha a fondo. El momento es ahora. Estudiantes, docentes y no docentes debemos unirnos convirtiendo el próximo 23 en una jornada de movilización histórica y en el punto de partida de un plan de lucha universitario que debe mantenerse hasta derrotar todo el ajustazo.

El presupuesto 2024 para las universidades nacionales es similar al de 2023 nominalmente, cuando entre un año y otro llevamos un 260% de inflación. Para algunas áreas, como la de salud, esa inflación fue aún más alta que el promedio general. El 94,5% del presupuesto se destina a salarios. Ante el paro universitario del 14 de marzo, el gobierno anunció un insuficiente y aún no ejecutado aumento del 70% de los gastos en funcionamiento, que equivalen al 5,5% del gasto total. Plata hay. El gobierno gasta 650 millones de dólares en la compra de aviones con más de 40 años de antigüedad, que el país no necesita. Plata hay para escenificaciones berretas con las que esperan crear un perfil político que les permita seguir gobernando para intereses extranjeros y para un puñado de empresarios voraces que no han parado de ganar en los últimos 50 años.

No es casual que la situación universitaria concite el interés de sectores que son más amplios que la estricta comunidad de las 57 universidades nacionales del país. Los estudios universitarios tienen un efecto social que va más allá de aquellos que han convertido esos conocimientos en lucro privado. En las aulas del sistema universitario público argentino se formaron los meteorólogos que están siendo despedidos del Servicio Meteorológico Nacional, aquellos que advirtieron a políticos como los que hoy los echan sobre que el 16 de diciembre se acercaba una tormenta feroz a Bahía Blanca y a toda la provincia. En nuestras aulas se formaron los bibliotecólogos que están siendo despedidos de la Biblioteca Nacional que para quienes gobiernan es solo un depósito de libros. Allí se formaron quienes colaboran en la investigación del dengue, Covid, Chagas y otras enfermedades que afectan la salud especialmente de los sectores más empobrecidos. O los sociólogos, incluso aquellos que hoy son el centro de atención del gobierno de Milei centrado en las encuestas de opinión para seguir avanzando con sus crueles políticas capitalistas. En las aulas del sistema universitario público están las y los profesionales que día a día colaboran en la lucha por la defensa de los derechos humanos o aquellos que ponen su conocimiento al servicio de la lucha piquetera -o sea, al servicio de la población más empobrecida y en gran medida más alejada de la vida universitaria. En sus aulas y solo en sus aulas están y estarán quienes siendo parte de este movimiento piquetero y por el hecho de serlo han colocado todo su esfuerzo para ser la primera generación universitaria de sus familias. La del 23 será una gran movilización porque este sistema universitario imperfecto, al servicio del lucro privado y orientado por privatistas, es aún a pesar de eso el mejor de América Latina y el punto de partida para arrancar con luchas una mejor política de acceso a los estudios universitarios. Muy lejos del panorama que ofrece el gobierno de la posverdad y las fake news que representa Milei.

Claro que la universidad de hoy no es un mantra intocable. En nuestras aulas se forman las y los licenciados en Farmacia y Bioquímica, donde podría producirse buena parte de los medicamentos que hoy están provocando altos costos en salud, algo que no ocurre porque las autoridades universitarias favorecen el negocio de los laboratorios, aún a costa del propio presupuesto. Cuando las autoridades recortan becas para pagar la luz está claro que lo que prima es recortar por el lado incorrecto en nombre de hacer honor al lucro empresarial en detrimento de la investigación y el aprendizaje. Claro que la política que han seguido los gobiernos y las conducciones de las universidades ha tenido una orientación privatista basada en algunas universidades, como la UBA, en el trabajo gratuito de miles de docentes o recortando los contenidos de grado para impartirlos en posgrados pagos o sometiendo a las universidades a carencias estructurales que quienes trabajamos o estudiamos en ellas tenemos que tolerar como una fatalidad de lo público. Es, como ya ocurriera en los ’90, una profecía autocumplida. Las aulas de la universidad privada se “llenan” de quienes buscan mejores condiciones de estudio, aun en detrimento de la calidad académica. Pero nada de esto tiene que ver con los cambios que propone Milei; por el contrario, su política lleva a una profundización sin precedentes de la privatización universitaria en curso.

Desde la asunción de Milei, el ataque al sistema educativo en general y en particular el completo desfinanciamiento al sector público, estuvieron en el centro de las políticas gubernamentales y profundizaron el desfinanciamiento presente en las anteriores gestiones. No es casual que el funcionario a cargo de las políticas universitarias, Alejandro “el Gallego” Alvarez haya salido de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA de la mano de agrupaciones peronistas de derecha o que el funcionario a cargo de las cuestiones agrícolas bajo el gobierno de Milei sea un privatista “empleado” de Monsanto, como Fernando Villela, exdecano de la Facultad de Agronomía de la UBA. El camino de llegada a un Milei que se atreve a producir un ahogo presupuestario histórico se construyó con muchos años de derechización privatista de todos los espacios políticos que dirigen las universidades. La última colaboración de la UBA con el gobierno de Milei salió de la dirección de la obra social Dosuba, que migró entera a dirigir el Pami nacional de la mano de personeros del dirigente de los médicos municipales de la Ciudad de Buenos Aires, Carlos Rojo, un peronista amigo de Lousteau y artífice del Rectorado del exdecano de Medicina, Ricardo Gelpi.

El ahogo presupuestario de las universidades, junto a la licuación histórica de salarios y jubilaciones, los recortes de presupuestos en investigación científica, obra pública, educación y hasta en medicamentos oncológicos, han sido las políticas que permitieron al egresado de la UBA Luis “Toto” Caputo esgrimir “superávits fiscales” que solo existen bajo condiciones de un ajustazo, que en gran medida es insostenible en el tiempo.

Tenemos que enfrentar un plan integral para triunfar y para eso necesitamos exigir un plan de lucha y paros que construya la huelga general que necesitamos para poner fin a la motosierra y a la licuadora. Necesitamos un plan de lucha de la CGT que estructure esta pelea y que abandone la tregua que ha permitido la pulverización salarial y jubilatoria de estos meses. El lejano 9 de mayo debe convertirse en una jornada activa de lucha y de movilización, para que sea un paro que realmente golpee al gobierno represor y ajustador.

Adoctrinadores

Milei pretende construir la división entre la población con denuncias de adoctrinamiento. Claro que el adoctrinamiento o intento del mismo existe, solo que no allí donde lo ve Milei, ya que una cosa es el derecho democrático a plantear consignas y fomentar luchas por parte de agrupaciones y otra muy distinta es el adoctrinamiento en aulas. Milei y su tropa son autoritarios que no resisten discursos ni razonamientos alternativos, solo buscan monopolizar el adoctrinamiento para fortalecer el disciplinamiento social en favor del interés capitalista de un puñado de empresarios dueños del poder en Argentina. No hay principios, solo adaptación para usar todos los recursos a mano que sean necesarios para beneficiar a una clase social minoritaria, parasitaria y cruel.

Todo adoctrinador es enemigo del pensamiento crítico y la reflexión, solo busca bajar líneas y no estimular la comprensión sobre la base de un conocimiento diverso y reflexivo. El adoctrinador siempre detenta el poder material, porque la ausencia de reflexión solo puede garantizarse con mecanismos de coerción. La lucha universitaria desde la Reforma del ’18 ha sido la lucha por evitar un lineamiento único en las universidades y fomentar la introducción de teorías y estudios que no eran los propios de la burguesía a través del Estado o la Iglesia que monopolizaban la función educativa y sus contenidos. La libertad de cátedra que ha sido impulsada por el movimiento estudiantil es una expresión de esta lucha. El marxismo no sobra en la academia, más bien falta, porque el monopolio de la educación estatal ha estado en manos de gobiernos y clases sociales enemigas del marxismo. El relato mileísta es simplemente una fake news más para manipular la opinión pública. La campaña contra el adoctrinamiento es la campaña política con la que el gobierno pretende tapar el fondo de su política destructiva para las universidades y para la educación pública en general.

Tenemos que poner en pie asambleas, movilizaciones, paros, clases públicas, debates nacionales e internacionales. De esta forma vamos a avanzar en la organización que es fundamental para que esta lucha concluya con una universidad pública con más presupuesto, que se deduzca de impuestos progresivos, que no esté al servicio de los intereses empresariales sino de los intereses de las y los trabajadores, y que fomente el pensamiento crítico, lejos de los adoctrinamientos de los que son tan amigos quienes gobiernan para minorías sociales.

Por un 23 de abril que sea un punto de partida para una lucha de conjunto contra el plan integral del gobierno de Milei. El 27 estaremos en Plaza de Mayo participando del Encuentro de Trabajadores ocupados, desocupados, de la cultura y de las asambleas populares que se está organizando para formar desde abajo la organización de la huelga general. La CGT ha convocado al Monumento al Trabajo el 1° de Mayo en el medio de negociaciones con el gobierno, que incluyen una propuesta de reforma laboral y la modificación a la baja el acuerdo salarial de Camioneros, abordaremos esta convocatoria con un planteo político independiente con el reclamo del plan de lucha y la huelga general.

¡Abajo el plan Milei!

Universidad pública y al servicio de las y los trabajadores.

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