Políticas

6/4/2017

Redoblemos la movilización contra el decreto anti-migrantes

Abajo la escalada xenófoba.


La reciente sanción del anti-migrante decreto de necesidad y urgencia (DNU) del gobierno ha dado lugar a una escalada represiva contra los trabajadores extranjeros, que plantea reforzar la lucha que ya se encuentra en curso de las organizaciones de migrantes.


 


La política del gobierno refuerza la persecución y estigmatización de los migrantes e implica un salto en la situación hostil que viven hace tiempo, caracterizada por el trabajo esclavo y precario, las trabas a las residencias permanentes y la consecuente situación de ilegalidad que les bloquea derechos y los obliga a vivir hacinados, en condiciones inhumanas y a merced de las mafias de todo orden.


 


Ataques xenófobos


 


La resolución gubernamental busca convertir a los migrantes en sujetos sin derechos, y ya estamos sufriendo las consecuencias. A principios de marzo, un vendedor ambulante de origen africano fue reducido y asfixiado en la Plaza Constitución por personal policial; derivado luego a la guardia del Hospital Ramos Mejía, al obtener el alta fue notificado de una causa penal por resistencia a la autoridad.


 


Días después, el 8M del Día de la Mujer Trabajadora, tres mujeres migrantes fueron detenidas e imputadas, siendo obligadas a firmar sin leer cargos por atentado, resistencia a la autoridad y lesiones, figuras penales que están siendo utilizadas por las fuerzas represivas del Estado para aplicar el DNU y expulsar migrantes (ante una situación similar, la única defensa que posee un migrante que no cuenta con un abogado es no firmar nada).


 


El 1° de abril dos mujeres venezolanas fueron atacadas en el subte por un grupo nacionalista de alrededor de 10 personas que volvían de la marcha denominada “en apoyo a la democracia”, al grito de: “bajate negra de mierda, extranjera”. El desprecio a los migrantes, que se expresa en distintas esferas de la vida cotidiana, es la reproducción de una ideología reaccionaria fomentada desde el propio Estado.


 


Movilización


 


Este es el contexto en el que tuvo lugar la movilización de más de un millar de trabajadores migrantes a la Plaza Congreso en el marco del Paro Internacional de Migrantes, contra el DNU y la oleada xenófoba, de la que el Polo Obrero participó con una numerosa columna.


 


El spot que fue ampliamente difundido en las redes sociales dentro y fuera del país, destacaba: "Soy mexicano, soy peruana, soy boliviano, soy psicóloga, soy costurera, soy estudiante…. soy migrante. También aporto a tu economía, a tu cultura, a tu sociedad”.


 


Los organizadores firmaron sus comunicados de prensa como “Trabajadorxs Migrantes” y eligieron esa fecha simbólica en referencia al incendio de un taller textil clandestino ocurrido el 30 de marzo de 2006 en Buenos Aires, donde murieron cinco niños y una mujer embarazada, todos de nacionalidad boliviana. A su vez, la fecha coincidió con la movilización convocada por las dos CTA, quienes leyeron el documento de los trabajadores migrantes en la Plaza de Mayo.


 


El decreto


 


El DNU impuesto por Mauricio Macri crea en los hechos una nueva ley de migraciones y ciudadanía, de carácter abiertamente expulsiva y reaccionaria. No es la primera medida del gobierno en esta dirección: en noviembre de 2016, se implementó el primer Centro de Detención de Migrantes de América Latina en el barrio porteño de Pompeya.


 


No cayó sobre un lecho de rosas: si bien en la letra de la ley previa (25871) se permitía la regularización migratoria, dejando atrás la política represiva basada en Seguridad de Estado de la ley Videla, en la práctica la estructura de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) se resistía a aplicar las excepciones por reunificación familiar y por razones humanitarias, que garantizaban la permanencia en el país. De esta manera, dicha decisión podría ser revisada por un poder judicial también resistente a reconocer los derechos migrantes. La ley se reglamentó recién en 2010, y no sirvió para revertir las trabas administrativas existentes. El kirchnerismo hizo demagogia con la legislación, pero bajo su gobierno las condiciones de vida de los migrantes fueron de mal en peor –el jefe de su bancada en Senadores, Miguel Ángel Pichetto, es hoy uno de los principales referentes en materia de xenofobia.


 


El DNU afianza ahora la negativa a aplicar las excepciones de permanencia, y lo agrava al adjudicar superpoderes a la DNM para decidir la expulsión del país.


 


La mayoría de los migrantes que esta nueva legislación pone en la mira son trabajadores precarizados –en algunas actividades (industria textil, construcción, servicios de limpieza, etc) por abrumadora mayoría. Que los sindicatos y las centrales obreras no tomen esta lucha en sus manos da cuenta de su tregua con el gobierno, por un lado, y de su completo divorcio de las reivindicaciones de la clase obrera, por el otro, toda vez que el ataque al trabajador migrante apunta a desvalorizar de conjunto la fuerza de trabajo en el país –tal como ocurre a escala internacional.


 


La persecución a los migrantes forma parte de una ofensiva general contra el conjunto de la clase obrera. Los trabajadores, sin distinción de nacionalidad, debemos organizarnos para quebrar la política del gobierno y defender nuestros derechos.


 


Abajo el DNU xenófobo, arriba la lucha de las organizaciones migrantes.