El economista y actual secretario de Asuntos Estratégicos de CABA, Martín Redrado, dio detalles del “plan económico antiinflacionario” que prepara para un eventual gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, adelantando una batería de ataques contra los trabajadores, con devaluación, más ajuste del gasto público y liquidación de los programas sociales, entre los principales puntos. Un refrito de las políticas que fracasaron con el macrismo.

El exfuncionario kirchnerista, devenido en larretista, participó del programa televisivo de Luis Majul en LN+, donde puso en conocimientos algunos aspectos centrales del programa económico que prepara Larreta.

Redrado señaló que “para bajar la inflación se necesita emisión cero, déficit cero y tipo de cambio único. Desde el primer día”, agregando que “hay que sacar el cepo desde el minuto uno”.

La propuesta no es nada novedosa y plantea solucionar el problema de la brecha cambiaria por medio de una devaluación que liquide el poder adquisitivo de los salarios e ingresos populares, como piedra fundacional de un eventual gobierno de Larreta y compañía.

Recordemos el gobierno de Mauricio Macri, que Larreta integró, se propuso la misma tarea, produciendo una devaluación que dio lugar a un mayor empobrecimiento de la población, seguido de fuga de capitales, endeudamiento en dólares y, finalmente, regreso al cepo cambiario… con un país endeudado.

Tampoco es creativa la alusión a la eliminación del déficit fiscal, algo en lo que el gobierno nacional viene trabajando por medio de los recortes en el gasto público y social, y la eliminación de subsidios trasladándole la factura a los trabajadores, lo que agrava el deterioro económico de las familias obreras y, justamente, produce más inflación, trasladándose las subas a toda la cadena de precios.

Redrado, en sus declaraciones, insistió en la idea de recortes y “achicamiento del Estado”. Mencionó que desde su equipo de trabajo proyectan tener ocho ministerios “como máximo” y que “la Argentina tiene que reordenar su gasto público, sus empresas del Estado”.

Respecto a los programas sociales, como el Potenciar Trabajo, el economista de Larreta expresó que la idea de un eventual gobierno propio sería eliminar gradualmente los mismos en dos años, con una transición forzando el pasaje de los planes al control de los intendentes y punteros barriales. Es el mismo objetivo que ya se propusieron en el pasado, donde terminaron incrementando el caudal de planes debido al desplazamiento de cientos de miles de trabajadores activos a la desocupación y a la lucha organizada del movimiento de desocupados.

No se desprende de lo enunciado como irían a generar nuevos puestos de trabajo, salvo que la pretensión de obligar a cientos de miles de desocupados a emplearse bajo formas de extrema precarización y salarios de indigencia.

El plan esbozado por Redrado sigue la línea de lo anunciado por Larreta en los cabildeos y encuentros empresariales: una línea de ataque a las condiciones de vida de los trabajadores, con medidas como la devaluación de la moneda que garantizan un mayor desenlace inflacionario a corto plazo.

Redrado también se refirió a la necesidad de contar con “mayorías especiales” en el Congreso para poder modificar leyes estructurales, en sintonía con el planteo de las reformas antiobreras (reforma laboral, régimen indemnizatorio, etc.), jubilatorias y tributarias. Mayorías para las que debe apelar a un consenso de los ajustadores, algo que se expresa en las intervenciones de la mayor parte de los políticos capitalistas. Larreta viene de reunirse con la burocracia sindical para “tender puentes” con la CGT en la línea de allanar el camino para que esta política pase “sin sobresaltos”.

El programa de Larreta-Redrado no pasa de combinar las recetas de ajuste del FMI que aplica el actual gobierno con algunas de las demandas que comparte la clase capitalista pero que parecen de difícil ejecución debido a las consecuencias sociales y políticas de tamaño ataque a los trabajadores y que, a su vez, prometen disparar aún más la inflación, cuando los capitalistas más pretenden realizar sus negocios a valores internacionales y sin ningún respaldo en las reservas del Banco Central.

De allí que la premisa para que esto “funcione”, para los capitalistas, es la reforma antiobrera que exigen las patronales y defienden los políticos capitalistas.

Redrado, en su paso por el kirchnerismo al frente del Banco Central, fue partícipe de todo este fracaso, participando del canje de deuda, el pago en efectivo al FMI y la fuga de capitales que nos llevó al saqueo de las reservas. Ahora vuelva con Larreta y un plato refrito de medidas cuyo fracaso ha sido comprobado sistemáticamente en los últimos años.