Políticas

12/10/2022|1655

Reforma jubilatoria, nuevos tarifazos y más ajuste; el Fondo exige ir a fondo

Los costos de seguir cumpliendo con el programa del FMI los paga la población trabajadora.

Sergio Massa y Kristalina Georgieva, titular del FMI

Un documento del Fondo Monetario, tras dar por aprobado el examen que rindió Massa en Washington y habilitar un nuevo desembolso, advierte que el gobierno debe avanzar en una “implementación más decisiva del programa”. Esto al mismo tiempo que reconoce que a nivel internacional “lo peor está por venir”. Un combo letal contra el pueblo argentino.

El directorio del FMI no se guardó nada. De entrada afirma que, a pesar de haber cumplido las metas hasta acá, los riesgos de incumplimiento “podrían aumentar antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2023, en caso de que se intensifiquen las presiones sobre el gasto y los salarios, y surjan dificultades para implementar las reformas planificadas de subsidios y asistencia social”. Un veto taxativo a cualquier plan de campaña electoral que atenúe el ajuste.

Entre los detalles, celebra la segmentación como mecanismo para nuevos tarifazos, señalando que “para los usuarios que continúan subsidiados, los aumentos en el precio de la energía podrían vincularse a los costos en lugar de a los salarios”, y reclama “topes de consumo menos generosos” para los consumidores de ingresos medios, e incluso fijar uno para los de ingresos bajos.

Mayor que ese ahorro por la reducción en los subsidios sería, según el Fondo, la “racionalización de la asistencia social”. Esto a fuerza de “una reversión de los bonos de emergencia y esfuerzos para reducir la superposición de beneficios e incentivar la entrada al mercado laboral”. O sea: ni paliativos por la desvalorización de los montos de programas sociales, nuevas incompatibilidades como la que intentaron entre el Potenciar Trabajo y la beca Progresar, y recorte de beneficiarios mientras reconocen que el desempleo no va a bajar.

Acto seguido plantea sin tapujos la obligación de “restricciones continuas en los salarios del sector público (incluso a través de un congelamiento en la contratación), transferencias a provincias y empresas estatales”. Es una política antisalarial y un ajustazo a varias bandas, que se complementa con una mayor presión impositiva sobre el ciudadano de a pie (mientras anuncian exenciones para multinacionales mineras y petroleras), generalizando el IVA en el 21% y avanzando en el revalúo inmobiliario.

El documento dedica un capítulo a las jubilaciones, en el que si bien concede que “se prevé que el gasto en pensiones disminuya como porcentaje del PIB en 2023, en consonancia con la fórmula de indexación” impulsada por Frente de Todos, advierte que “se espera que el gasto se recupere a mediano plazo”. Así las cosas, recalca que para diciembre de este año el Ministerio de Trabajo debe concluir su presentación de “opciones de reforma del sistema jubilatorio”. Vienen por los regímenes especiales, y por el aumento en la edad de retiro (especialmente contra quienes no cuentan con los aportes y deben acceder a moratoria o a una pensión).

También presiona por una mayor devaluación, ya que advierte sobre las “reservas líquidas (del Banco Central) en territorio negativo”, la pérdida de divisas por turismo e importaciones -fogoneando más cepo cambiario-, y una “apreciación del tipo de cambio real” porque el ritmo de depreciación del peso se mantiene por debajo de la inflación. Insiste además en seguir subiendo la tasa de interés, lo que ahondará el estancamiento de la economía y engordará el negocio parasitario de los bancos con la Leliq; al tiempo que admite que las “obligaciones de la deuda con el organismo seguirían siendo muy grandes en el mediano plazo”.

Todo este recetario contra el pueblo fue publicado en simultáneo con una actualización de las previsiones del FMI sobre la economía mundial, en la cual augura que no habrá crecimiento en 2023 e incluso confiesa altos riesgos de recesión en potencias como la Unión Europea y Estados Unidos. Significa menos chances de venta y menores precios de las materias primas que exporta Argentina. Incluso resaltan que esta tendencia refuerza la fuga de capitales desde los países denominados emergentes hacia inversiones más seguras, como los bonos de la Reserva Federal norteamericana. Conclusión: el programa del Fondo deja a nuestro país a la intemperie cuando se acercan nubarrones de tormenta.

Este es el plan que Massa deberá seguir a rajatablas durante el año electoral. Que el kirchnerismo y todas las alas del Frente de Todos respalden explícitamente este rumbo desnuda cualquier maniobra, incluso si algunos de sus legisladores finalmente no levantan la mano para votar el Presupuesto 2023. Las versiones indican que de todas maneras saldría por mayoría con apoyo de sectores de Juntos por el Cambio, ya que finalmente el gobierno está aplicando toda la agenda que reclamaba la derecha.

Los trabajadores, que somos los que pagamos los platos rotos, tenemos que hacerle frente a esta política fondomonetarista.