Políticas

6/3/2003|791

Relato de las discusiones IU-PO

El pasado 10 de febrero se realizó la primera reunión entre las direcciones de IU y PO. Allí, recibimos una carta de IU caracterizando que la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre había “cambiado al país”, produciendo “un verdadero terremoto en el régimen, en los partidos tradicionales y en las instituciones que le han servido de sustento por décadas a la voracidad del capitalismo”. El “terremoto” había llegado a todos lados… menos a la propia IU, es decir, a la perspectiva y los métodos que proponía para construir un frente de izquierda. En efecto, IU planteaba construir las listas con el criterio de “inscribir el orden de los candidatos tomando como parámetro los últimos resultados electorales”, es decir, los de octubre de 2001, o sea los anteriores a las jornadas que (sic) “han cambiado el país”. Ya ni los partidos burgueses consideran ese “parámetro”, como lo revela el hundimiento de dirigentes históricos de esos partidos y la necesidad imperiosa de hacer emerger “renovadores”.


Según el criterio de IU, la cuenta electoral estaría por encima de la acción directa y, particularmente, de la aguda lucha de clases desarrollada durante todo este año de la rebelión popular. Para los dirigentes de IU los registros electorales son “parámetros objetivos”. Pero en el año del Argentinazo, también existieron otros “indicadores rigurosos”: las tres asambleas nacionales de trabajadores ocupados y desocupados; las jornadas de lucha piquetera que jaquearon al gobierno de Duhalde y lo obligaron a anticipar su retirada; la histórica Plaza de Mayo de diciembre de 2002, que unió a todos los protagonistas de la rebelión popular y que fue cerrada por el máximo dirigente del Polo Obrero.


No se trata solamente del protagonismo del PO en este proceso, sino de entender sus raíces políticas. El PO caracterizó la renuncia de Chacho Alvarez como el primer episodio de una crisis de poder que podía terminar con la caída del gobierno aliancista. Por eso, entendimos que la consigna de Asamblea Constituyente abarcaría todo un período político, y fuimos los primeros en plantear “Fuera De la Rúa-Cavallo”. Durante todo el 2001, el PO batalló por un Congreso de trabajadores ocupados y desocupados, del que fuimos fundadores ÿcon la Cta y la Ccc-. Luego, y ante la defección de la Ftv-Ccc, fuimos un factor decisivo en la fundación del Bloque Piquetero, que rescató la perspectiva de la lucha piquetera en pleno Argentinazo y protagonizó las grandes luchas y asambleas del año 2002. Durante todo ese período, alertamos sobre el carácter continuista del operativo electoral del duhaldismo, convocando a terminar con el gobierno usurpador mediante la acción directa. IU, en cambio, se lanzó a la campaña electoral con un año de anticipación, a pesar de que el movimiento popular ÿy su vanguardia piquetera- estaba empeñado en terminar con Duhalde. La autoridad del PO en todo este proceso no emerge solamente de consideraciones organizativas, sino de su estrategia política frente a la crisis de poder y a la rebelión popular.


 


La “calculadora”


A poco de andar en las discusiones frentistas, pudimos verificar que el único “método” o criterio que encontraba IU para establecer un frente era un gigantesco veto político sobre el PO. El primer antecedente al respecto lo tuvimos en las elecciones de Neuquén y Catamarca: allí donde el “frío” criterio de los resultados del 2001 favorecían al PO ÿobligando a IU a ir segundos o terceros en las listas-, IU quebró la posibilidad de un frente con maniobras divisionistas. Un segundo aspecto de la arbitrariedad se expresa en hacer valer a IU “como la suma de dos partidos” a la hora de repartir cargos “expectables” en las listas. Pero a renglón siguiente, y cuando se trata del ordenamiento de estas candidaturas, IU volvía a ser “una sola”. Así, si en la provincia de Buenos Aires la relación de votos entre IU y PO había sido de 1,8 a 1, la consideración de los tres partidos permite ver que al Pc y el Mst le correspondían 0,9 a cada uno, debiendo, por tanto, encabezar el PO. IU, sin embargo, rechazó esta posibilidad.


 


Crisis y veto al PO


Por los diarios, supimos que había estallado una crisis en IU: el Pc acusaba al Mst de rechazar la ampliación del frente, tanto hacia el PO como hacia el Frente para el Cambio. El Mst, por su parte, acusaba al Pc de pretender “injertar” a Alicia Castro en las listas de la provincia de Buenos Aires. Cuando IU reanudó las discusiones con el PO, entendimos en qué terminos había sido cerrada su crisis interior: con la proscripción del PO, por un lado, y la “apertura” hacia el Frente por el Cambio, por el otro, a través de la inclusión de candidatos en la provincia de Buenos Aires en lugares “expectables” de las listas de diputados, senadores provinciales y concejales.


En la nueva reunión con el PO, IU daba marcha atrás en el único compromiso alcanzado en la primera reunión, es decir, el de la fórmula compartida. IU exigía ahora que Jorge Altamira no ocupara la vicepresidencia.


Pero el PO recorrió la negociación frentista hasta el final y realizó una última propuesta: declinamos la candidatura de Altamira, y propusimos inscribir la alianza y la fórmula presidencial postergando para más adelante las discusiones sobre cargos legislativos, en la medida en que los plazos electorales sólo nos exigían este paso. IU volvió a decir que no, en nombre de la necesidad de “acuerdos globales”. Cabe destacar, sin embargo, que el llamado “acuerdo global” con el PO sólo incluía a tres provincias ÿCapital, Buenos Aires y Córdoba-, excluyendo a distritos como Tucumán, Chaco, Salta o Neuquén. Es decir que pretendían establecer un compromiso futuro con el PO respecto de distritos que serían encabezados por IU, sin, al mismo tiempo, comprometer el apoyo de IU en otros distritos liderados ÿelectoral o políticamente- por el PO. Por otra parte, estábamos proponiendo un acuerdo en torno de la más “global” de todas las listas, la fórmula presidencial, que nos comprometía a un marco de actuación política común en las otras elecciones.


 


Qué es lo que quisieron proscribir


En un reportaje televisivo realizado a Patricia Walsh en el acto de lanzamiento de IU, el periodista le pregunta sobre la presencia de Marcelo Parrilli en la fórmula presidencial. “Porque es independiente”, contesta Walsh. “Como yo”. La fórmula de IU es la exaltación del “movimientismo”, es decir, del rechazo orgánico a agrupar a la clase obrera y a los explotados en torno de un programa y de una organización, esto es, en un partido. Los movimientistas son “tolerantes” y “amplios” con todo aquello que exprese intereses sociales difusos, e “implacables” y “sectarios” con los que luchan por organizar a los explotados para una lucha integral, es decir, política. Si el operativo electoral duhaldista pretende borrar de la escena política la perspectiva del Argentinazo, IU quiso cumplir con ese “trabajo sucio” dentro de las propias filas de la izquierda, convirtiendo al frente en un cepo para las posiciones revolucionarias.


Buenos Aires, 27 de febrero de 2003