Políticas

17/7/2008|1046

Rescatar a Aerolíneas, no a sus vaciadores

Si el gobierno ha decidido reestatizar Aerolíneas, es porque ya no queda nada por vaciar. Sólo la cuarta parte de los aviones de Aerolíneas y Austral están “operables”. El grupo español Marsans – que asumió la compañía en 2001-  no invirtió un centavo en la renovación o mantenimiento de la flota. La re-privatización de Aerolíneas sirvió para transferir unos 800 millones de dólares del Estado español al grupo Marsans, usando como garantía a los aviones y las rutas de AA. Mientras Aerolíneas era vaciada, Marsans reforzaba a otras compañías de su propiedad, que compiten en las rutas externas de AA.

El kirchnerismo fue cómplice de ese desfalco, cuando le aprobó a Marsans los balances truchos de AA de los años 2002, 2003 y 2004. El ex subsecretario Cirielli acaba de señalar que “Una persona como Jaime debería estar preso, como también lo deberían estar los directivos del grupo Marsans” (Código Aéreo, 11/7).

Hace rato que el gobierno viene poniendo plata. Recientemente, le concedió fuertes aumentos tarifarios y mayores subsidios a los combustibles, hasta asumir hoy el pago de los sueldos, el combustible y el alquiler de los aviones. La reestatización kirchnerista comenzaría beneficiando a los vaciadores que se van y a los que podrían arribar.

El rescate de Marsans

Hace dos meses, el gobierno anunció el ingreso del grupo local Buquebus para la capitalización de la compañía. Esa tentativa también fracasó por razones muy claras. En estos seis años, Marsans acumuló una deuda de 900 millones de dólares. En esas condiciones, ninguno de los distinguidos miembros de la “burguesía nacional” kirchnerista se anota para ingresar a AA.

El cacareo que acusa a Kirchner de “seguir el camino de Chavez” ha cesado: ahora, todos hablan de “traspaso ordenado”. El gobierno argentino habría aceptado la condición puesta por el gobierno español, para “que Marsans no asuma el monumental pasivo que concibieron y que sea el Estado argentino quien se haga cargo de esa deuda” (Clarín, 11/7).

De ese modo, los recursos que deberían emplearse para una enérgica recapitalización de AA, serán empleados en el rescate de Marsans.

Los trabajadores

Durante este lustro de vaciamiento, los únicos que no fueron “compensados” fueron los trabajadores, que subsidiaron a la patronal española con el derrumbe de sus salarios y de sus condiciones de trabajo. Todavía no cobraron parte del acuerdo salarial firmado en 2006, ni recibieron aumentos en 2008.

Sin embargo, la primera medida preparatoria de una posible “estatización” o “intervención” ha sido establecer la “paz social” en AA, con la anuencia de las direcciones gremiales aeronáuticas. Los sindicatos han ingresado en esta etapa crucial de Aerolíneas entregándole un cheque en blanco al gobierno que colaboró con Marsans, y que prepara un “indulto” en su favor.

La Aerolíneas “nacionalizada” tomaría la forma de una “sociedad anónima”, al estilo Enarsa, para una posterior reprivatización. En momentos en que el petróleo trepa a los 150 dólares, y que la aeronavegación mundial se encuentra en bancarrota, nada mejor que un “aporte estatal”. En todo el mundo, los capitalistas privados que ingresan en las “reestructuraciones aeronáuticas” vienen con la misma receta: “recortan rutas y despiden personal de a miles” (Ambito, 11/7). En la “reprivatización”, Cristina ha interesado a la propia LAN (La Nación, 15/7), una “especialista” en liquidar convenios laborales y despedir trabajadores.

Como nunca, los trabajadores aeronáuticos necesitan ingresar en esta etapa con un programa y una política propios: hay que rescatar a Aerolíneas, no a Marsans. Por la reestatización sin resarcimiento a sus vaciadores. Por la investigación de sus desfalcos e incautación de sus activos, para aportarlos a un fondo de recapitalización de la compañía, bajo control de sus trabajadores. Ningún despido, aumento salarial de emergencia del 50%, control obrero de las condiciones de seguridad y mantenimiento, en defensa de la vida de trabajadores y usuarios.