Weretilneck triunfó en forma aplastante en Río Negro, con el 52,7% los votos, sacándole casi 20 puntos al candidato del gobierno CFK. El partido de Weretilneck, Juntos Somos Río Negro, se constituyó desde la cima del Estado provincial. Con una billetera provincial endulzada por los 800 millones de pesos ingresados por la renegociación de los contratos petroleros, el gobernador ‘reclutó' a los pequeños partidos vecinales que supieron compartir con la UCR sus 28 años al frente del gobierno provincial, y a desprendimientos y punteros de la UCR y del PJ.

 

El gobernador reelecto fue quien capitalizó la ‘rebelión agraria', que aún se desarrolla en la provincia. Los medianos y pequeños productores le reclaman un subsidio al gobierno nacional y se anotan en el frente patronal que reclama la devaluación del peso.

 

Por otro lado, el gobierno de Weretilneck se apuntó el pase a planta de cuatro mil precarizados del Estado, lo que en realidad fue fruto de años de lucha de los trabajadores. En esta jugada del gobierno, tuvo un papel clave la paz social que le garantizaron las burocracias sindicales de UPCN y Unter -y hasta cierto punto ATE. La burocracia sindical de Uatre, alineada con el reclamo de una patronal frutícola que adeuda salarios a los obreros, también aportó a la candidatura de Weretilneck. De la misma forma, lo hicieron las burocracias de los sindicatos de la fruta y del hielo.

 

En el marco del enfrentamiento abierto entre los ruralistas y el gobierno de Cristina, la nacionalización de la campaña por parte de Pichetto -identificando su candidatura con la figura de CFK y las visitas de Scioli y Randazo- le jugó en contra. La derrota de Pichetto representa, por ende, una derrota del gobierno nacional. Con la excepción de Roca, donde Pichetto ganó -cayendo, sin embargo, del 71 por ciento que obtuvo el intendente pejotista Soria un mes atrás, al 44 por ciento-, el senador K perdió en la totalidad de los municipios. Incluso en Bariloche, donde gobierna el FpV.

 

El Frente Progresista obtuvo un 10,3 por ciento, un porcentaje considerablemente menor al obtenido en 2013. Y a una semana de la elección, se dividió. El ARI y el PS se anotan en la alianza

Progresistas, que lidera Stolbizer, mientras que el radical Mendioroz resolvió actuar en la interna de Cambiemos, la alianza entre Macri, Sanz y Carrió. El empresario Tortoriello, que ganó en mayo la intendencia de Cipolletti de la mano del ARI, el mismísimo domingo 14 por la noche se encontró festejando con Weretilneck.

 

La UCR obtuvo un 3,1 por ciento. Una elección que puede parecer paupérrima para un partido que supo gobernar la provincia durante 28 años, pero que se explica, en parte, por esa razón. Los intendentes y punteros radicales ‘jugaron’ fundamentalmente al triunfo de Weretilneck.

 

 

¿Un gobierno fuerte?

 

Algunos analistas políticos se han apresurado en señalar una supuesta fortaleza del gobierno de Weretilneck.

 

Pero los monopolios frutícolas reclaman la devaluación del peso, lo que profundizaría la carestía y la reacción de los trabajadores. A su vez, el gobierno provincial ha habilitado el método del fracking, que se ha revelado incompatible con la fruticultura. Y por otro lado, el enorme endeudamiento provincial deberá ser afrontado sin contar con nuevos ingresos de fondos por renovación de contratos petroleros.

 

Weretilneck irá con boleta corta a las elecciones de agosto. Se ha dejado las manos libres para acompañar a quien quede mejor parado luego de las Paso, sea Scioli, Macri o Massa. Es decir que se prepara para ser el ejecutor provincial del ajuste que se llevará adelante a partir del 10 de diciembre.

 

El futuro de la provincia, por ende, se encuentra determinado por la crisis económica y la transición política nacional. El voto al Frente de Izquierda y al Partido Obrero en Río Negro y en todo el país, en agosto y octubre, representa un pronunciamiento político contra el ajuste que preparan los candidatos patronales, y por un programa económico y político de la clase obrera.