Políticas

27/3/2014|1307

Rodrigazo K-K

La calma que precede la tormenta

Siguen las microdevaluaciones y la disminución de reservas. Industria: siete meses de caída. La carestía supera el 40% anual. Hipoteca de la deuda pública. Intento desesperado de buscar financiamiento externo.


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Los Kirchner-Kiciloff celebran el “planchazo” del dólar como si se tratara de agua bendita. En lo que va de marzo, sin embargo, comenzaron de nuevo las microdevaluaciones y nuevas caídas de reservas del Banco Central. El superávit comercial en febrero se desplomó un 92% respecto de un año atrás. La devaluación de la moneda no impidió que las exportaciones retrocedieran.

El resultado del intercambio comercial habría quedado en rojo si no fuera por el cepo a las importaciones, por el cual muchas actividades carecen de insumos. La industria lleva siete meses en caída. El “relato nacional y popular” ha quedado de lado. Para evitar la corrida hacia el dólar, los K han recurrido a un aumento, a niveles usurarios, de la tasa de interés. De este modo el consumo popular retrocede. La caída de los préstamos personales es de un 33% en relación con el año pasado. Lo mismo sucede con las tarjetas de crédito. El costo de financiar al Tesoro se ha encarecido brutalmente.

La recesión en desarrollo, sin embargo, no ha logrado mitigar la inflación de precios. La carestía supera el 40% anual. La canasta alimentaria aumentó un 10%, sólo en los dos primeros meses del año. Esto se da cuando los salarios de los convenios de 2013 están desactualizados. Los nuevos convenios, con independencia del porcentaje de aumento salarial que establezcan, impulsarán una mayor circulación de dinero.

El pago de intereses de la deuda pública subió un 60% en el último año, en tanto que los subsidios al sector privado crecieron un 75 por ciento. Esta enorme hipoteca, que crece como bola de nieve, se sostiene con emisión monetaria o nuevo endeudamiento. Ambos recursos se complementan y se retroalimentan recíprocamente.

El sostenimiento del peso le cuesta una fortuna al Banco Central. Por un lado paga un 30% anual para recuperar los pesos que emitió para comprar los dólares que los bancos deben venderle de acuerdo con la nueva operatoria en vigencia. La emisión de letras (deuda con los bancos) ha crecido en 45 mil millones de pesos en dos meses y ya asciende a 165 mil millones, lo que representa un costo anual de intereses de 40 mil millones -más de lo que representan los subsidios de la luz y el gas. Por otro lado, los bancos han comenzado a manifestar sus inquietudes sobre la solvencia del Banco Central para repagar deuda.

Rescate internacional

Los K se han lanzado a una carrera desesperada por obtener socorro internacional. Pretenden acceder a un financiamiento exterior que les permita atenuar el ajuste -esto cuando las condiciones para obtener ese préstamo es que lo profundice. Por eso, el Club de París exige el monitoreo del FMI. Los “nac&pop” inundan el mercado internacional con títulos para pagar deudas e indemnizaciones, lo que agranda la vulnerabilidad de Argentina para obtener más préstamos. El programa de la banca internacional es: tarifazo eléctrico y del transporte, levantamiento del cepo, arreglo con los fondos buitre y el pago de los juicios en el Ciadi. El gobierno debe decidir si paga el ‘cupón PBI’, una suma entre tres y cuatro mil millones de dólares. Si no lo hace, equivaldría a un ‘defol’, dice un negociador; si lo hace también, dice otro.

Visto este panorama, estamos ante la breve calma que precede una nueva tormenta. Al tomar el camino de la devaluación, el gobierno ha desatado un rodrigazo, porque la devaluación acentúa los desequilibrios económicos. De ahí la lucha desesperada contra la huelga docente. El rodrigazo de 1975 fue acompañado también por calmas. La devaluación K-K es un episodio destacado en esa dirección.


Pablo Heller