Políticas

3/7/2003|807

Romper con el FMI

El problema de Argentina no son, por supuesto, los Nazarenos y Barrionuevos.


El problema es el FMI y la deuda externa.


Esta deuda es ya de 200.000 millones de dólares.


La deuda privada de los grandes pulpos con sus financistas del exterior es de 60.000 millones de dólares.


Bajo el gobierno ´nacional y popular´ de Duhalde, la deuda pública aumentó en 50.000 millones de dólares.


En los últimos dos meses aumentó unos 2.500 millones de dólares.


El gobierno de Duhalde, antes, y el de Kirchner, ahora, han pagado escrupulosamente los intereses y amortizaciones de casi la mitad esta enorme deuda (nueva o no declarada en ´default´).


En ese pago han consumido gran parte del superávit comercial de los últimos doce meses, por un monto de 20.000 millones de dólares.


Para poder pagar esa deuda se han congelado los salarios de los empleados públicos, han caído en un 40% los salarios reales de todos los trabajadores, y también se han congelado los gastos de salud y de educación y la obra pública.


Como consecuencia de esta política la desocupación se mantiene en el altísimo nivel del 50% (incluyendo a los sub-ocupados).


A pesar de esta gigantesca miseria social, el gobierno de Kirchner se ha comprometido a elaborar un plan para pagar la deuda usuraria contraída por gobiernos capitalistas en beneficio de los capitalistas.


Kirchner ha felicitado a Anibal Ibarra por haber refinanciado la deuda de la Ciudad a una tasa de interés del 7% cuando la tasa internacional es del 2%.


La renegociación comprometida con el FMI no prevé ninguna rebaja real de la deuda sino solamente un alargamiento de plazos y tasas de interés menores.


Pero estas tasas menores siguen estando por encima de las internacionales.


Para respaldar esta renegociación el gobierno se compromete a obtener un superávit fiscal de unos 6.500 millones de dólares.


O sea el doble de lo que ha venido pagando hasta el momento.


Ese monto se obtiene privando de mejoras a los trabajadores, a la salud y a la educación.


Además, el Banco Central ha sido autorizado a emitir otros 11.000 millones de pesos (unos 4.000 millones de dólares) para pagar la deuda.


El Tesoro le paga a los acreedores a cambio de deuda con el Banco Central.


Por aquí vamos a una futura hiperinflación.


Pero incluso con todas estas medidas de confiscación del pueblo, la deuda es impagable.


Lo acaba de decir con todas las letras el FMI al exigir que se declare en ¨default´, o sea en cesación de pagos, la deuda última que se ha estado pagando e incluso la deuda que se pesificó.


Nos exigen, además de un ajuste monstruoso, una segunda declaración de bancarrota.


Como se ve, más allá de los Nazareno y de los Barrionuevo la trenza de Kirchner y Lavagna con el FMI lleva a Argentina al derrumbe.


La consigna de la hora es: Romper con el FMI.


Esto es lo que define el carácter de un gobierno, no la demagogia barata.