2/12/2004|879

Rosario: Movilización denuncia el Congreso de la Lengua


En Rosario no hubo un Congreso de la Lengua; hubo dos.


 


El “oficial” reunió a presidentes, monarcas, intendentes e instituciones oficiales, y fue financiado –a un costo de 625.000 dólares diarios– por Repsol y Telefónica.


 


El “paralelo” reunió a cientos de docentes, estudiantes, representantes de organizaciones piqueteras, de los pueblos catalán y vasco, de las organizaciones de los pueblos originarios de América Latina, de organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles y culturales. Como todos los emprendimientos populares, su “sponsor” fue el conocido “a pata y pulmón”.


 


El acto de apertura del Congreso “paralelo” –denominado "Congreso de las Lenguas” porque en ellos había auténticos representantes de todas las lenguas que se hablan en España y América Latina– fue una gran movilización popular. Más de 2.000 compañeros desbordaron las instalaciones del Centro Vasco, al punto que debieron habilitarse salones anexos. El acto fue presidido por Adolfo Pérez Esquivel.


 


En la sesión de apertura, María Elena Molina –secretaria gremial de Amsafe Rosario y militante del Partido Obrero– leyó una declaración común de más de sesenta organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos y culturales de Rosario, que denunciaba en su título que después de “512 años de lucha, estamos hartos de que nos sigan sacando la lengua”.


 


El documento critica a los gobiernos nacional, provincial y municipal por su sometimiento al gran capital, por el pago de la deuda externa y por su responsabilidad en la destrucción de la educación y la salud públicas.


 


La virtud del Congreso de laS LenguaS fue haber expuesto el carácter político (no simplemente “académico”) del Congreso oficial y oponerle un programa de reivindicaciones políticas populares: aumento del presupuesto en salud, educación y cultura; no pago de la deuda externa; respeto y desarrollo de las culturas indígenas y de su derecho a la propiedad de la tierra; apoyo a las reivindicaciones de los trabajadores de la cultura; trabajo y mejores salarios para todos; defensa de todas las fábricas recuperadas; y desprocesamiento de todos los luchadores y libertad de los presos políticos.


 


Pero incluso desde el punto de vista académico, el Congreso “paralelo” fue más rico que el oficial. Porque, organizado como una movilización política popular, no sólo tuvo exposiciones y paneles de especialistas en la materia; también tuvo comisiones en las cuales debatieron, aportaron y aprendieron trabajadores, desocupados, estudiantes e intelectuales. Y, también, porque puso en evidencia algo que frecuentemente se pretende ocultar: que los pueblos de Argentina, de América Latina y de España no son “monolingüistas”.


 


Aunque fue “ninguneado” por la prensa, su impacto fue de tal magnitud que obligó a un “cambio de programa” del propio Congreso oficial. La inclusión de un panel sobre el “bilingüismo” (con especialistas del español y otras lenguas, como la guaraní), que no figuraba en su programa original, fue la directa consecuencia de las denuncias de exclusión del Congreso de la inmensa mayoría de las lenguas que hablan los pueblos de América y de España. No casualmente, este panel fue uno de los más vivaces del propio Congreso oficial.


 


El día de apertura del Congreso “oficial”, una manifestación de 4.000 personas del Congreso “paralelo” recorrió el centro de una Rosario completamente militarizada.