Políticas

27/4/2006|943

Saadi, Barrionuevo, Bergoglio

La nueva tropa de Kirchner


La “transversalidad” y la superación de “la vieja política” —dos muletillas caras a los primeros tiempos del gobierno de Kirchner y coartada de tanto tránsfuga progresista hacia el “espacio K”— certifican repetidamente su acta de defunción. El “hijo de las Madres” amplía su arco de alianzas con vistas a su propia reelección sin hacerle ascos a nadie. En quince días, el kirchnerismo ha engalanado sus filas con dos nuevos impresentables: Ramón Saadi —el gobernador que perdió el cargo tras el asesinato de María Soledad Morales— y el gastronómico Luis Barrionuevo, el mismo que alguna vez se declarara “recontraalcahuete de Menem”.


 


 


El acuerdo “prevé que Saadi, en el Senado, cree el bloque ‘K-tamarca’ en apoyo al kirchnerismo y que sus diputados provinciales se sumen al bloque kirchnerista”. La integración del PJ catamarqueño de Barrionuevo con el Frente para la Victoria culminará con “la unión de los dos bloques en la Legislatura provincial. Serán mayoría” (La Nación, 24/3).


 


 


El acuerdo K-Barrionuevo pasa porque “el gastronómico no obstaculice el unicato” de Moyano en la CGT, “con tal de que el Ejecutivo haga lo mismo con él en sus ambiciones de gobernar Catamarca”.


 


 


Tanto Saadi como Barrionuevo aspiran a la gobernación de Catamarca en 2007, del mismo modo que los ultrakirchneristas del Frente para la Victoria. Todos esperan la bendición K para lograrlo. Así que la armonía en el PJ catamarqueño tiene fecha anticipada de finalización.


 


 


Sentado sobre un berenjenal de pases que se repite en cada provincia, Kirchner sabe que si no desdobla las elecciones presidenciales de las legislativas y provinciales, las diferencias dentro del variopinto kirchnerismo se van a saldar de modo tal que la quema de urnas en Catamarca protagonizada por Barrionuevo podrá considerarse una amable travesura.


 


 


Kirchner también decidió rezar a dúo con el obispo Bergoglio y acudir al Tedéum anunciado por el Episcopado para el 25 de mayo (lo pidiera o no el Ejecutivo). Si bien los contactos con la Iglesia —a través del canciller Taiana; el secretario de Culto, Olivieri; y el ministro del Interior, Aníbal Fernández— nunca se interrumpieron y las tensiones nunca afectaron ni uno solo de los intereses eclesiásticos, Kirchner ha decidido poner fin también a los cortocircuitos con la Iglesia en el intento de que nada eche sombra sobre su reelección. El aparato del PJ bonaerense (a instancias del ex duhaldista Hugo Curto), otro bastión de la “nueva política kirchnerista”, ya ha dado el presente para el acto del 25 de mayo, la “Plaza del Sí”, que lo esperará a la salida del Tedéum.