Políticas

31/7/2008|1048

Salario mínimo: Bicentenario del hambre

La docencia y el neumático marcan el camino: reabrir las paritarias

Si las retenciones a la exportación agraria motivaron una movilización de 200 mil personas el día antes del que deliberaba el Senado, ¿cuántos trabajadores tendríamos que habernos movilizados el día que se discutía en el país el salario mínimo vital y móvil?

Millones y millones, porque la línea media de flotación de los convenios colectivos oscila en los 1.800/2000 pesos (Clarín, 28/7), casi la mitad de la canasta familiar.

En cambio, hemos tenido una armoniosa discusión de caballeros. El resultado de tanta armonía es un mínimo de 1.200 pesos, un 22% de aumento que resigna toda pretensión de alcanzar los precios siquiera de los alimentos. Los invitados del bicentenario de Cristina han logrado un primer acuerdo: la Argentina del hambre.

¡Los cuatro representantes de la famosa Mesa de Enlace agropecuaria suscribieron, como no podía ser de otro modo, la condena al hambre que implican estos montos! Ellos pagan aún menos.

“Se trata más de una cobertura legal que de una mejora efectiva en las remuneraciones públicas y privadas. La medida tendría un impacto directo para no más de 250.000 trabajadores del sector formal y regularizado sobre un total de casi 12 millones de trabajadores activos” (Diario Gremial, 29/7).

Este pacto antiobrero es una cobertura política a Moyano y a Yasky para no reabrir las paritarias. La docencia de Salta, Río Negro y Entre Ríos va a la huelga, hubo un paro masivo en Capital y en numerosos distritos bonaerenses. El neumático ha ido a la huelga por el 35% de aumento, sin moverle un pelo a la inmutable CTA.

La docencia y el neumático marcan el camino: asambleas de base, pliegos obreros de canasta familiar, actualización salarial con costo de vida, incorporación del negro y los premios al básico, paritarias por salario y condiciones de trabajo votadas en asamblea, contra la flexibilidad laboral.