Para viabilizar su intento reeleccionista, el gobernador Gustavo Sáenz ha decidido adelantar las elecciones en la provincia de Salta. Quiere despegar la elección para ocultar su responsabilidad en la aplicación del ajuste que se aplica como consecuencia del pacto con el FMI, que el apoyó fervientemente. La economía se descompone, el plan del FMI está provocando una enorme desorganización económica con una inflación galopante, con la consecuente caída del salario y las jubilaciones. Ésta desorganización económica alcanza ahora a la falta de gas oil y la amenaza de que va a faltar el gas en el invierno.

Como el cinismo es un insumo fundamental de la política del gobierno, se ha convocado una ronda de “diálogo” cuyo único tema es si deben o no eliminarse las Paso, acompañada por la presentación en simultáneo de un proyecto del oficialismo para derogarlas. Es decir que han decidido derogar las Paso y adelantar la elección manipulándola en su beneficio, pero quieren disimular un acto autoritario con un barniz de diálogo. Sáenz está convencido que, con el manejo del Estado, puede condicionar a un conjunto de colectoras de ambos lados de la grieta (desde el Frente de Todos hasta el PRO) detrás de su candidatura.

La derogación de las Paso no tiene nada que ver con poner fin a un método que siempre hemos rechazado, porque establece la injerencia del Estado en la vida interna de los partidos y coloca pisos proscriptivos para dejar fuera de la elección general a una parte de ellos, sino sólo para manipular mejor el proceso electoral.

Una eventual reelección de un gobierno que acaba de concretar una reforma constitucional, cuyo objetivo proclamado era “limitar los mandatos”, seguirá siendo para el continuismo del régimen que gobernó Salta los últimos 27 años, con Romero y Urtubey, que ha multiplicado la pobreza y concentrado la riqueza.

El frente saencista aplica el ajuste que hace caer los salarios de los estatales, que precariza su trabajo y recorta el presupuesto hasta en la asistencia a los comedores populares, como lo puso de manifiesto la renuncia de su anterior secretaria de Desarrollo Social. Por otro lado, opera como un gestor de la defensa de los intereses capitalistas para los que reclama que crezcan los subsidios sobre energía y transporte.

Es un lobista de las mineras para las que defiende, como un derecho, que giren todos los dólares sin restricción alguna al exterior, justo cuando el país está al borde de la quiebra. Al tiempo que les habilita las prácticas más contaminantes con el uso de cianuro. Todo por un miserable 3% de regalías de un volumen de producción que se calcula sobre declaraciones juradas de las propias empresas.

No busca fondos, ni mayor recaudación para resolver el déficit de vivienda ni las demandas sociales en la provincia de los mayores indicadores de pobreza, donde continúan las muertes por hambre en las comunidades del norte. Lo hace para cumplir con una deuda en dólares completamente fraudulenta, como la del fondo de reparación histórica de Urtubey, que ha reconocido en su totalidad con la complicidad de todo el arco político a excepción del Partido Obrero.

El régimen político huele a podrido. Su Justicia, absolutamente colonizada por el poder político y el económico, acaba de dictar un fallo para dejar impune el brutal crimen policial que se llevó la vida de Cristian Gallardo y pretende la prescripción de los juicios contra los curas violadores. Una policía que al “tradicional” vínculo con el narcotráfico le agrega ahora el escándalo de la financiera trucha que funcionaba regenteada por buena parte de la plana mayor, para estafar a miles de salteños.

Contra esta descomposición, la batalla que estamos dando, como siempre desde el Partido Obrero, es poner de pie a los trabajadores para superar a los burócratas sindicales y a los dirigentes cooptados del movimiento de desocupados, que sostienen a este régimen putrefacto y su ajuste.

El gran desarrollo de la Unidad Piquetera en la provincia, que será protagonista de la Marcha Federal que arrancó este martes 10 y llegará a la Casa Rosada el jueves 12, con un gran delegación salteña, es una expresión de esta lucha.

Nuestra histórica pelea por desarrollar una alternativa política de los trabajadores frente al régimen oligárquico de los Romero, Urtubey y Sáenz, está más vigente que nunca.