El homenaje a la “democracia” del intendente de Río Gallegos (Santa Cruz) Pablo Grasso fue una farsa. Grasso formó parte de las patotas oficiales organizadas desde la Casa de Gobierno, las que emboscaron a los caceroleros en la noche del 26 de abril de 2002, en la esquina de Belgrano y Errázuriz, ocasionando heridas y golpes de diversa magnitud a hombres mujeres, niños y adolescentes.

Han pasado más de 20 años y ahora el intendente viene a homenajear como héroes de la democracia a dirigentes como Angela Gerónima Sureda, a quien presentan en el parte de prensa como intendenta por la UCR entre 1981 y 1983 (designada obviamente por la dictadura, que dejó el poder el 10 de diciembre de 1983). Es interesante saber, y lo expone en su libro “Los días de Cepernic” el profesor Miguel Auzoberría, que no fue la primera vez que la Srta. Sureda formara parte de gobiernos militares. Ya en 1955 la revolución “libertadora” (fusiladora) que derrocó a Perón, designó a la joven Sureda como secretaria de Prensa de la Gobernación, ejercida entonces por el capitán de Fragata Galarce.

Otro homenajeado en nombre de la democracia, Héctor Roquel, fue intendente de la dictadura en Comandante Piedrabuena. Faltó que homenajearan también al Dr. Prades y al Dr. Muratore (en este caso del FVS) que también fueron intendentes de la dictadura y teníamos el cuadro completo.

De todos modos, la propia gobernadora Alicia Kirchner  también ocupó cargos políticos en el Ministerio de Asuntos Sociales en plena dictadura, lo que nos habla de una continuidad entre dictadura y democracia.

No son casuales las consignas electorales que ha lanzado el intendente en sus pintadas: “Orden y trabajo”, que se corresponden perfectamente a la prédica autoritaria de la vieja oligarquía argentina. A Pablo Grasso le faltaría decir “para cumplir con los dictados del FMI”, pero claro, es un poco largo para las paredes.

Cuando días atrás funcionarios del municipio local nos solicitaron fotos y datos de familiares de Carlos Lahera, destacado dirigente del Partido Obrero fallecido en el año 2000, porque querían hacer un cuadro con su foto, resolvimos que el Partido Obrero no se sumaría a este “homenaje”, ya que los 40 años de democracia han llevado a una mayor desigualdad, a los pavorosos índices de pobreza actuales y han consagrado la dominación económica y política de la misma clase social capitalista que controla el Estado argentino hace 150 años bajo formatos dictatoriales, otros más o menos autoritarios o “democráticos”.

No lo imaginamos entonces, pero “está en su esencia” como dice la fábula, y terminamos con un homenaje a la “democracia” donde se exalta la figura de líderes políticos que fueron parte de la dictadura “cívico-militar eclesiástica”.

El “homenaje” resulta bochornoso y una afrenta a los 30.000 y entre ellos a los 13 santacruceños desaparecidos, que el gobierno provincial destaca (en los últimos años) cada 24 de marzo y que fueron asesinados bajo aquel régimen de terrorismo de Estado.

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