Políticas

25/8/2016|1425

Santa Fe: otra estocada al Frente Progresista


La formación de la mesa provincial de Cambiemos derivó en una crisis política en el gobierno del socialista Miguel Lifschitz y todavía continúan sus ecos. Se ha producido un salto en la crisis y el proceso de ruptura del Frente Progresista que gobierna Santa Fe. 


 


El lanzamiento de esta Mesa, se llevó a cabo en una sede radical de Buenos Aires y contó con la bendición de Macri, representado por el jefe de gabinete Marcos Peña y el ministro del interior Rogelio Frigerio. Dos de los tres sectores importantes del radicalismo de Santa Fe estuvieron presentes, con Barletta y Corral a la cabeza, este último intendente de Santa Fe Capital. Junto al PRO y radicales también estuvieron la Ucede y Fe, el partido del “Momo” Venegas.


 


Con el lanzamiento de esta mesa, el PRO selló la participación de la UCR en Cambiemos para las elecciones nacionales de Santa Fe el año próximo. Pero no quedó aquí: fue la oportunidad para exigir a los radicales una definición más a fondo. Esto es, que la UCR abandone definitivamente el gobierno provincial y se pliegue al PRO también en las elecciones municipales de la provincia el año próximo. Junto a esto, que los diputados radicales de la legislatura de Santa Fe, rompan el bloque legislativo del Frente Progresista y se sumen al bloque de Cambiemos. Esto significaría en los hechos la pérdida de la mayoría parlamentaria con que cuenta el PS y aliados. Los radicales por ahora se ahorran estas definiciones terminales y no precipitan la salida definitiva.


 


El enfrentamiento interno en el radicalismo tiene un altísimo voltaje. El vicegobernador, que por ser tal pertenece al sector radical que pretende quedarse en el Frente Progresista, increpó al resto a que se fracture el radicalismo y los que quieran se vayan con Cambiemos.


 


 


Los cuervos maduraron


 


Frente a tamaña situación, el gobernador Lifschitz ha optado por minimizar mediáticamente la crisis política y la desintegración del Frente Progresista. El argumento es que hay una instancia política a “nivel nacional” y otra a “nivel provincial”, y que las tensiones con el radicalismo han existido siempre por participar en distintos frentes en ambas instancias.


 


El socialismo, por lo tanto, no tiene respuesta ante la crisis, siendo que el PRO -junto a los radicales- no sólo estará en una lista distinta a la del PS, sino que irá a arrebatarle la provincia, en el marco de la debacle del Frente Progresista. Por ello Macri declaró a Lifschitz como “quien menos colabora”.


 


El derrumbe del Frente Progresista tiene como marco de fondo una crisis del conjunto del régimen político de Santa Fe y sus partidos de Estado. La única salida a la que atina el PS consiste en intentar aprobar una reforma de la constitución que tiene entre sus principales objetivos la posibilidad de la reelección. Una delación de la desintegración del PS como partido político y la necesidad de sobrevivir a fuerza de figuras.


 


A pesar de la crisis y las disputas entre el macrismo y el Frente Progresista, ambos tienen en sus manos el libreto del ajuste sobre los trabajadores. Por ello, al mismo tiempo que Macri ataca a Lifschitz, el gobernador es uno de los que junto a los gobernadores kirchneristas salieron a bancar el tarifazo macrista. El reclamo por la reapertura de las paritarias crece en la provincia, frente a los aumentos miserables que el gobierno provincial cerró para docentes, municipales y estatales.


 


La crisis que envuelve al conjunto del gobierno de Santa Fe y sus partidos, deja planteada al rojo vivo en esta etapa, la necesidad de que emerja una alternativa politica de los trabajadores y la izquierda. La misma deberá partir de una delimitación tajante de las experiencias fracasadas del Frente Progresista y del kirchnerismo. Es decir, levantar la indepencia política de los trabajadores como estrategia.