En la última sesión en la Legislatura porteña se aprobó derogar el impuesto del 1,2% por todo consumo que se realizase con una tarjeta de crédito emitida en la Ciudad de Buenos Aires. Se trató de una victoria política contra un impuesto regresivo que había impuesto el larretismo en ocasión de la reducción de la coparticipación que Alberto había decretado luego del motín policial en la provincia de Buenos Aires.

Si bien Larreta trata de presentarlo como el cumplimiento de una promesa de campaña, lo cierto es que debió presentar un proyecto para derogarlo debido a la impopularidad que el impuesto significa y como una vía para remontar en las encuestas electorales ante la pareja puja que existe en Juntos por el Cambio.

La realidad es que nada cambió luego del fallo de la Corte y de que el gobierno nacional decidiera pagar el resultado a través de la transferencia de bonos. Meses antes, desde la oposición se impulsó una sesión especial a la cual el larretismo no dio quórum. Luego del fallo, pretendieron realizar una maniobra política al presentar un proyecto que derogaba el impuesto pero con la condición de que el gobierno le pagase lo que estipulaba el fallo.

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuenta con un superávit fiscal de más de $166.000 millones para el ejercicio 2022. Es decir, el impuesto no solo era regresivo, sino que no ponía en riesgo las partidas presupuestarias existentes. Larreta hacía (y hace) caja con tasas e impuestos para la población, que luego sirven para financiar su campaña electoral o para beneficiar mediante subsidios o exenciones impositivas a sectores capitalistas.

En su intervención, Gabriel Solano denunció cuál es la base de este superávit: “Son los chicos que están con calor en las aulas y no llega agua fría para que puedan tomar, son los alacranes que caminan por los colegios que no fumigan o son las paritarias de un 60% que firma el gobierno de la Ciudad con dirigentes sindicales peronistas. Por todo, ello reclamamos que la derogación se retroactiva y se le devuelva al trabajador aquello que se le quitó injustamente.”

En este cuadro es más que justo el reclamo de que se restituya a todos los consumidores lo que se recaudó en estos años por el impuesto a las tarjetas.

La discusión sobre el régimen impositivo no termina en la General Paz. Kicillof mantiene vigente un impuesto similar en la provincia de Buenos Aires, y la bancada del Frente de Izquierda presentó un proyecto también para derogarlo. La estructura impositiva nacional se monta sobre impuestos regresivos tales como el IVA o ganancias a la 4ta categoría, mientras que las provincias recaudan a través de Ingresos Brutos que también termina recayendo en el bolsillo del trabajador. Una reforma impositiva progresiva solo puede ser llevada adelante en el marco de una reorganización social y económica en defensa de los intereses de los trabajadores.

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