Políticas
21/2/2025
Se dispararon las importaciones en enero, peligran las reservas y los puestos de trabajo
Crece el déficit comercial con Brasil y China.
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Acindar anunció suspensiones masivas.
Los datos de enero prefiguran un crecimiento de las importaciones durante el 2025, que sumará presión a las reservas y agravará la crisis industrial, poniendo en riesgo los puestos de trabajo. Es una de las consecuencias de mantener el tipo de cambio pisado al servicio de la bicicleta financiera.
En el informe de Intercambio comercial argentino elaborado por el Indec, correspondiente a enero de este año, indica que las importaciones aumentaron 24,6% interanual y, el saldo comercial del mes, fue el más bajo desde que asumió Javier Milei. Finalmente, la decisión del gobierno de planchar el dólar para sostener el carry trade alienta la compra de insumos y productos terminados en el exterior.
Inclusive, el intercambio de Argentina con sus dos socios comerciales más importantes fue deficitario. El comercio con Brasil arrojó un saldo negativo de U$S 481 millones, empujado por la compra de bienes de capital y de vehículos al país carioca (esas importaciones crecieron 74,5% y 64,9%, en términos interanuales, respectivamente). Con China, el déficit comercial bilateral fue de U$S 1.250 millones, donde se destaca el incremento de importaciones de bienes de consumo (+87% interanual), lo cual da cuenta de un aluvión de mercancías provenientes del país asiático, a precios con los cuales la industria local no puede competir.
Como dijimos al principio, el crecimiento importador previsto para este año atenta contra los objetivos del gobierno de acumular reservas, acentuando la precariedad de su esquema económico. Según las estimaciones de la consultora Invecq, las importaciones en 2025 serán superiores a las de 2024 en aproximadamente U$S 15 mil millones.
El panorama descripto promete seguir deteriorando la matriz industrial del país y son los trabajadores quienes pagan las consecuencias de esta crisis. Por mencionar algunos casos, Acindar ya anunció la suspensión de 970 operarios; Topper, el fabricante de ropa deportiva y zapatillas, despidió recientemente a 23 empleados (más 120 el año pasado); la automotriz Nissan redujo su producción a un solo turno, suspendiendo trabajadores; Mercedes Benz cerrará su planta de González Catán; la fábrica de neumáticos Bridgestone quiere ampliar el Procedimiento Preventivo de Crisis para despedir a 290 obreros, entre otros.
En la mayoría de los casos estamos hablando de multinacionales o grandes empresas, que hicieron fortunas durante años pero aprovechan la recesión para reducir personal e intensificar los ritmos de trabajo, o contratar nuevos trabajadores con menos derechos. Muchas patronales, incluso, se valen del abaratamiento de las importaciones para reconvertirse, sin que eso represente un daño en sus balances contables.
La defensa de los puestos de trabajo aparece como una tarea clave para el movimiento obrero en esta etapa, que deberá superar la malla de contención de las burocracias sindicales para irrumpir en el escenario político con un plan de lucha hasta derrotar la ofensiva de Milei y los capitalistas. Desde el Partido Obrero seguiremos colaborando en esa dirección.
Frente a la falsa disyuntiva entre atraso cambiario o devaluación -ambas salidas perjudiciales para los trabajadores-, planteamos una reorganización integral del país en favor de los intereses mayoritarios, lo cual incluye la nacionalización bajo control obrero del comercio exterior, para, entre otras cosas, planificar las importaciones a los fines de promover el desarrollo autónomo de Argentina y no su desindustrialización.
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