¿Se forma un frente patronal anti-menemista?
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La reelección de Menem se ha convertido en el objetivo más preciado de la camarilla de gobierno, ensoberbecida por los elogios que recibe de los clanes privatizadores. El planteo reeleccionista juega con la falta de sucesores de “confianza" dentro del peronismo, y con el temor de que un sucesor exterior al peronismo provoque la fractura de éste. Con la Corte Suprema en sus manos, la mayoría de las gobernaciones, el parlamento y Eduardo Menem en la línea sucesoria, el menemismo quiere ir a fondo en la perpetuación de la camarilla.
Pero la perspectiva de un copamiento menemista del Estado es un esquema endeble, que ha sido objetado desde La Nación hasta el propio embajador norteamericano, Todman, quienes no parecen interesados en el inmovilismo político que significaría jugarse a un solo hombre y a un congelamiento de la renovación política regular. Ya desde la época del imperialismo inglés se prefería la “democracia pura” al esquema de un régimen concebido como propiedad privada de una camarilla de la oligarquía argentina.
Escisiones
La posibilidad de una continuidad de Menem depende básicamente de las contradicciones que se perfilan en el campo patronal, donde una importante escisión saltó a la luz pública con el nombramiento de Machinea al frente del Instituto de Economía de la UIA. Según algunas versiones Machinea fue nombrado por decisión de una “troika” compuesta por Techint, Aluar y Massuh, del llamado “club de exportadores”, quienes propugnarían la devaluación de la moneda o fuertes incentivos a la exportación, una posición asumida por Machinea hace poco menos de un mes en un debate público con el secretario de programación, Juan Llach.
Otro frente de choques se da en la cuestión automotriz, porque Macri y las firmas yanquis son partidarias de una fuerte protección, con altos aranceles o sea “aplicar el esquema de reserva de mercado no sólo en los países de origen sino en aquellos sitios donde tienen filiales” (Clarín, 4/ 10). El arancel alto lo necesitan tanto Sevel y Renault como Autolatina para impedirla entrada de los autos japoneses. Pero sucede que el gobierno necesita que Japón ponga varios cientos de millones de dólares para el fondo de garantías que permita a Argentina entrar al Plan Brady (refinanciamiento de deuda externa), y los japoneses han sido muy claros en decir que no pondrán ni un dólar si se les cierra el mercado argentino a sus autos. El resultado de estas presiones es que el gobierno acaba de aprobar un nuevo régimen automotriz a medio camino entre lo que demandan los japoneses y las terminales radicadas, ya que reduce el arancel de importación a un 22% (más IVA) pero amenaza con autorizar la libre importación de autos de los modelos de las empresas que no se “reconviertan”. Este nuevo régimen seguramente desatará la embestida de los “capitanes” automotrices. Es que Macri, presidente de la cámara patronal, había pedido “tres años de protección" porque si “en 1992 la importación de automóviles supera las 25.000 unidades, el 10% de la producción proyectada, la industria local deja de existir” (Diario de Río Negro, 19/11).
También el destino de las privatizaciones es un frente de división por cuanto Menem le habría reservado a empresas norteamericanas y al Citibank el suculento negocio de Segba y Gas, en tanto los europeos (españoles, franceses e italianos) han formado distintos consorcios para disputar la licitación.
Frente patronal antimenemista
Sobre estas grietas varias fuerzas están trabajando para conformar un frente antimenemista, inclusive sectores pro-menemistas como Angeloz y De la Rúa. De la Rúa necesitará los votos del centroizquierda en el colegio electoral de la capital si quiere ser senador en 1992.
Alfonsín, que apoyó (no olvidarlo) integralmente al plan Cavallo y hasta la postergación del medio aguinaldo que estaba prevista en junio pasado, apuesta incluso a que los demócratas derroten a Bush en las elecciones presidenciales de 1992, y hagan caer el principal apoyo de Menem. La disputa por la eventual sucesión de Menem puede romper a la UCR—de hecho ese Movimiento por la Democracia Social del fracasado Alfonsín constituye ese principio de división. Dentro de este panorama hay que destacar el apoyo que estaba dando a Cavallo la fracción del “Izquierdista” “Freddy" Storani. Los que más están jugados a conformar un frente anti-menemista son el llamado centroizquierda, ahora con el concurso del Partido Comunista. Un paso clave en ese sentido se ha dado dentro del Pl, que a través de su nuevo presidente, René Irurzun, declaró que Impulsará “una amplia alianza contra el modelo neoliberal que encarna el presidente Menem”, como si De la Rúa, Angeloz, Alfonsín y los propios centroizquierdistas no fueran igualmente privatizadores. Según Página 12 (17/ 12), en la “óptica (de Irurzun) se Incluye a todas las fuerzas de centroizquierda e incluso, en determinadas condiciones, al propio ex-presidente Raúl Alfonsín”. Irurzún también dijo que “mantendrá una estrecha relación con el Encuentro Popular, que encabeza Luis Brunatti, el P.C. y el socialismo auténtico”. Por de pronto dos firmes aliados del PC, Monserrat y Néstor Vicente, participan del Encuentro de Unione e Benevolenza, junto a Atilio Borón, Eduardo Sigal y el ML 29 de Mayo (Clarín, 16/12).
Esta cuestión estuvo, sin dudas, en el centro del debate de la conferencia nacional del PC, donde ya se ha alineado definitivamente un sector partidario de “un bloque de unidad popular contra el neo-liberalismo”. El sector mayoritario, Echegaray, intenta navegar entre este bloque y el de la “unidad de los revolucionarios", calificativo que los echegaraystas lo reservan para Brunatti y el PSA.
El frente anti-menemista, como tantos otros desde 1810, es heterogéneo y negativo. Une a los críticos de derecha y de izquierda de Menem. Une a Todman —crítico de la “corrupción” que no le conviene y de la autosucesión de Menem — o al clerical Angeloz, con los grupos de la gran industria que se sienten amenazados, y a la izquierda democratizante. Estas características se perciben en la campaña de moralidad pública que realiza Página 12 con informaciones que le mandan Todman y la CIA.
Por un frente de trabajadores
La conformación en los hechos de un frente patronal y proimperialista antimenemista, sería un síntoma de descomposición del régimen político actual, y por sobre todo un semillero de trampas y traiciones contra el movimiento obrero.
Por eso denunciamos esta nueva trampa y llamamos a los luchadores obreros y a los partidos de izquierda a unir políticamente a los explotados en un frente de trabajadores.