Políticas

16/11/2020

DEUDA

Senadores oficialistas piden la escupidera al FMI

Una rendición incondicional, encubierta de proclama nacional y popular.

Con una carta de unos 33 puntos dirigida a la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, los senadores y senadoras del bloque del Frente de Todos acaban de montar una puesta en escena para encubrir su defección frente al organismo internacional: tras una serie de imputaciones al macrismo, objeciones formales e incongruencias con sus propias acciones y trayectoria se esconde el aval a un pacto ruinoso para los trabajadores.

Es que lo escrito en papel no pasa de una impostura, tomado de quienes viene. La primera mitad del documento se dedica exclusivamente a responsabilizar al macrismo y al FMI por la deuda contraída, generando la ficción de que el actual gobierno sería víctima de “mala praxis administrativa”.

Se trata de una burla a la comprensión más elemental de la población. Sin pasar por alto que se trata de una fuerza política que se negó a dar la lucha en las calles contra este nuevo endeudamiento, con el pretexto del “Hay 2019”, este gobierno abrió las puertas de par en par para los acreedores privados y al FMI, desde el primer momento de su asunción, con la aprobación de la apertura de las “negociaciones” sobre la deuda externa y todo el derrotero posterior con el organismo. Recordemos que solo los diputados del Frente de Izquierda rechazaron este pacto fundacional del ajuste por venir.

A eso le siguieron las tan mentadas recomendaciones del FMI y sus famosas delegaciones y misiones. El FMI fue el auditor estelar del acuerdo del gobierno con los bonistas privados, que condujo al fracaso de un acuerdo sin quita de capital. Ahora toca la partida de la deuda contraída con el Fondo, y los senadores oficialistas parecen padecer de un tipo especial de amnesia colectiva.

El ajuste está en marcha

Otra cosa fundamental es que el documento asiente que serán los trabajadores quienes tengan que pagar las consecuencias de este endeudamiento. Ni por asomo se les ocurre la idea de una investigación integral de la deuda y su no pago. Es un adelanto de lo que se viene cuando fracasen las plegarias al Fondo.

De todo lo dicho y lo no dicho pareciera que el gobierno de Alberto Fernández no tiene vela en este entierro, y solo asiste a los acontecimientos como un espectador pasivo de los sucesos: otra gran mentira que esconde el documento.

En el curso de la pandemia, y de las negociaciones con el Fondo, se ha avanzado significativamente en las pretensiones del capital financiero. Acuerdos salariales a la baja, con paritarias de hambre en el sector público; millones de puestos de trabajo perdidos; supresión de la movilidad y ajuste jubilatorio; eliminación del IFE y la ayuda social; disminución del presupuesto de salud y educación; represión contra la crisis habitacional y la demanda de vivienda; crecimiento de la pobreza e indigencia; etc.

¿Y el Fondo bueno?

Una de las hipótesis del gobierno era que estábamos ante un FMI distinto, receptivo y alejado de las recetas económicas tradicionales de ajuste. Sin embargo, el documento se ajusta un poco más a la realidad. Mas cuando afirma que “es larga y fracasada la historia de los acuerdos de la Argentina con el FMI”. Que venga de quienes pretenden un nuevo acuerdo con el Fondo, no es un hecho menor.

Pero a renglón seguido se le carga toda la cuenta de los fracasos al Fondo. Y no es que esto no sea cierto, sino que se trata de una verdad a medias: los sucesivos gobiernos han sido cómplices y partícipes de este desfalco al pueblo trabajador. Todos han contribuido en su justa medida.

Por ejemplo, se elogia el periodo del 2003 al 2015, el cual se supone exento de manipulaciones del FMI y de “prosperidad económica”. Omiten decir que esa prosperidad, impulsada por el alza de los precios internacionales de las exportaciones –burbuja financiera mediante-, se fugó del país con la política de “desendeudamiento” del kirchnerismo. Dejando a su paso el crecimiento de la precarización laboral y los negociados de la obra pública.

Cuando se cita a un Néstor Kirchner “verborrágico” contra el FMI, sin recordar que les pagó 10 mil millones de dólares cash,  solo se puede hundir más y más a este gobierno, que con Alberto Fernández y con el hombre de Cristina Kirchner, Martín Guzmán, solo ha tenido elogios para este “nuevo” viejo Fondo Monetario.

El texto en cuestión raya lo esquizofrénico, cuando pasa de afirmar que “acordar con el Fondo en busca de soluciones económicas de largo plazo es completamente inútil y contraproducente”, a exigir un trato más humanitario al “estilo europeo”.

El derrotero de la carta puede identificarse claramente llegando a su final, donde se pasa de la tónica beligerante a una mera solicitud de bajo alcance. Si alguien se hubiera entusiasmado con los párrafos precedentes, se encontrará con tamaña decepción cuando descubra que el conjunto de las imputaciones no son para desconocer lo obrado por el macrismo y el FMI, apoyándose en el pueblo trabajador para rechazar un nuevo ajuste, sino para pedir clemencia: reducción de intereses, prorroga hasta el 2025 y amortización de la deuda en varias décadas.

Estamos ante un intento de estafa colectiva, porque quienes están sellando el pacto de ajuste con el FMI pretenden dar cátedra de un dudoso antiimperialismo. En verdad, hacen como el tero, que en un lado grita y en otro pone el huevo.

Todas las fuerzas del régimen están inscriptas en el pacto del FMI. Solo el Frente de Izquierda, y el Partido Obrero, ofrecen un canal independiente para terminar con el régimen de hambre y saqueo de los que gobernaron en las últimas décadas.