“La Alianza no se propone desmantelar el régimen de jubilación privada, pero sí asegurar el adecuado funcionamiento de las AFJP, con una Superintendencia fuerte, que asegure la transparencia y proteja los derechos de los futuros jubilados”, dice la Plataforma de la Alianza (pág. 30).

Con las AFJP, no existe la jubilación. Lo que hay es un sistema de ahorro o confiscación forzosa de los trabajadores. El trabajador está obligado a ceder una parte de su sueldo a las AFJP que, de entrada, se quedan con una comisión del 30%. Las AFJP luego invierten ese dinero, sin asumir ninguna responsabilidad por lo que pase con esas inversiones. Entonces, después de perder el 30% del dinero, el trabajador carga con el riesgo de perder el resto si se produce una crisis financiera, una devaluación o un derrumbe en la Bolsa.

El trabajador carga también con la responsabilidad de la patronal. Porque si su patrón no depositó el dinero que le descuenta, cuando llegue el momento de la jubilación, tendrá derecho a un haber más bajo. También obtendrá un haber inferior si está desocupado, porque no tiene aportes.

Cuando llega el momento de la jubilación, se produce una nueva confiscación porque con el dinero que haya en su cuenta, el trabajador debe contratar una compañía de seguros que se encargará de pagarle todos los meses. Ahí, nuevamente, tiene que ceder una parte del dinero acumulado a la compañía de seguros por ‘administrarle’ la jubilación. Claro que el trabajador corre con el riesgo de no ver ni un solo peso en caso de que quiebre la compañía de seguros.

Esto es lo que la Alianza dice que no va a desmantelar.